Capítulo 13

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Lo que pasó después de que me dormí, fue que sentía momentos de lucidez donde escuchaba voces en torno a mi y luego me volvía a sumergir en la oscuridad de mis sueños en donde lo único que veía era oscuridad y algunas que otras manchas fugaces de colores fluorecente que pasaban como un rayo, entonces volvía a tener lucidez para volver a escuchar voces, está vez era una voz áspera que me pregunta cosas, sí me dolía cuando hacia esto, yo no sabía si respondía pero, no tenía la suficiente capacidad mental para averiguarlo, entonces me volví a sumergir en la oscuridad y el silencio total para volver a recuperar la audición, está vez sentía el tacto suave sobre mi mano derecha, comencé a mover lentamente la mano sintiendo que esos filamentos aterciopelados me hacían cosquillas y me daban una agradable sensación de comodidad, era lindo sentir algo así luego de todos los golpes e insultos que había recibido anteriormente.

Luego de palpar esa sensación que me parecía tan familiar, abro lentamente los ojos y percibo que era la cabeza de Eric, quien estaba recostado a un costado de mi cama, tenía la cabeza entre sus brazos cruzados y dormía plácidamente mientras yo le rascaba la cabeza. La verdad no estaba seguro desde cuando estaba rascándole la cabeza ni si lo hacía inconscientemente desde, quizá, horas, pero sabía que esa era la manera favorita de quedarse dormido, Eric. Sonreí porque cada vez que lo hacía me hacía acordar a un enorme perro de aspecto temible y asesino a quien habían descubierto su debilidad y ahora pedía boca arriba que le rascaran la panza.

Eso era lo que veía en él, es enorme y temible como un Wolfdog pero tan leal e incondicional como todo fiel amigo, capaz de matar por sus semejantes. Era exactamente como lo describiría, como un lobo, inteligente y leal, solitario pero que siempre está para los demás integrantes de la manada. Su punto fuerte, la familia. Mis pensamientos se desviaron cuando siento que mueve su cabeza con dirección hacia mi y lentamente abre los ojos para volverlos a cerrar, al parecer no se dio cuenta de que había despertado y luego de unos segundos se levanta exaltado.

—Amor, despertaste...

Sonreí con ternura al notar el bochorno en sus mejillas.

— ¿Desde hace cuanto estas aquí? —pregunto acariciando su rostro.

—Un par de horas —responde mientras me agarra la mano que lo acariciaba y le deposita un beso en la parte superior

—¿Qué hora es? —pregunto.

—Las nueve —responde.

Intente incorporarme y sentí una horrible punzada en el costado izquierdo de mi torso. Me quejo. Eric se apresura a ayudarme.

— ¿Qué pasó? —pregunté al fin entre quejidos.

—En cuanto llegamos te quedaste inconsciente, así que llamamos al Dr Neira, dijo que tienen tres costillas fisuradas y que te desmayaste a causa de la pérdida importante de sangre que tuviste, así que te colocó un potente suero para curar esas heridas —señaló el suero que tenía en el brazo izquierdo.

No había reparado en él hasta que Eric lo mencionó.

— ¿Y Emma, Hugo y Teo?

—Emma y Teo duermen en sus habitaciones y Hugo está en la habitación que era de su madre —explica.

— ¿Mis padres...? —pregunté temeroso.

—No tranquilo, no saben nada, les obligué a mis padres no decir nada —replica. Suspiro aliviado.

— ¿Y tus padres?

—Se asustaron horriblemente cuando te vieron entrar todo golpeado y cuestionaron qué había pasado pero ni Emma, ni Hugo, ni yo dijimos nada, simplemente guardamos silencio. Como dije, quiero encargarme yo mismo de ese cobarde de Felipe, luego les contaré toda la verdad a mis padres en cuanto me haya sacado la bronca de lo que te hizo —aseguró.

Lazos del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora