Después de salir de esa tienda, fuimos a una que Jason quería, una de videojuegos, dijo algo así como que la segunda parte de su juego favorito había salido hacia poco al mercado, y aprovechando que nos encontrábamos ahí, se la quería comprar.
Me hizo gracia la cara que puso al ver el juego en el aparador de la tienda. Sus ojos se abrieron como platos, y un brillo especial apareció en ellos, y una sonrisa tonta apareció en su rostro. Ahí fue cuando yo no pude aguantarme mas la risa, y comencé a reírme como loca. Snow también se reía, pero no tanto como yo. Entonces Jason, nos miro mal, y dijo:
-¿Qué pasa? De que ríes?
-De tu cara!
-Te pongo, eh. – dijo Jason mirándome.
-Muchísimo. – respondió Snow, aún muriéndose de la risa, como yo.
-Anda, entremos, que si no se le caerá la baba a Jason- Me reí-.
Compramos el juego de Jason. Él no despegaba la mirada del juego y su sonrisa no se apartaba de su cara.
Era tarde de tanto comprar y el apetito vino a nuestras barrigas. Decidimos ir a un bar cerca de aquí, donde siempre comíamos los domingos de pequeños los tres. Pedimos unos bocadillos bien hermosos, que vamos a decir, no nos quedemos con hambre. Le pedí a Jason que me llevara a casa, ya que empezaba a hacerse tarde y aun no había aparecido por casa. Eran las 5 de la tarde. Él enseguida accedió a llevarme.
Después de unos varios kilómetros de vuelta a mi casa llegué al portal. Me despedí de los dos con un beso al aire y un adiós. Bajé y me dirigí al portal. Metí mi llave en la cerradura. Al entrar en casa todo estaba muy silencioso. Me pareció raro. Pero, así mejor, mas tranquilidad para mi. Al subir a mi cuarto, me encontré con una escena que me enterneció demasiado, pero que a la vez encendió algunas de mi hormonas adolescentes.
Justin se encontraba dormido en mi cama. Su pecho estaba desnudo, tan solo llevaba puestos unos pantalones cortos. Una de su manos se encontraba debajo de su cabeza y la otra estaba reposando encima de sus abdominales.
Oh, Dios! Estaba j0didamente sexy.
Su respiración era regular. Me encantaba ver su pecho subir y bajar lentamente. Dejé mi mochila a un lado, sin hacer ruido. Me acerqué a la cama. Despacio me metí en ella y puse mi cabeza en su pecho, sin despertarlo. Escuchaba sus latidos, eran lentos y suaves. Me relajaban. Puse una de mis manos encima de la suya y cerré mis ojos, para disfrutar del momento. Aspiré profundamente su aroma. No se como, pero todo de el me encantaba. Sin darme cuenta, hubo un momento que me quede dormida.
Empecé a notar como una mano acariciaba mi pelo. Me estaba despertando. Notaba como el pecho de Justin seguía igual de tranquilo; arriba abajo, arriba abajo, lentamente, como a mí me gustaba. A decir verdad, era una buena almohada. Seguía con mis ojos cerrados. Pero moví mi mano, la que antes había estado encima de la de Justin, que ahora se encontraba solitaria, encima de sus abdominales, la subí hasta su pecho. Y dibuje un corazón, haciendo que supiera que me encontraba despierta.
-______, yo… - empezó a hablar él. Por su tono de voz, intuí de lo que quería hablar. Abrí mis ojos, y levanté mi mirada. Lo miré fijamente. Vi que iba a continuar, pero lo frené poniendo uno de mis dedos sobre sus labios.
-No estoy enfada contigo, si eso es lo que quieres saber. – hablamos del incidente de la mañana. El que pasó en el patio de mi instituto, con Ashley.
-Yo… - continuó. – lo siento, de verdad.
-Justin, no tienes porque sentirlo, tu no fuiste quien besaste, fue ella. No estoy enfadada contigo, yo confío en ti, y sé que no me harías eso. Al menos eso creo.
-Y así es, no te haría eso jamás. Pero, me siento mal.
-No tienes porque sentirlo. Yo ya lo olvidé, tu deberías hacerlo también. Como dicen por ahí, lo pasado pisado. Ahora lo que importa, es que te quiero. – acerque mas mi cara a la suya.
-Yo también te quiero. Si Selena hubiera estado en tu lugar, me hubiera montado una… que ahora mismo estaría muerto… - dijo el sonriendo nerviosamente.
-Pero yo no soy ella. Cada una tiene su manera de ver el mundo y de comprender las cosas… y ella es mucha mas impulsiva que yo, y mucho mas celosa, pero eso no significa que yo no sea impulsiva ni celosa… - acorté un poco mas la distancia.
-Me gusta que seas diferente. – ahora fue el que eliminó un poco mas de espacio. Estábamos a milímetros, y nuestras respiraciones se mezclaban, yo sentía la suyo chocar en mi piel, y él la mía en la suya.
-Te adoro, lo sabes? – dije esbozando una sonrisa.
-No, pero ahora si.
Ahora si, juntamos nuestros labios. Dándonos una muestra de amor, una muestra que decía que pasará lo que pasará cada uno seguirá al lado del otro. Amor para siempre, o eso es lo que normalmente creemos los adolescentes, pero luego no acaba siendo así. Pero yo tenia una sensación dentro de mi, que me decía que jamás dejaría de amarlo.
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