Capítulo 23. - Hombres necios, amigas perversas.

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Los personajes que aparecen aquí son obra de la gran Naoko Takeuchi, la historia es creación de mi loca imaginación.

Prohibido copiar, transcribir, alterar, almacenar o publicar esta historia en cualquier plataforma o grupo, sin mi autorización previa y por escrito.

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Serena seguía mirando su reflejo en el espejo, aún impresionada, llevaba tal vez unos cinco minutos, pero sus ojos aun no daban crédito de lo que el reflejo le regalaba. Su dorada cabellera siempre sujeta, estaba suelta cayendo en sedosas y lacias capas. Cuando antes había llegado hasta la cintura, Mina lo había recortado y, ahora llegaba a penas a media espalda, lo había planchado y dejado suelto de una manera sorprendente. También había sacado un pequeño flequillo, dándole el aspecto aún más joven.

Y eso no era todo. La había pintado de una manera bastante natural pero que resaltaba a la perfección el azul de sus ojos, y sus labios se veían más carnosos y, bueno, Serena incluso podía decir que sensuales.... Jamás en su vida se había sentido ni un poco sensual.

Dirigió su vista más abajo, observando con detalle el bonito vestido que llevaba puesto de un intenso color... no estaba muy segura del color, ella había dicho magenta, Mina insistía en que era rojo, y Lita definitivamente no había podido elegir.

Se había enamorado del vestido desde que lo había visto, aquel día iba en compañía de Haruka y había insistido tanto en regalárselo que ha Serena no le había quedado de otra que aceptarlo con reticencia. Y por aquello mismo no se lo había puesto, pero ahora que las cosas eran diferentes, ahora que sabía que el interés de Haruka por ella era un hermoso sentimiento mutuo, no veía problema en usarlo.

El corte era hermoso, con dos triángulos cubriendo sus senos, que se extendían hasta unirse en la parte de atrás de su cuello, justo debajo del busto se ceñía solo con una pequeña cinta del mismo tejido del vestido y de ahí caía suelto en una vaporosa falda que llegaba justo por arriba de sus rodillas.

―Te ves impresionante ―Dijo Lita sacándola de sus pensamientos ―Ni siquiera parece que estas embarazada ―Añadió. Aquello era cierto, el vestido era un poco ampón comenzando por debajo del busto y extendiéndose cada vez más hasta llegar por arriba de sus rodillas, lo que hacía que su pequeña panista pasara desapercibida.

―Esto... Me siento tan extraña ―Balbuceó finalmente Serena.

―Incluso diría que te ves más joven ―Dijo Mina quien venía entrando a la habitación nuevamente, ya vestida con un hermoso vestido color azul extraples, que dejaba al descubierta la piel cremosa de sus hombros. Sin mirar nada más, se acercó al espejo dándole un pequeño empujón a Serena para adueñarse del espejo y empezar a peinarse con minucioso cuidado.

―Es injusto, es mi despedida de soltera, y creo que Serena se robara la noche... Y eso que está embarazada ―Gruñó Lita divertida.

―Te vez muy bien ―Dijo Serena rápidamente ―Es tu noche Lita, y te ves despampanante ―Lita llevaba puesto un vestido color verde, largo hasta por debajo de la rodillas y ajustado como una segunda piel, no tenía mangas, dejando al descubierto la piel bronceada de sus brazos y con un escote que dejaba al descubierto su elegante cuello y que bajaba de manera provocativa hasta la separación entre sus senos. En realidad su vestido era muy atrevido y elegante a la vez.

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Cuando finalmente Mina, Lita y Serena llegaron a la casa de Ami, todos los invitados habían llegado ya. La casa estaba sorprendente, habían colocado luces estratégicas por todo el lugar. La casa era enorme toda la pared trasera era completamente de cristal, y las demás paredes blancas, quedaban iluminadas de manera armoniosa por la inmensa iluminación que habían colocado, en tonos amarrillos y anaranjados... Todo el lugar se veía impresionante.

Revancha por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora