Contaré ahora uno de los capítulos más enterrados del código Rodrigo. Lo único que le agradezco a él, es que haya esperado. Que me hubiese "cuidado" hasta ese momento. Dicen que la primera vez debería ser especial, que se sentirá bien si es que amas a esa persona. Y, sin embargo, no encajó, no fue correcto. No era él o no era yo. De pequeña solía soñar con el príncipe azul, ya cuando crecí conocí a un príncipe, que no fue mío y que terminó siendo un lobo con piel de oveja. El amor no es como en las películas.
No obstante, sé que quizás hubiera sido distinto (o puede ser que no), nunca lo sabré y de todas formas ya no hay marcha atrás. Tal vez con alguien más, hubiera sido menos trágico, menos doloroso y menos traumático.
Después de lo ocurrido con Rodrigo, mi ingenuidad y yo decidimos creer que el chico al fin había abierto su corazón para mí y que las cosas irían mejor. Sí, pensaba que nuestro amor sería más fuerte que nada, sus confesiones me dieron la suficiente seguridad como para amarlo libremente; sin tapujos ni resguardos.
No podía estar más equivocada, el hecho de que me contara tantas cosas había sido insufrible para él, conocía a la perfección de que me tenía bajo su control. Y así fue, la relación se iba apagando cada vez más, a pasos acelerados y treguas insoportables. Rodrigo solo me hablaba unas pocas veces al día, unas respuestas sumamente cortas y cortantes.
Yo: Hola amor, ¿cómo estás?
Rodrigo: Bien
Yo: Ummm ¿qué haces?
Rodrigo: Jugando, te hablo luego
Yo: Ya, está bien. Cuídate.
Rodrigo: OkAsí pasaron varios días desde lo ocurrido, Andrés me había agregado a Facebook y me preguntó preocupado si Rodrigo me hizo algo. Le contesté que no, que todo estaba bien y que solo se puso celoso por verlo conmigo. Además, le conté que yo no solía estar nunca con chicos ni menos caminar con ellos, motivo por el que se lo tomó muy mal y le pareció extraño. Andy me leía con paciencia, me contestaba rápidamente y siempre me recalcaba que si algo no andaba bien podía decírselo. De esta forma empezamos a formar una amistad que apreciaba pero que me daba pánico mantener.
En cuanto a mi enamorado, como ya lo dije anteriormente, tomó aún una actitud más seca y fría conmigo. No obstante, cada vez que nos veíamos en persona era fuego, y yo ardía en sus llamas. Bastaban unas cuantas horas de besos, abrazos y caricias para olvidarme por completo de la actitud tan seca que me lastimaba. Aunque, tomó un papel más insistente, cada vez sus caricias eran más apasionadas y sus manos recorrían mi cuerpo causándome ansiedad. No quería eso, pero tampoco sabía como detenerlo. Lo sé, es tonto, yo estaba completa y estúpidamente enamorada de él y quería hacerlo feliz.
3 de junio del 2011
Me encontraba en clases de lenguaje, como era normal en mí estaba con la cabeza recostada sobre mis brazos. Esperando que los quince minutos de descanso pasaran y poder seguir disfrutando de la "entretenida" clase del profesor. Nótese mi sarcasmo, la verdad es que mi humor no podría estar peor aquel día. La noche anterior había discutido con Rodrigo, o más bien, él se había peleado conmigo. Estaba de muy mal humor, pero sobre todo triste y confundida. Creo que en ese entonces yo ya era presa de la manipulación y por mucho que intentara darme cuenta que no era mi culpa, no podía evitar sentirlo de esa forma. Tal era el caso.
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Punto y coma
Novela Juvenil¿Qué pasa cuando un engaño distorsiona la realidad? Diana tiene solo dieciséis años cuando se ve contra un amor enfermizo en donde será víctima de la traición, la violencia, el dolor, las mentiras compulsivas y un intento de suicidio. Verá derrumbar...