Capítulo XXXIX: Unámonos a la Rebelión

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     La Ashford Academy cerró sus puertas indefinidamente. Y, en realidad, no había otra opción ya que muy pocas eran las zonas que se habían salvado de la explosión. Uno de esos sitios era la residencia de los Lamperouge. El resto constaba sólo de montañas de escombros y estructuras calcinadas, el número de muertos ascendía a 350. Aquella cifra estaba conformada básicamente por los asistentes al evento de recaudación de fondos, invitados y estudiantes.

     Ya que la escuela dejaría de funcionar, Lelouch y el resto del comité se despidió con innecesarios y emotivos abrazos. Más que una despedida era una forma de darse consuelo mutuo. No era sencillo ver que la Ashford Academy quedaba reducida a cenizas. Nene no se quejó cuando Shirley Fenette estrechó a Lelouch y le besó ambas mejillas. Ya se las cobraría cuando estuviera a solas con el muchacho. Además, había sido una experiencia de lo más aterradora y era obvio que todos quisieran recibir apoyo de los pocos sobrevivientes. Fue en ese momento cuando sintió el impulso de ir en busca de sus amigos y obligarlos a pagar por lo ocurrido. ¿En qué momento pensaron que era buena idea atacar un sitio lleno de personas? Miró entonces a los amigos de Lelouch y sólo en ese momento se percató de las heridas que ellos presentaban. Rivalz tenía un improvisado vendaje en el brazo izquierdo, la tela blanca que había usado tenía una mancha de sangre que seguía creciendo. Sangre escurría por la comisura de los labios de Nina, así como tenía un corte en la nariz. Milly y Shirley tenían contusiones en la cabeza, las manos de la chica pelirroja estaban bañadas en sangre. Se sentía culpable, ni siquiera quería mirarlos a los ojos.

     —Puedes quedarte en la mansión el tiempo que quieras —decía Milly en ese momento mientras abrazaba con fuerza a Lelouch—. No te preocupes por nada, todo seguirá igual entre nosotros.

     Se separó de él y le besó la mejilla. Shirley se negó a retirarse hasta que pudo abrazar por última vez a Lelouch. Nene apretó con fuerza los puños al verla, convencida de que como prima del chico no podía recriminar nada en público.

     —Calma, Shirley —decía Lelouch un tanto incomodo—. Volveremos a vernos —le aseguró.

     Nene se alegró cuando finalmente podrían retirarse. Lelouch se detuvo entonces y miró las condiciones en las que Kallen se encontraba. Nene estaba a punto de explotar, ¿quién se creía ella para usar las camisas de Lelouch si ni siquiera Nene lo hacía?

     —Ven, Kallen —dijo Lelouch y la aludida se sobresaltó—. Te daré algo de ropa antes de que te vayas.

     << Bellísimo… >> pensó Nene de mala gana, << ¿Y por qué está desnuda en primer lugar? >>

     A pesar de que Cornelia no se presentó en la masacre, como Taiki había querido desde un principio, ella estaba totalmente enterada de lo acontecido. Britannia tenía la mala costumbre de hacer transmisiones en vivo de todos los desastres y batallas en contra de la Orden de los Caballeros Negros. Por obvias razones, no podían dejar de transmitir el incendio de la Ashford Academy. Vio al Xros Heart haciendo su trabajo pero no había rastros de Zero. Lo único que veía en cámaras era a ese muchacho de cabello negro y ojos color púrpura vestido con el uniforme de la Ashford Academy. Habían pasado ya los años, sí, pero los rasgos eran idénticos. Sin embargo, era imposible. Él tendría que estar muerto… ¿No es así?

     —Guilford —llamó en voz alta y el aludido se hizo presente—. Quiero que investigues el paradero de una persona.

     — ¿Qué persona, alteza?  —respondió el hombre eficientemente.

     Y Cornelia, haciendo uso de la voz más fría de la que fue capaz, dijo:

     —Lelouch Vi Britannia.

     Milly y los demás se reunieron en la casa de los Ashford. Se congregaron en la habitación de la chica rubia y, tras la orden de ella, cerraron las cortinas y aseguraron las puertas. Ahí se encontraban Shirley, Nina, Rivalz y Suzaku, la chica pelirroja estaba soñada recordando el momento en el que sus labios se fusionaron con los de Lelouch. Tuvo que volver a la realidad cuando vio a Milly darle un manotazo sobre su escritorio. Miró su mano, había quedado roja y adolorida. Cerró el puño y dijo una única frase:

     —Quiero unirme a la Resistencia.

     Se escuchó tan decidida que todos intercambiaron miradas de incredulidad. Cuando la miraron de nuevo, ella tenía la mirada agachada y una lágrima solitaria corría por su mejilla derecha.

     — ¿Estás loca?  —reclamó Shirley.

     — ¿Vas a luchar junto a los Elevens?  —se alarmó Nina hablando con voz aguda y trémula.

     — ¿No se dan cuenta?  —Reclamó Milly indignada y ofendida, los miró con rabia y añadió en voz tan alta que sintió que se rasgaban sus cuerdas vocales—: ¡Britannia no luchará contra los sujetos que atacaron la Ashford Academy la primera vez! ¡Zero y sus hombres estaban defendiendo el colegio! ¡Nene estaba ahí, maldita sea!

     —Britannia y Zero están unidos —informó Suzaku, no era un secreto para ellos que el formaba parte del ejército de Britannia—. No tendría caso unirte a…

     — ¡Es obvio que Britannia no respetará esa alianza!  —le espetó Milly, sus lágrimas escapaban de sus ojos y ella no se molestaba en enjugarlas u ocultarlas—. ¡Ni siquiera acudieron a defender el colegio cuando esas bestias nos atacaron! ¿Acaso no viste a los Caballeros Negros que estaban luchando contra esos sujetos?

     —Incluso Lelouch está con ellos, él estaba luchando junto con Nene —aportó Rivalz pensativo—. Quizá Milly tiene razón.

     — ¡Claro que tengo razón!  —seguía exclamando ella—. ¡Me uniré a la Resistencia, no me importa si ustedes no me siguen!

     Sin embargo, sabía que ese no sería el caso. Lo corroboró cuando Suzaku asintió levemente con la cabeza y se levantó de su asiento para acercarse a ella. Le dio una palmada en el hombro y dijo, dudando al final:

     —Me uniré contigo.

     —Y yo —secundó Rivalz levantando la mano con timidez.

     —Yo igual —aseguró Shirley aunque todos sabían que lo hacía por Lelouch.

     —Yo… —balbuceó Nina y comenzó a restregar sus manos como si estuviera teniendo un ataque de ansiedad—. Yo no…

     —Por favor, Nina —suplicó Milly—. Si no lo hacemos, ¿quién más vengará a todos nuestros compañeros? ¿Britannia?

     Aquello último lo dijo con tono hiriente. Era raro para todos pensar mal de su propia patria, en especial a sabiendas de que Milly pertenecía a las familias de alcurnia. Con todo, aún a pesar de su temor a los Elevens, Nina se levantó y asintió nerviosamente mientras decía en voz baja:

     —Sí, yo también me uniré a ustedes.

     Y así quedó acordado: el comité estudiantil de la Ashford Academy se volvería en contra de Britannia y sus injusticias.

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