Ya había salido de la ducha, ahora me estaba acabando de arreglar. Escuché la puerta de casa y después un grito, ‘YA ESTOY EN CASA’. Justin. Me apresuré a acabar de pintarme. Después me miré al espejo. Me había vestido con el color favorito de Justin y el que ahora llevaba mi hija. Minutos más tarde, cuando me disponía a salir de la habitación, escuché más gritos.
-Papá, papá! ¿Por qué a Martha le compraste algo y a mí no? – grito mi niño. No lo veía, pero conociéndolo como lo hacia, seguramente ahora tenía sus brazos cruzados delante de su pecho y con los labios apretados.
-Drew, ¿Quién dice que no te compré nada? Lo tuyo lo tengo en el coche. Después te lo daré. ¿Ahora me dejáis ir a cambiarme de ropa?
-Si. – dijeron los dos al unísono.
Segundos después cuando iba a salir me encontré con Justin enfrente de la puerta.
-Quien inventará el adjetivo de preciosa fue porque no te conoció. Eso es demasiado poco para la hermosura que tengo delante. – dijo mientras me acercaba a él.
-La primera frase que dices cuando me ves y ya te propones que me sonroje?
-Llevamos 10 años juntos y aun te sonrojas cuando te dijo estas cosas, me encanta que aun reacciones así a mis frases. – mientras hablaba iba acercando sus labios a los míos. – Estas magnifica esta noche, bueno miento… tu siempre estas perfecta, cada noche, cada día, en cada momento.
-Cariño, no exageres, ¿si?
-No exagero para nada. Ese color de labios me esta volviendo loco. – dicho eso, nuestros labios se juntaron. Nos besamos durante un par de minutos.
-Será mejor que te cambies, o si seguimos así llegaremos tarde.
-Si fuera por mi, no iríamos a esa cena, te retendría aquí toda la noche.
-Eso de quien retendría a quien, se habría de discutir. Voy a ver que hacen Martha y Drew. -Salí de nuestra habitación.
***
Íbamos ya los cuatro en el coche, rumbo al restaurante. Donde, seguramente, nuestros familiares ya estarían esperándonos; porque, como siempre, a mis dos hijos no se les había ocurrido otra cosa que mancharse la ropa a última hora.
Como había predicho, todos los demás ya se encontraban en el interior del local. Una vez habíamos saludado a todos, nos sentamos y pedimos la cena.
-Y para cuando tu boda con Liam, Selena? – preguntó nuestra madre a mi hermana.
-Estamos en ello. Puede que para Septiembre…
-Y como te va todo, Justin? – preguntó también mi madre. Se ve que hoy le había salido la vena cotilla.
-Bien, la semana que viene sale mi nuevo disco, Loving you – cuando dijo el titulo de su CD me miró y por debajo de la mesa me cogio la mano y me la acarició. Yo le devolví la sonrisa. – esperamos que hayan muchas ventas…
-Seguro que las tendrás, tú eres el mejor cantante del mundo. – dijo Jazzy, su hermana que ahora tenia 15.
La cena siguió sin ningún inconveniente. Nada de paparazzi que entraran al restaurante para sacar fotos, ningún fan, nada. Después de la cena, cada cual se fue a su casa. En el trayecto hacia casa, nuestros hijos se durmieron. Así que cuando llegamos tuvimos que cogerlos y entrarlos en casa. Los estábamos dejando en la cama cuando Martha se despertó.
-Papi… - dijo ella somnolienta. Él se acercó a su cama y se sentó en esta, para quedar a su lado.
-¿Qué quieres tesoro? – dijo Justin acariciándole el pelo.
-Me explicas un cuento? Por favor.
-Claro, que cuento quieres?
-El de cómo conociste a mamá.
-Biebs, yo voy a darme una ducha… - dije yo antes de irme de la habitación.
-Era un mes de verano cuando fui a casa de mamá, pero aun no la conocía… - escuché que empezaba a decir Justin.
Un rato más tarde, cuando yo ya me encontraba en la cama. Apareció Justin por la puerta.
-¿Ya se durmió?
-Profundamente. ¿Así que qué te parece si ahora te cuento un cuento, pero reproducimos las escenas? – dijo sonriendo y subiendo a la cama.
-Creo que ya estas tardando demasiado en empezarlo. – una vez acabe de decir eso, él se puso encima de mí, ahí fue cuando la acción empezó.
¿Cómo llegar a estar 10 años sin problemas y seguir amándolo con toda tu alma? Fácil. Cuando se encuentra al amor, es importante no jugar con él.
FIN