¿Qué pasa cuando un engaño distorsiona la realidad?
Diana tiene solo dieciséis años cuando se ve contra un amor enfermizo en donde será víctima de la traición, la violencia, el dolor, las mentiras compulsivas y un intento de suicidio. Verá derrumbar...
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"Crees que soy bonita, sin ningún maquillaje. Crees que soy divertida, cuando cuento mal un chiste. Sé que me tienes, así que dejaré caer mis muros". Teenage dream, Katy Perry
Dicen que el amor es la amistad, o que para amar a alguien primero debes ser su mejor amigo. Que, en una relación, el amor verdadero es aquel pleno, desinteresado, amable, duradero. También dicen que la amistad es lo único que perdura en el tiempo, incluso algunos afirman que, en comparación, la amistad no abandona y el amor sí que lo hace, siempre. ¿Qué tanto es de cierto en ambas cosas? ¿Acaso el amor podría reemplazar a la amistad o viceversa? ¿Es acaso la amistad tan desinteresada y pura como esperamos?
A mí ambos me fallaron.
Cristina llevaba siendo mi mejor amiga por aproximadamente cinco años, la adoraba, ella y Katy eran lo que no había tenido en diez años de existencia. Incluso ahora, mientras estoy escribiendo esto, mientras tecleo cada palabra de mi historia; incluso ahora añoro los días juntas. Para mí, fue una amistad pura, fuerte y que amé mucho.
Las personas creen que la traición de pareja destruye, y sí, lo hace, duele mucho.
No obstante, la traición de un amigo duele mucho más, te mortifica, te encierra, te lastima, porque a un amigo se supone que no deberías perderlo, un amigo se supone no te rompe el corazón ni te apuñala por la espalda.
Me han dicho un sinfín de veces que el tiempo cura las heridas, pero algunas solo se hacen más profundas con el tiempo.
Quizás fue mi culpa, quizás simplemente no debí haberla relacionado en esto. A veces me arrepiento del día que ella lo conoció, a veces dejo de arrepentirme porque después de todo, no puedo odiar a mi mejor error.
Suelo también culparme a mí misma, ya que ella también sufrió, puede ser, que más que yo. Soy muy tonta para aceptar que alguien me hace daño, muy ingenua como para enfrentar la verdad, por eso esta me termina abofeteando en la cara. Por alguna extraña razón cuando alguien me miente o me traiciona no me lo creo, me repito una y mil veces que no puede ser real, que debe haber alguna explicación. Al final solo termino golpeándome de bruces con la realidad.
Me mienten, y no, no tienen motivos. Simplemente, el mero placer de mentir, de hacer daño, de traicionar mi confianza.
Luego de nuestro primer encuentro, el día que lo conocí quedó marcado en el calendario de mi vida. Hablábamos mucho más que antes, eran mensajes eternos, largos, vibrantes. Una nueva rutina nació en nosotros, en aquella amistad que nació en medio de una red social.
De lunes a viernes hablábamos sin falta, los sábados salíamos juntos y los domingos recordábamos los sábados.
22 de agosto del 2012
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