Belltown – Seattle
10 de Septiembre 2013
Son las ocho y media de la mañana, el ruido de las bicicletas dañadas, las peleas de los vecinos por llegar tan tarde a sus casas, son cosas a las que debo acostumbrarme. Me asomó por la pequeña ventana de mi cuarto y más allá de los graffitis, de las personas malhumoradas y del humo de cigarrillo, había un paisaje muy hermoso, el cielo era de color naranja con pequeños toques de rosa desgastado, unos pequeños destellos azules y los rayos del sol, hacía día perfecto para ir a entrenar.
Mi hermano, cree que yo salgo todas las mañanas a buscar trabajo, aunque en el fondo sabía que el lo que quería que siguiera con mis estudios y la verdad, estoy por entrar a la universidad.
Diez kilometros de distancia son de mi casa al gimnasio, y para ahorrar en pasaje para el bus, me fui corriendo para tomarlo como entrenamiento. Ya tengo un poco más de musculos, presiento que los duros ejercicios han estado dando resultados muy efectivos, "Menos mal que traje zapatillas de deporte" . -Me dije a mi misma.
Dentro del gimnasio, la aparecia era antigua y desgastada, las paredes era de un tono gris oscuro con pequeñas manchas de desgaste. El rin de boxeo era de color azul mar con el logo del gimnasio en medio, en el fondo se encontraban las maquinas para hacer ejercicio, como las corredoras, las pesas, entre otros.
Los luchadores estaban entrenando, mi hermano me dejaba venir porque pensaba que el lugar era sano, es decir, no tenía nada malo que ocultar, pero como siempre digo: "Las apariencias engañan".
-Hola Víctor, ¿Qué tal tu día? –Digo preguntándole a Víctor que está del otro lado del gimnasio hablando con un boxeador, como siempre Víctor, vestía de jeans azul claro y una camiseta de los Lakers.
-Hola Janne ¿Cómo estás?, ¿Cómo amaneció esa pequeña cabeza tuya?, recuerdas que te dije que no podrías venir más por tu seguridad ¿verdad? –Dijo con un tono autoritario pero con un ligero toque de preocupación, y era cierto, Víctor hace casi tres días me prohibió volver al gimnasio, según él, para mi protección. Él me había confesado que detrás del gimnasio funcionaba otro gimnasio, pero éste, estaba preparado para entrenar a jóvenes para que participen en las peleas callejeras, las cuales se ganaban casi ochocientos dólares por cada pelea, al principio quedé horrorizada al imaginarme a los hombres a punto de morir, pero esta vez, los ganadores se llevaría el dinero, que en esta época es muy importante.
-Sé lo que me dijiste la última vez, pero vine acá para proponerte un trato. –Dije mirándolo a los ojos fijamente, y con un tono firme, estaba decidida a vengar la muerte de mis padres y a salir adelante, y por el momento el único camino que tengo a escoger, es esté.
Víctor se me quedó observando por un largo tiempo, tratando de analizar mi mirada.
-¿Qué necesitas? –Preguntó firme y frío.
–Quiero que me entrenes para boxear en las peleas callejeras. –Dije al mismo tiempo que Víctor soltó una pequeña risa.
Fruncí el ceño y el captando la indirecta de mi mirada respondió:
-Estás loca, no durarás ni un minuto en el rin, allí debes ser rápida, ágil y muy inteligente, un golpe en falso o un pequeño error, te puede costar la vida, así que toma tu decisión sin impulsarte por un arranque de valentía. –Dijo sosteniendo su mirada en mí. Alzó sus brazos y los puso encima de mis hombros.
–Prometí a tu hermano cuidarte, no quiero que te pase nada, y menos con lo que pasó hace una semana. –Dijo con un tono apagado, agitó su cabeza analizando lo que había dicho, dio unos pasos atrás para poder ver mi rostro y estaba confundida, ¿Qué diablos pasó una semana atrás?
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Entre Tus Alas ©
Ciencia FicciónEste es solo el comienzo de una Nueva Historia, Una Batalla entre Flyers y Demonios. Está es solo la muestra de como comenzó una historia de amor. Y de como se originó la batalla más esperada por los Flyers en el "Territorio Oscuro"... Obra registra...