Capítulo 9

977 68 5
                                    

¿Qué era lo siguiente que hacías cuando te rompían el corazón? Star no podía recordarlo, y su cerebro no reaccionaba como para si quiera moverse. Tan solo veía a Jackie, tan bella y genial como siempre, coqueteando con Marco. Con su Marco.

¿Cómo iba a ser ella competencia para Jackie? Por favor, no le llegaba ni a los tobillos. Jackie era tan perfecta en cada sentido, y ella..., ella era un desastre, con su magia variando y sin aun decidirse entre funcionar bien o no.

Sentía el corazón a punto de salírsele del pecho; era una presión increíble, sentía como su corazón golpeteaba salvaje contra sus costillas, amenazando con salir. Era como un tambor.

Bum, bum. Bum, bum. Bum, bum.

Era lo único que escuchaba y sentía, junto con el cosquilleo en las puntas de los dedos. La sangre fluía por su sistema tan rápido. Sintió que se iba a desmayar. Pronto, sintió ese enorme poder emanar de ella, esa magia oscura y rebelde que atentaba contra la seguridad. No podía culparse, después de todo, la magia se manejaba por sus emociones, y ver al chico que te gusta con otra persona era simplemente un gran motivo para que tus emociones se vuelvan negativas. Iba a explotar.

Tan solo dio media vuelta, con un gran sentimiento de impotencia golpeteando en su frente y camino tranquilamente hacia su casillero, pero no pudo contenerse ni un segundo más. Giró todo su cuerpo y avanzó a paso decidido hacia la pareja, con la magia brotando en oleadas de rabia alrededor de su ser.

Sentía aquella impotencia, ese horrible sentimiento que la invadía al saber que no podía hacer nada para evitar que los dos estuviesen juntos y fuesen felices.

Con un movimiento limpio y certero levanto su varita, rebosante de odio y malos sentimientos. Deseaba el mal. Deseaba destruir. ¿Era mala por ello? ¡Claro que sí! ¡Y lo sabía! Pero no podía controlar sus sentimientos, era demasiado para una chica de apenas catorce años quien apenas conocía el terreno peligroso del amor. No era nueva en el tema, pero tampoco experta, y aquel sentimiento que tenía era algo completamente nuevo. Había sentido celos antes, pero nunca en tal tamaño y magnitud.

Aquella magia verde y maligna impacto contra el pecho de la rubia quien salió disparada contra los casilleros, y por alguna extraña razón, Star disfruto ver la distancia que se abría entre los dos.

—¡Star! —gritó Marco cuando la chica se desplomó limpiamente en el frio suelo. ¿A quién debía socorrer? ¿A la atacada? ¿A la atacante? ¿A la victima? ¿Al amor de su vida?

—¡Star! —gritó una vez más, pero el sonido de la voz de Marco se oía tan lejana, y a la vez tan cerca. El suelo ya no estaba tan frio, y tampoco tan duro, estaba... mullido, y había un agradable aroma a limpio, a suavizante de ropa y el familiar olor a colonia... colonia, jabón y menta.

—Star —susurró el muchacho agitando suavemente el cuerpo de la chica que yacía descansado a su lado.

Sus rubios cabellos tan finos como hilillos de oro se movieron delicadamente sobre el brazo del chico, quien asombrado, contempló como la cabeza de la chica caía sutilmente en su hombro.

—Star, despierta —pero en realidad no estaba seguro de querer despertarla.

Se veía tan pacifica, tan adorable, en calma. Parecía un ángel. Era un ángel.

Pero entonces empezó a abrir sus ojos. Agito sus largas pestañas y observó a Marco, con las mejillas ligeramente sonrosadas y con el vestido salpicado de restos de nachos.

—¿Marco? —se incorporó lentamente, confundida. Marco sintió un claro vacío sin el contacto de su amiga, pero los disimuló con suspicacia.

Por un momento la confusión se apodero de su sistema, pero entonces el alivio se filtró entre sus emociones.

—Estabas teniendo un mal sueño —afirmó el muchacho—. Te movías mucho, y lloraste un poco, pero luego te calmaste.

Sin previo aviso y haciendo caso omiso de las palabras del chico, se abalanzó contra él, tirándolo al piso y aferrándose a sus brazos tan fuerte como podía.

—Ay, Marco —casi llorando, susurró—, nunca te haría daño a ti, ni nadie, no dejes que lo haga, por favor...

—Star —dijo él devolviéndole el abrazo con la misma fuerza, sintiendo su pequeño corazón martilleando contra su pecho. Se aferró a la curva de su cintura mientras la chica lloraba escondida en la curvatura de su cuello—. No llores por favor, todo está bien, fue solo un mal sueño.

Pero no era solo eso. Solo el destino sabría lo que deparaba la magia para estos dos chicos.

—Marco, Marco —susurraba suavemente—, Marco, mi Marco.

Las mejillas del chico se encendieron al instante al escuchar a Star pronunciar esas palabras. Hablaba en serio. Lo decía con un sentimiento increíble, podía notarlo en el tono de su voz.

—Estoy aquí, Star.

Sentía las lágrimas calientes que brotaban de sus ojos deslizarse por su cuello. Desesperado, sin saber que hacer para calmarla, comenzó a ponerse más nervioso de lo normal.

¿Qué debía hacer? ¿Qué debía decir?

La chica sollozaba incontrolablemente y eso no hacía más que aumentar la desesperación del chico.

Sin tener otra opción, la abrazó aun más fuerte y susurró palabras conciliadoras en su oído, pero no parecía calmarla. ¿Tan grave fue aquel sueño para asustarla tanto?

—No llores más, Star, por favor.

La chica levantó su rostro lentamente, tratando de calmar sus emociones mientras observaba los ojos chocolate de Marco. La estancia estaba tan solo iluminada por el tenue resplandor del televisor que los observaba atentamente.

—¿Quieres hablar de ello?

Star lo pensó, pero ya tenía la respuesta. No. Rotundo y profundo no. No podía decirle nada, no aún. Tal vez nunca.

Negó lentamente con la cabeza y luego la posó en su hombro delicadamente. Podía sentir el calor enamanando de su ser.

—Todo está bien —dijo él—, fue solo una pesadilla.

Acarició su cabello una y otra vez, hasta que dejo de sollozar en absoluto y se calmó por completo, entonces el silencio de la sala se rompió por el suave susurro de la rubia.

—¿Alguna vez te has sentido... atrapado?

Marco la observó atentamente tratando de procesar la pregunta.

—Como... —continuó Star—, cuando debes elegir entre dos dulces completamente diferentes, y el cajero espera a que elijas, debes hacerlo rápido, pero no sabes cual elegir, y te sientes atrapado, presionado. ¿Lo has sentido?

—Sí —susurró él—. No es lindo.

Star lo abrazó un poco más, y luego, sin decir nada, se levantó y caminó hasta su recámara.

Todo estaba yendo mal. No debía ser así. ¿Por qué, por una vez, no podía tener una vida normal? Enamorarse, tener novio, su primera cita, sin que nadie se interpusiera en su camino. Pero no, a ella debía pasarle todo.

—Nada duele más que una amor no correspondido —susurró para si misma.

—Excepto un corazón roto —respondió la voz de su amigo desde el pie de las escaleras.

Star se volvió, sorprendida, y observó al chico sin emoción alguna en su rostro.

—¿Sabes cómo es eso?

—Sí —respondió él, pasando junto a ella—. No es lindo.

—Tal vez puedas contarme un poco sobre ello.

—Tal vez —sonrió y envolvió su mano en la de la rubia, mientras la encaminaba a su habitación.

Falling in Love © (Starco) [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora