9. "No eres un rey"

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Negan observaba como esos hombres miraban a los alrededores en busca de él y quizá de Lucille también, quien lo sostenía del brazo, no quería que actuara por puro impulso.

—¡Oigan! ¡Veo algo ahí!

Definitivamente estaban jodidos.

En un abrir y cerrar de ojos Negan ya estaba de pie, con su pistola les disparó en la cabeza a los dos hombres que se acercaban, pero aun faltaban unos cuatro.

—¡Mierda! —gritó uno de ellos al ver a Negan.

—¡Parece que nos les quedó claro! Ya les dije una vez que se marcharán y dejaran de joderme. Pero parece que no les entra en ese pedazo de mierda que llaman cerebro.

—Tú no eres nadie para decirnos qué hacer.

Negan soltó una risa sarcástica y cuando menos se lo esperó, le pegó un batazo en el cráneo al hombre. Lucille, la cual aún seguía escondida, miraba la escena horrorizada, no era cosa de todos los días ver a tu esposo ser así de violento.

Intentó asomarse un poco pero fue un error, uno de ellos la vió y la sujetó del brazo. Sintió la punta de la pistola al costado de su cabeza y por un segundo temió por su vida pero supo que a Negan se le ocurriría algo.

—Si llegas hacer algo estúpido le disparo —dijo el hombre mientras apretaba cada vez más a Lucille.

Negan iba responder con un insulto, a punto de enloquecer cuando vió a lo lejos unos caminantes.

—¡Créeme que estás cometiendo un grave error, imbécil! —gritó lo más que pudo, tal vez si llamaba su atención podría ser un favor—. No debiste haberte metido conmigo.

Disimuladamente le hizo una seña a su esposa, ella lo comprendió y asintió.
Solían entenderse muy bien, mediante telepatia.

Le alegró un poco que aquella conexión siguiera funcionando.

A los segundos ya estaban atacando, Negan mató rápidamente a los dos hombres y Lucille le pisó el pie al tipo que la sostenía, que justo en ese momento logró apretar el gatillo.
No sabía hacia dónde se fue la bala pero logró matarlo al sujeto, gracias a una enorme piedra que estaba a su lado que impactó contra su cabeza.

—¡Mierda!

Al darse la vuelta vió que Negan se apretaba fuertemente el estómago que empezaba a sangrar.

Lucille, en cuanto reaccionó sintió que los nervios le invadieron, sabía que podía curarse pero ¿y si no llegaban a tiempo? ¿O si había más de esos tipos?

Sin dudarlo más corrió hasta él y salieron como pudieron de allí.

—Lucille, hay una cabaña cerca hacia el norte. Vamos ahí o sino no llegaremos. —Ella asintió con preocupación y comenzaron a caminar lo más rápido que podían.

Ya estaban dentro de la cabaña que le había indicado Negan y entraron a una habitación. Ella sabía como curar la herida así que comenzó a buscar un botiquín.

—Quítate la chaqueta y la camiseta —obedeció y las dejó a un lado.

—Diablos... era mi favorita —bromeó—. Habrá que lavarla.

Lucille sonrió solo por un segundo, no se había dado cuenta sino hasta que esa chaqueta era la misma que le regaló para uno de sus tantos aniversarios. Le sorprendía que aún la conservara.

—No estamos para bromas, Negan —le dijo mientras sacaba las cosas del botiquín, al girar, por alguna razón se le quedó mirando ¿hacia cuánto que no lo veía semidesnudo?

—Cariño, sé que te gusta la vista pero me estoy desangrado.

Ella no contestó, porque al fin y al cabo tenía razón.

—Si te duele mucho me avisas —dijo. Negan la miró y asintió, confiaba en ella así que se dejó curar.

Luego de un rato largo, Lucille vendó la herida. Por suerte no fue tan grave como creían, no dañó ningún órgano, tal vez porque la bala estaba fabricada o simplemente fue pura suerte.

—¿Te sientes mejor? ¿Te duele algo? —preguntó mientras acaricaba ambas mejillas del hombre.

—Estoy más que bien. Oye ¿Por qué diablos no te dedicaste a ser médica? Eres muy buena —dijo agarrando una de sus manos para acariciarla.

—Porque no era realmente mi pasión y además no tuve la oportunidad —contestó, sin apartarse.

—Si no fuese porque no tenías la oportunidad lo hubieras hecho de todas maneras, ¿no?

—No lo sé —suspiró para luego cambiar el tema drásticamente—. ¿Liberarás a Daryl?

—No. No lo haré pero prometo que le daremos mejor comida.

—No es un trato justo —dijo, poniéndose de pie y cruzándose de brazos—. Entiende que es importante para mí, no puedo permitir que le hagan daño.

—Bueno, es eso o nada. Te recuerdo que te hice un gran favor al llevarlo y curarlo.

—¿Hablas en serio? ¿Tanto te gusta que los demás estén a tus pies o qué? Porque así es lo que parece, lo haces hasta con quien dices que es tu gente, Negan. Tal vez ellos te vean como alguien superior pero te recuerdo que ni antes ni ahora fuiste alguien.

—Lucille...

—Creo que fue mucho pedir —murmuró con impaciencia, levatándose.
Dicho eso se fue dando un portazo, volviendo al Santuario.

Negan se quedó sorprendido ante las palabras de Lucille. Se sentía molesto, muy molesto, cuando ella dijo su última frase sintió como una flecha atravesaba su corazón ¿De verdad era nadie para ella? Del enojo tiró la silla que se encontraba a su lado.

Luego de desquitarse un rato decidió ir detrás de ella. Tal vez estaba enojado pero no quería que le pasara nada. Sobre todo si es de noche.
Caminó por todo el bosque pero no la encontró, llegó al Santuario y le preguntó a sus hombres si la vieron.

—Pasó por aquí hace un rato, tal vez esté en su cuarto jefe —le dijo uno, inmediatamente Negan corrió hasta allí.

Abrió la puerta de la habitación y todo estaba oscuro. Seguramente estaba durmiendo, volteó y efectivamente estaba dormida. Se acercó con cautela, se quitó los zapatos y con mucho cuidado la abrazo por detrás, evitando que se despertara. Cerró los ojos hasta que poco a poco se quedó dormido.

Mientras que ella, no estaba dormida, estaba despierta desde el momento en que él entró a la habitación pero prefiero quedarse callado y disfrutar del abrazo que estaba recibiendo.

Sin embargo, aún estaba muy molesta por lo de su amigo, no iba a permitir que se lo quitaran, lo iba a volver a ver cueste lo que cueste.

Lucille | 𝗡𝗲𝗴𝗮𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora