capítulo 7

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Gracias a Dios las cosas habían salido mejor de lo que esperaba, los niños y niñas estaban sanos en su mayoría, algunos habían recibido sus vacunas y medicado contra parásitos.

Sobre todo la vida de Mìa sería mejor, ya que iba a recibir prótesis y así tener probabilidades de caminar, solo necesitaba ser sometida a cirugías, extrañamente le encantó Liam, le sonreía casi de igual forma que a mí y eso me agrado pues fue el quien tomo la iniciativa de el plan con Mìa, no sé qué le conmovió tanto en especial con ella pero era algo asombroso.

Fui al refrigerador y tome mi frasco de Nutella e introduje una cuchara en él y empecé a comerlo, deslice mi lengua solo probando un poco, mis pensamientos se fueron lejos e imagine poniendo la Nutella en el cuerpo de Liam y lamiéndola despacito, hasta llegar a su zona de máximo placer y volverlo loco, luego intercambie papeles y lo imagine a él haciéndome lo mismo a mí.

Mi Teléfono sonó sacándome de mi erotismo, era una video llamada nadie más o nadie menos que Liam. Pensé en colgarla pues no estaba vestida adecuadamente, además de que estaba acalorada por los pensamientos que había tenido, pero conteste, aunque solo tenía puesto un camisón blanco y unos diminutos pantis.

—Hola. —dije de forma coqueta

—Buenos días Alexa.

Lo vi mirar un poco ¿Asustado? la verdad no sé cómo lo vi pues estallo en una sonora carcajada.

— ¿Qué rayos traes puesto?

—Ah espera deja modelarte un poco.

Tome la cuchara y la metí en boca de forma sexys y sostuve mi teléfono de forma que pudiera verme completa.

— ¡Oh por Dios Alexa! —Exclamo.

—Pues ya viste lo que traigo.

— ¡Cielos! Soy hombre y eres muy atractiva, debes de vestirte.

—Uh Señor recatado, nadie te mando a hacerme una video llamada un sábado a las nueve am.

—Sí, lo siento. Pero debo hablar contigo sobre Mia.

Me puse seria y mi corazón dio un vuelco, a veces aunque no te den malas noticias nuestro cuerpo nos traiciona y nos hace creer que todo ''Tenemos que hablar'' es siempre para mal.

—Sí dime.

—Dentro de dos semanas será su primera intervención. Deseo que podamos vernos personal para darte lujos de detalles de todo.

Me sentía tan feliz al fin Mìa volvería a caminar, será duro el proceso pues es autista pero sé que ella podrá, las personas con espíritu fuerte siempre salen vencedores, y mi pequeña Mia era una chica fuerte.

—Pues podemos vernos hoy.

—Está bien, me envías tu ubicación y paso por ti a las cuatro de la tarde.

—Sí está bien, pero me envías también la ubicación de tu casa para cuando yo decida pasar por ti guapo.

Inmediatamente tape mi boca, odiaba pensar en voz alta, aunque él lo tomo en forma de broma yo no pude evitar sonrojarme.

Luego que colgamos la video llamada, vi que él me había enviado un texto, me había enviado su ubicación junto a dos corazones y un breve mensaje "visitarme cuando quieras, hago bueno el café". Mordí mi labio superior pensando que más haría bueno y sacudí mi cabeza alejando estos pensamientos. Le envié mi dirección también con un mensaje "Me gustaría calificarte amo el café, ah y se puntual".

Ya para las 3: 30 pm estaba lista, tenía la tendencia de desesperarme y siempre estar lista antes de tiempo, pero note que no sólo yo era así, sino que Liam también pues a las 3: 45 estaba delante de mi casa.

Salí con mi bolso en mano y subí a su coche, en vez de usar la formalidad de darle la mano fui directo a su mejilla y le di un sonoro beso y el hizo lo mismo.

—Bien Liam ¿Dónde iremos?

—Hmmm te invitaré un helado mientras hablamos.

—No, no me gustan mucho los helados, porque no vamos a rentar una película y venimos a casa, de camino ida y vuelta charlamos y cuando estemos en casa vemos la película.

El me miró pensando ¿Estará loca? Y yo le sonreía, como amaba jugar con la mente de las personas.

—Es broma gatito negro.

— ¿Gatito Negro?

—Pues sí, te me pareces a Puki un gato que tuve de niña, se parecía ti, con su pelaje y ojos negros.

Juro que pude sentir que se sonrojo, si los hombres también lo hacen aunque jamás se detendrían a hablar de porque lo hacen o harían o más bien que sienten.

—Vamos a comprar algodón de azúcar.

— ¿Donde los venden?

—Hay una feria cerca de aquí.

Le explique donde estaba la feria, y mientras nos dirigimos allí, me explico que Mìa iba a ser sometida a una cirugía donde la amputarían las partes que estaban atrofiadas de sus piernas, y que su tejido iba a ser preparado para que Sanará y poder ser sostenidas por las prótesis, tendría que estar al menos tres meses en recuperación y otros seis bajo terapia para poder acostumbrarse a las prótesis, siempre y cuando ella pusiera de su parte.

Mis ojos se humedecieron sentía las lágrimas iban a salir de mí, y no me gustaba nadie me observe así, mientras Liam esperaba los algodones aproveche y entre a su auto y deje fluir mis lágrimas. Pensé en Danna mi hermana quien nunca tuvo la oportunidad de Mìa, y también en lo feliz que me estaba sintiendo por ella.

— ¿Todo bien Alexa?

No me percaté que Liam había llegado, y me miraba asustado, puso dos algodones en el auto y tomo mi rostro entre sus manos, al mismo tiempo tome sus brazos y los quite de mi rostro.

—Sí todo está bien. Llévame a casa.

De camino a casa todo fue en silencio y en varias ocasiones Liam toco mi hombro y le sonreí, cuando llegamos a casa los algodones aún estaban intactos y sin pensarlo dos veces le hable a Liam.

— ¿Te gustaría pasar?

—No es lo mejor por hoy Alexa. Pero por favor dime ¿Qué te pasa?

—Solo me siento feliz por Mìa, muchas gracias.

—No es nada Alexa, escogí mi profesión por amor y vocación.

Me desmonte del vehículo y di la vuelta y abrí la puerta de él, si lo se soy muy atrevida y más cuando me siento en confianza.

— ¿Alexa?

No deje que dijera nada más, lo bese y él lo hizo también, nos besamos, un beso apasionado, en el cual el introdujo su lengua en mí y yo en la de él, lentamente baje mi mano hasta sus pantalones y le sentí, sentí su erección.

— Alexa.... —susurro.

—Wao sí que te gustan mis besos.

—Alexa, me estas volviendo loco.

—No lo harás cariño, gracias por todo.

—Y si te digo que quiero pasar a tu casa ahora.

Volví a besarle y esta vez le Mordí sintiendo como se ponía más duro, entonces rompí el beso.

—Lo siento gatito negro, pero ya no quiero que pases, perdiste tu oportunidad.

Cerré la puerta de coche y me dirigí a casa, y una vez dentro explote a carcajadas y luego escuche su coche alejarse de mi casa.

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Lujuria AdictivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora