Te estoy diciendo la verdad. O es que acaso esperas que te diga algo tipo así: Es que se me pasó por la cabeza la idea de besarte porque me atraes, y esa sonrisita tuya que es malditamente perfecta me vuelve loca y cada vez que la haces me entran ganas de besarte; entonces para evitar eso me fui. ¿Eso es lo que esperar oír? Pues no. Porque no es verdad. – dije un poco alterada, todo eso lo dije sin pensar, y ahora que me había dado cuenta quería que la tierra me tragara, le había dicho o que me pasaba.
-Tranquila, solo pregunté, no hace falta que me mates, eh. Bueno, tu herida ya está curada, pero creo, que por el momento te va a costar un poco andar.
-Piensas que estoy loca, no?
-No, no creo eso. Porque?
-Por como reaccioné. Lo siento, seguro que piensas que soy una niña tonta que siempre está a la defensiva o algo así. –él se sentó a mi lado.
-No pienso nada de eso. Yo pienso que eres una chica que esta mucho tiempo sola en casa debido a que tus padres acompañan a Selena por sus giras y eso y a la mínima que alguien intenta entrar en tu mundo te cierras. Y eso has de intentar cambiarlo.
-Gracias.
-¿Por?
-Por ayudarme y por no creer que soy una loca. Además tienes un poco de razón en lo que acabas de decir. Y siento si te he ocasionado algún problema. Ahora si quieres te puedes ir con Selena, que seguro que te echara en falta.
-No hace falta que sientas nada. Y no tienes que agradecerme nada, no podía dejar a una chica que se acaba de hacer daño allí tirada en el suelo, y menos una que es como parte de mi familia.
En ese momento comenzó a sonar mi móvil.
-Discúlpame. – le dije a Justin y respondí. – diga?
- _____! Acabo de llegar! – reconocí enseguida esa voz. – si quieres podemos quedar.
-Me encantaría, pero tengo un problema. – le respondí a mi amiga, Snow.
-¿Qué pasó amiga? – preguntó un poco preocupada.
-Pues, como ya sabes, soy muy patosa, y me caí, con lo cual me hice bastante daño y cuando camino me duele…
-Que mal, la próxima vez vigila por donde andas.
-Jaja, si, obvio. Pero igual podemos quedar, hace mucho que no nos vemos. Vente a mi casa.
-Vale, le pido permiso a mi madre, espera; no cuelgues, eh!
-Ok, espero. – escuché como Snow hablaba con su madre, al principio la madre le dijo que no, porque tenían que acabar de poner las maletas en orden y todo eso, pero después de un par de intentos de mi amiga, su madre le dijo que sí.
-Dice que me deja. Voy enseguida. En una media hora estoy jodiendo por tu casa.
-Jaja, ok. Gracias Snow. Espero que tengas muchas cosas que contarme sobre tus vacaciones.
-Claro, como siempre. Por cierto, estas sola en casa?
-No, el miércoles llegó mi madre para acabar de ayudarme a preparar las cosas para este curso y hoy vino mi hermana con su novio. Pero creo que todos se van el domingo, porque Selena seguirá con su gira y ya sabes que mi madre la acompaña.
-Ah, ok. Chao, nos vemos. Te quiero.
-Yo también. Adiós.
-Ah, y cuando llame a la puerta no bajes tú, no quiero que te duela la pierna!
-Vale, ya le diré a alguien que baje.
Entonces colgué.
-Era alguna amiga tuya? – preguntó Justin, cuando ya había guardado el móvil en mi bolsillo.
-Sí, vendrá en un rato, y me tendrás que hacer otro favor.
-¿Cuál?
-Bajar a abrir, si no te importa claro.
-Ok.
-Creo que mientras no llega mi amiga podríamos jugar a algo, no? – propuse yo.
-Buena idea. ¿A qué?
-Mm… que tal un juego de cartas?
-Vale, tienes la baraja del póker? Hace tiempo que no juego, me apetece.
-Sí, está en el segundo cajón que hay debajo de mi escritorio. – dije señalando.
-Ok, voy a cogerlas. – se levantó y fue hacia allí.