Capítulo XIX: La Confesión

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  • Dedicado a Alexander Ramirez
                                    

     El Xros Heart volvió a la habitación de hotel a pesar de que Euphemia había fallecido. Taiki se preguntaba cuánto tiempo tardaría la Gobernadora General Cornelia en culparlos por su deceso así que no podían ocultarse ahí para siempre. Tenían que pensar en una manera de conseguir volver a su mundo, con Nene o sin ella.

     Atrancaron la puerta, sólo para sentirse seguros, y Kiriha tomó a Yuu por los hombros para lanzarlo sobre la cama. Taiki se recargó con los brazos cruzados en la estantería que usaron para bloquea la puerta y miró a Yuu con severidad.

     —Habla —ordenó el chico—. ¿En qué te has metido?

     —Y será mejor que te ahorres el monólogo de que somos Elevens —secundó Kiriha adoptando la misma posición.

     Yuu tomó un profundo respiro y lo explicó todo con lujo de detalles. Fue difícil al principio pues no sabía cómo explicar el hecho de que había intentado incrustar una bala en el cráneo de Zero. Dijo que la frustración al no poder conducir un Gloucester lo había enloquecido tanto que buscó un arma en el único sitio donde estaba seguro de que la encontraría rápidamente. Con descaro, admitió que su intención era cometer un homicidio con tal de recuperar a su hermana. Mientras lo explicaba, no pudo evitar sentirse estúpido. ¿Qué había pasado con él? ¿Por qué había hecho semejante atrocidad? ¿Qué hubiera sucedido si su plan hubiera funcionado?

     De pronto comenzó a llorar y pudo sentir los brazos de Akari rodeándole los hombros.

     Kiriha y Taiki intercambiaron una mirada y asintieron lentamente para acercarse al muchacho y formar un corro con el resto de sus amigos alrededor de Yuu. El llanto del pobre chico se volvió más abundante cuando sintió las palmadas en la espalda y cuando escuchó las palabras de aliento. Incluso sintió sobe su mejilla un beso que Airu le dedicó.

     Jamás se había sentido tan despreciable.

     — ¿Qué haremos ahora, Taiki?  —preguntó Akari una vez que terminó la sesión de consuelo.

     La chica aún abrazaba a Yuu. Taiki soltó un bufido y permaneció en silencio mientras pensaba en un plan. Tagiru intervino y rompió el silencio dando un chasquido.

     —Deberíamos sabotear sus máquinas y luego retar a Zero a una pelea —propuso—. No podrá defenderse y se rendirá. Entonces podremos llevarnos a…

     —Amano no es un objeto por el cual debamos pelear —lo interrumpió Nene—. ¿No se dan cuenta de que todas las peleas se han causado por querer obligar a Amano a venir con nosotros?

     —Ren tiene razón —comentó Akari con pesar—. No podemos obligar a Nene a venir con nosotros. Mucho menos podemos involucrarla en peleas que se originan por la misma razón.

     —Nene no pertenece aquí —les recordó Kiriha—. Éste no es nuestro mundo y ella no puede quedarse aquí.

     —Pues no vendrá con nosotros de buena manera —rebatió Akari—. ¿Qué quieren hacer? ¿Meterla en un costal y llevársela a la fuerza?

     Ryouma reprimió una carcajada.

     —El problema ahora no sólo es Nene —continuó Akari—. Euphemia está muerta, ¿lo olvidan? Y nosotros estuvimos ahí.

     —Y Euphemia fue a buscar a Yuu —aportó Airu—. Cornelia podría culparnos de todo.

     Taiki asintió ante aquello, estaba convencido de que Airu tenía razón.

     —Además, somos japoneses —continuó Airu—. Lo único que nos protegía era Euphemia. Ahora, habiendo presenciado su muerte y siendo directamente responsables, corremos más peligro que nunca por ser Elevens.

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