7. "El prisionero"

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Pasaron unos días desde la llegada de Lucille al Santuario, prácticamente ya se había instalado pero a pesar de eso seguía con el deseo de ver a su grupo. Aún no le ha dicho nada a Negan pero planea hacerlo eventualmente.

Era la hora de almorzar y todos los Salvadores estaban en el comedor incluyendo a Negan, el cual estaba sentado con su mano derecha Simon y un par más. Lucille se acercó al grupito y se sentó junto a su esposo.

—Hola —le saludó uno de los hombres con una sonrisa mostrando simpatía pero al recibir la amenazadora mirada de Negan se quedó callado. Lucille no había notado aquello.

—¿Tienes hambre? —le preguntó el líder.

Ella negó con la cabeza mientras hacia una vista amplia del comedor. Frunció el ceño al notar que los que estaban en ésta mesa recibían mejor comida que los demás, era algo injusto.

—¿No crees que todos deberían tener la misma cantidad y la misma comida? —preguntó.

—No alcanza para todos cariño —respondió. Ella lo fulminó con la mirada.

—Veo que no —masculló con sarcasmo.

Terminó de comer en silencio para luego irse a su habitación sin decir una palabra más.

Iba tan sumergida en sus pensamientos que terminó entrando a la habitación de Negan. Sabía que era de él porque recuerda que se la había mostrado alguna vez.

Comenzó a revisarla, lo hacía por simple curiosidad. Abrió su armario y frunció el ceño al ver toda la ropa por todos lados. Sin saber qué otra cosa hacer comenzó a ordenar.

Organizaba sus pantalones cuando de repente de uno de ellos cayó algo, se agachó para recogerlo y se dio cuenta que era una foto de ambos. El día de su boda.

Sonrió recordando ese día tan importante, le hacía sentir mejor el hecho de que Negan no se olvidó de ella pero... por alguna razón no podía evitar ser dura con él. Todo el daño que hizo a ella y a su grupo es algo difícil de pasar.

—¿Qué haces? —Al escuchar esa voz soltó la foto del susto.

—Sólo... ordenaba.

Sus miradas se encontraron, Lucille quiso sonreirle pero le salió una mueca.

Mientras seguía ordenando Negan caminó hasta donde estaba ella y notó que en el suelo estaba la foto, se agachó y al verla una sonrisa se formó en su cara.

—¿Sabes? Creo que deberías ser más ordenado.

Cuando dio la media vuelta lo vio sonriendo, recordando el día de su boda.

—Nunca lo fui Lucille. —Él se acercó a ella quedando dejando una poca distancia entre ellos y le entregó la foto—. Quiero que la conserves como yo lo hice.

—Está bien.

Lucille la guardó en el bolsillo de su chaqueta y ambos se quedaron mirando un rato largo. En los que simplemente pensaban en qué decir porque aún había tantas cosas de las que hablar.

O al menos por parte de ella. Porque Negan se quedó perdido y embobado ante su belleza, supo que jamás podría dejar de verla como la chica de la que se enamoró y luego contrajo matrimonio.

—Eres... hermosa —soltó con voz ronca.

Lucille al escuchar eso agachó su cabeza avergonzada pero luego lo volvió a mirar.

Negan relamió sus labios y comenzó a acercarse a la mujer con intensiones de besarla, realmente lo deseaba, probar sus labios otra vez.

—Gracias. —Inmediatamente ella lo esquivó y le dedicó una sonrisa y se marchó de ahí sin decir nada dejando al pobre Negan con las ganas.

[...]

El resto del día Lucille no volvió a ver a Negan, no tenía idea de dónde estaba y cuando le preguntaba a los demás dónde se encontraba estos la ignoraban o simplemente le decían que no tenían idea.

Aburrida de ir y venir se dispuso a hablar con Arat, digamos que ya se llevaban bien y además no tenía otra cosa que hacer.

En eso las puertas del Santuario se abren y ve a un Negan bastante contento. Lo primero que hizo fue dirgirse a ella.

—¿Dónde estabas? —preguntó con el ceño fruncido.

—Vaya, no sabía que debía pedir permiso para salir —bromeó él, pero a ella no le causó ninguna gracia.

—Por lo menos avisa, me aburrí —dijo mientras rodeaba los ojos.

—¿Estás diciendo que conmigo te diviertes? Que linda.

Lucille puso los ojos en blanco.

—En fin, no me contestaste ¿dónde estabas o que hacías?

—Fui por ahí, no quise llevarte creí que te aburririas más —respondió. Ella asintió, Negan se marchó de ahí y comenzó a recorrer los pasillos.

Y otra vez le mintió, había ido a Alexandria. Obviamente no quiso llevarla ya que sería un problema, Lucille no querría irse y él no puede permitir eso.

Además le causó curiosidad de porqué el líder de la comunidad, Rick, le preguntaba tanto por su esposa. Aunque era algo lógico, Negan sentía que había algo más ahí ¿y si tal vez ella salía con él?

No quería pensarlo siquiera.

Mientras tanto, Lucille se quedó conversando un rato más con Arat hasta que decidió ir por ahí. Saludaba a cada persona que se le cruzaba, la mayoría ya llevaba una especie de confianza con ella. Sabían que no era como Negan y eso les aliviaba, sobre todo cuando se dieron cuenta que ella era la esposa de su líder, tal vez eso lo haría cambiar.

Pasó por unos pasillos y divisó la cabellera rubia de Dwight junto con otro hombre más pero no sabía quien era ya que este estaba con la cabeza agachada. Al parecer, lo iban a meter en la pequeña habitación que estaba en frente.

—Hola Dwight ¿qué haces?

El rubio inmediatamente se puso nervioso ya que ella no debería estar viendo esto, así que comenzó a empujar al hombre pero ya era tarde, Lucille lo reconoció.

—¡¿Daryl?!

Lucille | 𝗡𝗲𝗴𝗮𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora