Prologo

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Los rayos del sol se filtraban tenuemente atreves del impoluto cristal del imponente edificio. Darien Chiba miro irritado a su acompañante, él insulso hombre nervioso frente a él... Lo tenía en su poder, le había costado mucho trabajo y esfuerzo conseguir tener a Diamante Black justo donde lo tenía ahora, justo donde deseaba.

—Es obvio que usted sabe, que sin su ayuda caeré en la ruina —Dijo Diamante con nerviosismo. Darien no pudo evitar admirar a aquel hombre por su sincera explicación a lo que sucedía, no había intentado embaucarlo diciendo que era un hombre poderosamente rico.

Aunque solo fuera de nombre porque Darien sabía que Diamante Black estaba a nada de quedar en la ruina y si Darien no compraba sus acciones hoteleras a un buen precio, el precio que exigía Diamante, este se vería completamente embargado por la destrucción de su supuesta riqueza.

—Usted como yo sabe que aquellas acciones, no valen ni siquiera la mitad de lo que usted me está pidiendo —Contesto fríamente Darien, su único propósito era dejarlo sin alternativas.

—Sí, lo sé —Contesto Diamante aún más nervioso, Darien casi podía oír el celebro de Diamante trabajando forzadamente, intentando encontrar alguna solución a su problema —Pero... Si yo... No lo sé... Tal vez haya alguna cosa que usted quiera y yo pueda ofrecerle —Dijo Diamante desesperado, sin siquiera pensar demasiado en sus palabras.

Darien contuvo el aliento ante aquellas palabras, Diamante tenia lo único que él siempre había deseado... Aquello por lo que en otro tiempo él hubiera dado su vida.

Pensó por unos momentos, si, realmente su venganza la incluía a ella, ya había empezado su cruzada contra aquellos que lo habían traicionado, pero aún le faltaba ella... La única mujer a la que una vez había amado.

Y entonces una sonrisa ilumino su rostro al pensar en lo que Diamante iba a darle a cambio de que el pagara el precio de aquellas acciones.

—Tal vez hay algo —Ronroneo Darien tentándolo, de inmediato Diamante respiro con brusquedad como si llevará rato conteniendo el aliento —Pero no sé si esté dispuesto a dármelo —Finalizo con una sonrisa.

—No te imaginas lo que yo te daría con tal de que accedas a pagar lo que necesito —Murmuro desesperado Diamante tuteándolo por primera vez.

—Bien... quiero a tu mujer —Dijo con fingida frialdad, a lo que Diamante abrió los ojos realmente sorprendido.

—¿Que quieres decir con que quieres a mi mujer? —Balbuceó aturdido Diamante.

—Sí, un par de noches... —Dijo Darien sin poder evitar la sonrisa que inundaba sus labios —y no me preguntes para que, por que ya lo sabes —Agrego con indiferencia.

—¿Cuantas... ¿Cuantas noches? —Volvió a balbucear Diamante y en ese instante Darien supo que había ganado y también la poco admiración que sintió por Diamante se esfumo con la misma rapidez que había llegado.

—Nueve... Días con sus noche —Dijo Darien, improvisando, sin tener la menor idea de por qué tantos días. Con uno o dos hubiera bastado para humillar a aquella mujer como deseaba, para que callera a sus pies y después regresarla al insulso de su marido.

—Está bien, será tuya, esos nueve días —Ofreció Diamante con recelo.

—En cuento ella llegue a mi casa, entonces seguiremos con las negociaciones —Dijo Darien dirigiéndose hacia la puerta.

—Estará ahí mañana mismo —Ofreció Diamante, con una frialdad adquirida en aquel momento.

—Muy bien, dale mis saludos a... Tu hermosa mujer...Serena.    

Revancha por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora