Capitulo 32

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Siempre me preguntaba ¿existen los milagros? Y ayer viví uno, bueno desde el día del accidente todo esto ha sido uno, creo en Dios, pero mi carrera profesional me ha hecho dudar de ciertas teorías, o más bien en los milagros. Que yo estuviera analizando esto ahora mismo era uno de ellos, sobreviví ante un accidente mortal, no había perdido la memoria como era lo esperado.

Que decir de Alexa si bien sé que sus acciones pasadas me habían herido bastante, pero importaba el ahora, ella fue mi héroe, cuando recordé el accidente también me llegaron momentos en los que aún no había perdido la conciencia, instantes en los cuales no podía abrir mis ojos y que sentía que mi vida se escapaba de mí, y su voz me hizo aferrarme a luchar el abrazo que me dio mientras rogaba que no me fuera, hasta que me introduje en un sueño profundo.

Cuando desperté mi vista fue fija a Alexa, millones de emociones llegaron a mí, las maquinas a la que estaba conectado dieron señal de ello, dieron signo del aumento en mis signos, ella estaba dormida y parecía tener una pesadilla, pero no podía moverme lo suficiente, así que pase mis dedos por su cabello sintiendo su suavidad y tratando de con mi toque calmarla de lo que sea que soñara, entonces despertó y su mirada quedo absorta al verme.

Reí al recordar ese momento, mi vista seguía puesta en la sonografías de nuestros bebes, me había dormido con ella en mis manos y no la solté en ningún momento, mi Alexa, mi pequeña traviesa, se había enfrentado a sus miedos de la peor forma, se cuán difícil era todo esto para ella, me sentía orgulloso de cómo estaba tomando todo, me di cuenta de lo fuerte que era la mujer que amo, si hubiera fallecido aquel día ella hubiera sido lo suficientemente fuerte para seguir adelante, la vida nos daba una nueva oportunidad y debía ir al todo por el todo .

Escuche pasos apresurados y unos murmullos, al instante reconocí la voz de mi madre y mi hermana, recordé cuando le hacía bromas de pequeño y esta era una buena oportunidad para hacerle una, me recosté y gire mi cabeza a la derecha para quedar frente a la puerta y deje mis ojos abiertos como si estuviera muerto.

Mi madre entro junto a mi hermana y se quedó viéndome, situó sus manos en su cintura mientras mi hermana lanzaba un grito ahogado.

-Liam, sabes que ya no me engañas con tus bromas pesadas. Dijo mi madre acercándose a mí apretando mis mejillas.

No pude contener una risotada, me encogí de dolor por el esfuerzo que hice, mi hermana se acercó a mí con cara de pocos amigos.

-Sabes que me dan ganas de estrangularte, madura Liam, casi me matas. Dijo dando un beso en mi frente.

Las vi a ambas suavizar el gesto, sus facciones estaban entre alegría y tristeza, finalmente mi madre se rompió en llanto, escucharle así me mataba, abrí mis brazos acunándola y dándole el consuelo que necesitaba.

-Mi hijo, gracias a Dios estas bien, no sabes cuánto me dolía verte así.

-Ya tranquila madre, estoy bien, tenemos muchas razones para estar feliz. Dije alardeando la sonografías de mis bebes.

-Sí, sabes que gracias a esa noticia y a Alexa no nos derrumbamos.

Las puertas se abrieron nuevamente dando paso a más visitantes, la habitación se sentía estrecha con tantas personas, casi todos los médicos del hospital habían venido, también algunas amistades y familiares. Tenía una mesa llena de regalos y notas. Escuche la voz de emoción de Alexa detrás de la multitud.

-Nos permiten pasar por favor. Dijo tratando de escabullirse junto a alguien que no logre visualizar hasta estar más cerca de mí.

Alexa había traído a Mia a verme, caminaba bastante bien, con el empeño de Alexa y Ruth más su propia fuerza de voluntad lo había logrado mucho antes de lo esperado, ambas me abrazaron, sentí calidez en sus brazos, el abrazo de Mia fue corto, mientras Alexa se quedó allí pegada a mí.

Lujuria AdictivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora