Capítulo 25 .- Formas de pensar.

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Los personajes que aparecen aquí son obra de la gran Naoko Takeuchi, la historia es creación de mi loca imaginación.

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Frente a ella, estaba él, Serena no podía creer en su mala suerte. No, aquello no era mala suerte, Beril era el instrumento que había orquestado todo aquello, bueno tampoco estaba segura de aquello.

Tal vez fuera al revés y el que había orquestado todo aquello era él, y ella una más de sus piezas.... Bueno que más daba, lo más probable es que Diamante viniera a desperdigar un poco de su veneno por todo su alrededor y luego se marchara. Pero Serena no estaba dispuesta a darle gusto en esta ocasión, esta vez lo que había entre ella y Darien era fuerte y real, así que prefería no escuchar las cosas que Diamante tenía para decirle... No, definitivamente no quería escuchar más de sus verdades.

―¡Queridísima Serena! ―Dijo con un ronroneo.

―¿Qué demonios quieres ahora Diamante? ―Preguntó Serena tratando de aparentar fastidio, aunque muy en el fondo no podía evitar que el miedo surgiera, siempre le había tenido cierto temor. Diamante pareció pensar un momento su respuesta.

―Solo a ti... Te he extrañado tanto ―Dijo con regocijo, Serena estaba segura de que estaba mintiendo, todo en él era una maldita mentira.

―Bueno pues ya puedes irte por donde llegaste... Yo no quiero verte ―Dijo Serena mientras comenzaba a caminar hacia él, tenía que pasar junto a él para llegar hacia donde se estaba desarrollando la recepción de la boda.

―No, no puedes dejar que se marche ―Chilló con desesperación Beril ―Ya he hecho lo que querías... Ahora has que desaparezca de mi vida, y por supuesto de la de Darien ―Terminó con un grito.

Aquello no tenía buena pinta, decidió Serena. Para su suerte vio como uno de los hombres que conformaban la seguridad de Darien, se acercaba hacia donde estaba ella, Diamante no lo veía ya que estaba a su espalda, pero el hombre se acercaba con el ceño fruncido, mientras murmuraba algo contra el aparato en su muñeca. Serena sintió que respiraba con más tranquilidad cuando lo miro.

Siguió caminando y justo cuando pasaba por el lado de Diamante, este hablo asiendo que se detuviera.

―Esta vez no vas a irte Serena... Esta vez tienes que volver a tu hogar... A nuestro hogar ―Dijo mirándola.

―Estás loco... No voy a ir contigo a ninguna parte ―Dijo Serena con tranquilidad, de pronto sintiéndose segura.

―Serena las cosas van a estar bien, estarás bien a mi lado... Te lo prometo ―Dijo Diamante con convicción, como si el mismo estuviera seguro de su promesa.

―Por dios Diamante intentaste venderme con un hombre, me golpeaste... Me... Bueno no tengo que decir todo lo que hiciste en el transcurso de mi vida a tu lado. Y ahora piensas que voy a hacer lo que dices... Estás loco ―Dijo Serena con tranquilidad y evidentemente ultrajada.

―Te digo que te apresures... Tenemos que irnos ―Dijo ignorándola mientras se acercaba a ella con premura.

―No, no voy a ir a ningún lado contigo ―Gruñó Serena cuando Diamante la sujeto con violencia de su brazo.

―Claro que si ―Dijo mientras la jalaba. Serena se resistió, jalando con violencia su brazo, resistiéndose a dar un solo paso.

―No voy a ir a ninguna parte maldito bastardo ―Gritó mientras se debatía con fuerza del agarre de Diamante, este se detuvo incapaz de poder avanzar por la resistencia de ella.

Revancha por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora