Capítulo 9

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Había llegado el día del evento y me encontraba en la habitación de Eric terminado de alistarme para esa noche. Había decidido alquilar un traje —aunque Mole se había empeñado tercamente en querer comprarmelo — un smoking color beige que realzaban mi tono de piel tostada y lo hacía verse más intenso.

Fue un día de discusiones el día que decidimos ir a ver qué atuendo usar, tanto él como yo somos muy tercos y no estaba dispuesto a que pagara fortuna por un tipo de prenda que usaré una vez en la vida, la tarifa de alquiler me pareció un precio más razonable y estaba a mi alcance, por lo cuál decidió que pagaría al menos eso, yo quería pagarlo por mis propios medios pero si continuábamos discutiendo no saldríamos nunca de allí por lo que rendido, decidí dejarlo.

Me estaba mirando en el espejo de pie cuando recordé la bandita que me había proporcionado Teófilo, había decidido colocarmelo en la rodilla para que pasara más desapercibido, deseando, no recurrir a ella. En ese momento se abre la puerta del baño y yo me bajo rápidamente el pantalón, entonces lo veo, con ese smoking negro y pajarita azul pálido, parecía impsible que se volviera más hermoso pero realmente se veía así, como un ángel caído del cielo que hacía este mundo un poco más bello.

El traje oscuro acentuaba más sus ojos que combinaban con la pajarita, su pelo se veía de un rojo más vívido, sus labios se notaban más rosados y su piel más inmaculada manchadas con pequeñas pecas escarlatas. Parecía el óleo perfecto de algún artista renacentista. Eric estaba ocupado colocándose un reloj, que no me vio ponerme de pie y cuando lo hizo su expresión de enfado [al no poder colocarse el artefacto] se transformó en una mezcla de asombro idiotizado con amor y admiración.

Se acercó sin mediar palabra alguna y me besó, yo procedo a acercarme al espejo y mirarme de pies a cabeza mientras Eric se colocó detrás mío y me agarró por la cintura mientras nos mirábamos en el reflejo del espejo.

—Me pregunto qué clase de ropa usaremos cuando nos casemos, si para estos tipos de eventos usamos la ropa que creemos especial para una boda ¿Qué nos hará sentirnos especial ese día? —pregunto mientras Eric se encogió y me pasaba sus manos por mi abdomen y cruzó sus dedos cuando ambas manos se encontraron.

—Un momento así no es especial por lo que usemos sino por lo que sintamos, no depende de un tipo especial de ropa —replica.

—Para mí sí —refuto. —Yo sé que cosas así no se olvidan, por ejemplo: yo no olvidaré lo hermoso que te ves con tu traje oscuro y la intensidad de tus colores que te hace parecer fuera de este mundo. Sé que aunque pasen los años no podría olvidarlo porque tu selección te hizo destacar tus cualidades tangibles que más amo.

—Tu selección también te favorece, realza tu piel dorada y tu rubio tan hermoso —pasaba sus dedos por mi pelo mientras me daba un beso en la nariz. —Por fortuna hay muchos tipos de trajes de etiqueta e infinidades de colores que podemos usar ese día sin que deje de ser especial. Mi madrina es diseñadora de modas, ella nos podrá ayudar.

Sonrío y le doy un beso. La puerta de su habitación se abre repentinamente y entra Emma como un suspiro, parecía alegre. Ella llevaba un hermoso vestido largo color rojo carmesí que le marcaba bien su forma curvilínea femenina y sexy. Sus labios con labial rojo y un hermoso colgante de plata y rubí.

— ¡Mira Ary! —exclama Emma eufórica.

Imaginé que venía contenta porque el colgante que traía puesto es una herencia familiar, propiedad de su abuela que se negaba a prestarselo hasta que cumpliera los dieciocho años de edad, era como las mujeres de la familia Sleimman pasaban el collar a sus futuras generaciones. Pero seguramente convenció de alguna manera a Margarita para que se lo permitiera usar.

Lazos del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora