Capítulo 2

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Luego de la clase de Comunicaciones tuvimos uno asignatura más hasta que llegó el momento del recreo, guardé las cosas en mi mochila lo más apresuradamente que pude y salí del salón como un suspiro con tal de no cruzarme con Facundo.

Salí rápidamente hacia el buffet de la facultad que quedaba en el subsuelo, iba bajando las escaleras con intenciones de seguir bajando cuando choco de improvisto con un chico, asustado me cubro la cara nervioso y me disculpo sin mirarlo, creo que era Facundo, entonces me toma del brazo, sí, era Facundo por la manera brusca en cómo me tomó del brazo.

Mi corazón comenzó a latir fuertemente, cerré los ojos sintiendo como me toma de los hombros y me lleva contra la pared zamarreándome de manera descontrolada.

— ¡Ary! Mi amor... ¿Estás bien?

Era Eric que estaba observándome con expresión preocupada en su rostro, observaba cada parte de mi rostro mientras yo lo miraba todavía nervioso y me abalanzo sobre su cuello para abrazarlo fuertemente.

— ¿Qué pasó, Aramis? —me pregunta aún más preocupado. —Estás temblando y tu corazón parece que va a salirse de tu pecho.

Me toma nuevamente por los hombros y me mira a los ojos.

—En serio, ¿estás bien?

Yo un poco más tranquilo lo miro a su hermoso rostro y asiento, en ese momento aparece caminando por las escaleras Facundo y nos observa a ambos, yo lo sigo con la mirada mientras tomo la mano de Eric fuertemente, entonces él también lo mira.

— ¡Aramis por favor hablame! Me estas preocupando —terció.

—Sí Eric, estoy bien, es sólo que...

— ¿Que...? —hizo énfasis para que continuara.

—Volví a sentir ataques de pánico.

Su rostro portó una auténtica expresión de preocupación.

— ¿En serio?

—Sí, Mole, pero ahora que te vi, estoy bien...

— ¿Seguro?

—Completamente.

Me da un beso en la boca. Tenía gusto a café.

—Ven, vamos a la cafetería —me lleva de la mano y ambos bajábamos las escaleras hacia el buffet.

Allí bajo era una sala espaciada con enorme tragaluces por donde entraba cuantiosa luz, el sitio tenía un estilo rústico, mesitas blancas con cuatro sillas, una barra, un pequeño mostrador con golosinas y cigarros, un microondas, dos heladeras con puertas de vidrio donde exhibía bebidas y comida, una máquina de café que funcionaba con fichas. En algunas partes del salón había cuadros y plantas de interior al igual que algunas pantallas led donde pasaban las noticias de la universidad, también se escuchaba una música relajante que daba ánimos para seguir hablando.

Eric y yo nos sentamos en una mesa en un rincón apartado, entre una pantalla led y un helecho que estaba en la esquina.

—Necesitas comer algo dulce —me dice y se va hacia la barra donde se encontraba la mujer que atendía.

Mientras lo esperaba vi como a poco se iba abarrotando de gente el sitio, y entre el montón pude distinguir a Facundo que entraba pavoneándose entre un grupo de chicas que lo miraban con cierta atracción. Si era por admitir, Facundo no era un tipo feo: un poco más alto que yo, de piel olivácea, ojos saltones y de un color miel pardo, cuerpo fornido —no al nivel de Mole— pero estaba medianamente formado, pelo negro azabache y sonrisa blanca, vestía muy bien y se veía a simple vista que usaba ropa de marca.

Lazos del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora