Capítulo XXXII: ¡Taiki...!

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     Luego de discutirlo con sus amigos, Taiki llegó a la conclusión de que no podían permanecer ocultos para siempre. Tras idear una rápida estrategia, emprendieron el camino hacia una zona desolada en las afueras del Área 11. Su plan consistía en intentar abrir la puerta al DigiQuartz. Si lo conseguían, Taiki y Kiriha irían a la base de los Caballeros Negros para tomar a Nene por la fuerza y llevársela al mundo a donde pertenecía. Akari se había quejado de la cantidad de huecos que tenía ese plan pero a ninguno de sus amigos pareció importarle.

     —Sabemos lo que hacemos —había dicho Tagiru cuando Akari se quejó del plan por quinta ocasión.

     Fue por esa misma razón que Akari se negó a vigilar el portal al DigiQuartz y dejó bien claro que quería acudir junto con Taiki y Kiriha a buscar a Nene. Aunque los dos muchachos se negaron al principio, terminaron por acceder para evitar iniciar discusiones.

     Todo iba perfecto hasta que se percataron de la cantidad de Knightmares y soldados que se apostaban en las entradas de cada edificio. Compañías de diez o quince soldados marchaban por las calles y todos los negocios comenzaban a cerrar sus puertas al mismo tiempo. Ocultos en un callejón alcanzaron a escuchar a una mujer gritando poco antes de que se hicieran presentes los dos disparos. La voz de la mujer se apagó y Taiki no pudo evitar sentir una opresión en el pecho. Sin duda todo aquello había sido causado por la muerte de Euphemia.

     —Una Eleven —aseguró Yuu con tono sombrío.

     Taiki se limitó a sentir. Era obvio: Cornelia quería asesinar a todos los Elevens ya que sus enemigos, el Xros Heart, eran de nacionalidad nipona. Echaron a andar refugiándose en la sombra de los callejones pero no pasó mucho tiempo antes de que un par de soldados los descubrieran.

     — ¡Ustedes! ¡Alto!  —exclamó uno de los sujetos.

     Shoutmon salió entonces del Xros Loader de Taiki y atacó a los soldados con su Rowdy Rocker.

     — ¡Los encontramos!  —se escuchó la voz de otro sujeto que corría hacia ellos.

     Taiki lo supo en ese momento. Habían caído en una trampa.

     Cornelia y Zero discutían los términos de su alianza. Finalmente, tras horas de infructuosa negociación en la que fue necesaria jugar ajedrez para que Zero se sintiera en su elemento, se acordó todo. Cornelia y Zero cederían el armamento de cada ejército para vencer al Xros Heart. Sólo si conseguían vencer, el Área 11 sería liberada, la Orden de los Caballeros Negros dejaría de ser perseguida y Zero abandonaría su lucha contra Britannia. En más de una ocasión figuró entre las peticiones de Cornelia el hecho de que Zero mostrara su rostro ante el mundo. Cuando lo mencionaba, la negociación volvía al principio y tenían que ir recitando sus intereses poco a poco. Cornelia terminó por ceder ante el anonimato del hombre enmascarado y dejó de mencionar el asunto de descubrir su identidad.

     Estaban a punto de sellar el trato cuando Darlton irrumpió en la sala y, tras ofrecer una reverencia, informó:

     —Hemos encontrado a Yuu Amano, alteza.

     Nene sintió un escalofrío recorrer su espalda y aferró con más fuerza el arma que llevaba en la mano.

     — ¿Dónde?  —exigió saber Cornelia.

     —Los están trasladando a éste sitio —respondió Darlton eficientemente.

     —Perfecto, Darlton —sonrió Cornelia—. Ahora vete.

     El hombre dedicó una última reverencia y se retiró. Nene sintió que el ataque de nervios la invadiría pronto.

     Veinte minutos transcurrieron antes de que una compañía de soldados llegara con el Xros Heart a los jardines donde Yuu y Airu habían aparecido. Fue tiempo suficiente para que Zero le indicara a Oggi y otros cuatro sujetos que fueran por el Guren, el Gawain y el Galahad, sólo en caso de necesitarlos. Oggi adivinó que tendrían que usar los Gloucester de Britannia y no estaba dispuesto a pilotear semejantes máquinas, así que trasladaron también unos pocos de sus propios Knightmares.

     Cuando los soldados entraron en compañía de los prisioneros, Zero y sus dos guardaespaldas ya los estaban esperando frente a sus Knightmares. A la derecha, a una distancia prudencial, estaba Cornelia bordeada por Guilford y Darlton. Nene se horrorizó al ver las condiciones en las que se encontraban sus amigos. Ren y Ryouma tenían golpes en el rostro, el labio inferior de Akari sangraba y sus ojos estaban anegados en lágrimas, Kiriha tenía un contundente golpe en el lado izquierdo de su cabeza, la nariz de Tagiru sangraba, Airu escupía sangre y se presionaba con fuerza el estómago, la nariz de Yuu tenía un corte en la base, Zenjirou tenía un ojo morado, y un hilillo de sangre corría por las comisuras de los labios de Taiki. La desesperación de Nene no le pasó por alto a Zero.

     — ¡Libérenlos!  —ordenó—. ¡Y no vuelvan a tocarlos!

     Hizo falta que Cornelia asintiera ante aquella orden para que los soldados dejaran caer a los miembros del Xros Heart. Fueron especialmente crueles con Akari pues uno de los oficiales le propinó una patada en la espalda para hacerla caer con violencia sobre el césped. Nene, horrorizada, intentó moverse pero Zero intervino, cosa que la chica agradeció.

     —Oggi, encárgate de la chica pelirroja —dijo en voz alta.

     Akari se mostró aterrada cuando Oggi la tomó por los hombros pero bastó con que la condujera con Diethard para que ella comenzara a confiar y permitiera que se atendieran sus heridas.

     —No te preocupes por los otros —habló Zero en un susurro, Nene supo que se dirigía a ella—. No dejaré que los lastimen más, te lo prometo.

     La chica asintió e intentó ahogar el nudo que crecía en su garganta.

     Cornelia avanzó un par de pasos y sacó de entre sus ropas un arma de fuego. Nene presionó entonces con más fuerza el gatillo de su propia arma, sintió entonces la mano de Kallen posándose sobre la suya y vio los ojos azules de ella mirándole con firmeza. Alcanzó a distinguir la forma en la que Kallen negaba casi imperceptiblemente y Nene lo entendió. No podía disparar en contra de Cornelia o los sentenciaría a todos, no importaba que sus amigos estuvieran en riesgo. La Orden de los Caballeros Negros necesitaba que siguiera siendo leal a Zero.

     Taiki sostuvo la mirada de Cornelia y se levantó tambaleándose para evitar estar en una posición tan vulnerable. Zero lo supo, no pretendía ser ejecutado. Si iba a morir, quería hacerlo con dignidad. Sonrió debajo de la máscara, Taiki Kudou era totalmente distinto a lo que había pensado en algún momento.

     —Como Gobernadora General del sacro imperio de Britannia, te acuso de traición a la corona y te condeno a ser ejecutado por…

     —No tiene ningún derecho a ejecutarme —respondió Taiki con valentía, Cornelia lo fulminó con la mirada—. Yo no pertenezco a su mundo así que sus leyes no me afectan en lo más mínimo.

     — ¿Cómo te atreves a hablarme así?  —reclamó Cornelia indignada, Guilford y Darlton intercambiaron miradas.

     —No voy a inclinarme ante ti —seguía diciendo Taiki—. Tampoco pretendo suplicarte que me permitas unirme a tu ejército, mucho menos quiero luchar del lado de Zero. Lo único que haré será luchar con mis amigos: el Xros Heart. Y no me iré de aquí sin dar pelea.

     —No tienes oportunidades contra Britannia, chiquillo idiota —acusó Cornelia sin bajar su arma—. Y ya que te muestras tan altanero, entonces…

     —Sigo sin lograr entender porqué la gente de éste sitio se siente más que nosotros sólo por acarrear un arma —le espetó Taiki—. No eres nada, Cornelia. Ni tú, ni Zero, ni el sacro imperio de Britannia.

     Todo ocurrió casi en cámara lenta.

     Indignada, Cornelia levantó un poco el rostro para mirar a Taiki con superioridad. Taiki no dejó de devolverle la mirada. Fue entonces que Cornelia presionó el gatillo y Akari se soltó del agarre de Oggi casi al mismo tiempo.

     — ¡¡Taiki…!!

     Las pupilas de Nene se contrajeron al ver a su amiga pelirroja correr a toda velocidad. Akari llegó justo a tiempo con Taiki para interponerse entre el muchacho y la bala. Intentó protegerlo extendiendo ambos brazos. La bala siguió avanzando y cortó el aire para impactarse en el pecho de la chica pelirroja.

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