Eran cerca de las ocho de la mañana, su rutina no variaba un ápice, como cada mañana consistía en tomar un café demasiado caliente y correr por todo el apartamento intentando vestir a Kathe para no llegar tarde a la escuela y por ende a su trabajo. La pequeña se negaba a separarse de su madre por lo que no era tarea fácil atraparla, un juego con su paciencia que en el fondo la llenaba de ternura, para ambas era difícil pasar la mayor parte del día alejadas.
Había conseguido enfundar el uniforme escolar en su pequeña y se dedicaba a peinarle sus sedosos cabellos rubios, con tiernas palabras para aliviar el rostro lleno de rabia de su hija, odiaba las mañana aunque durante el día se le pasaba ese resentimiento pues adoraba la escuela y sabía que su mamá sería la primera en llegar para recogerla, su mamá tampoco disfrutaba lejos de ella.
En medio de sus quehaceres matutinos, su teléfono empezó a sonar y respondió sin mirar la pantalla, ocupada como estaba con los cabellos de la pequeña.
Tras su respuesta vino el silencio, provocando que sus gestos se cubriesen de duda, seguramente alguien se habría equivocado al marcar. Iba a colgar cuando una voz que le resultaba familiar y no lograba identificar la llamó por su nombre, avivando su curiosidad y, al descubrir quién era la misteriosa mujer que la llamaba a esas horas de la mañana, la sorpresa provocó que su hija se escapara una vez más y empezase a corretear a su alrededor, parloteando a gritos, intentando captar su atención aunque Regina la escuchaba a lo lejos, en ese momento toda su concentración estaba puesta en la melódica voz de Emma Swan al otro lado de la línea. Sus torpes disculpas provocaron una carcajada, no pretendía echarse a reír mas no pudo evitarlo, en medio de esa situación extraña y a la par reconfortante, una pregunta por parte de su interlocutora y nuevamente el silencio.
Emma le estaba proponiendo volver a verse, sin micrófonos y cámaras, solo ellas y una taza de café. No supo que responder y guardó silencio, provocando incertidumbre en la joven rubia que esperaba ansiosa una respuesta.
-Regina ¿Sigue ahí?
-Sí... ¿Qué le hace pensar que tengo tiempo para perderlo con usted señorita Swan? Soy una mujer ocupada
-Tomar café conmigo no le quitará mucho de su tiempo, solo quiero verla y disculparme seriamente por mi conducta, no fue muy acertada
Regina calló, meditando unos instantes la propuesta, por un lado se moría de ganas de volver a ver a Emma Swan, esa mujer era una incógnita, un puzle complicado, un iceberg que solo mostraba pequeños retazos de quién era en realidad y se moría por descubrir qué encerraba, por qué le atraía tanto perderse en sus ojos aguamarina.
Kathe empezó a estirar de su brazo, llamando su atención escandalosamente, obligándola a volver a la tierra de golpe.
-Mami, corre mami llegaremos tarde
-Ya voy renacuaja... ¿Sigue ahí señorita Swan?
-Veo que llamé en mal momento...
El cambio en su interlocutora fue notable, había vuelto a su voz fría y estudiada, carente de sentimiento alguno, por lo que Regina, mordiendo su labio ligeramente, continuó la conversación de camino a su coche con la pequeña Kathe de su mano completamente pendiente de esa extraña conversación que mantenía su madre.
-Salgo hacia el trabajo señorita Swan, a eso de las diez saldré a tomar un café, puede acompañarme si quiere
-Está bien, a las diez la recogeré en los estudios donde trabaja
-¿Sabe dónde es?
-Andrea me lo indicará, nos vemos señorita Mills
Emma colgó, dejando a Regina completamente confusa. Esa mujer era como una montaña rusa, tierna y dulce incluso tímida al principio de su conversación para volverse fría y distante en un segundo. Suspiró metiendo a Kathe en su sillita, la pequeña la miraba curiosa manteniendo el silencio hasta que su madre arrancó el coche, fue entonces cuando atacó con las preguntas que se había estado guardando desde esa extraña llamada.
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Tras las huellas de tu nombre
FanfictionAU Regina Mills, una famosa reportera de Nueva York debe hacerle una entrevista a Emma Swan, autora del Best Seller sensación del momento, sin saber que el destino esta forjando sus caminos e irremediablemente están entrelazados