Desde que tengo uso de memoria asesino seres que amenazan la raza humana. Desde que por primera vez tome un arma, ninguna de mis presas sale con vida. Desde que probé el amargo sabor de estar muerta no les doy el privilegio a alguien más de dañarse...
Al subir al helicóptero me recosté en mi lugar, estaba algo exhausta.
Mis ojos empezaron a cerrarse automáticamente, me apoye en el hombro de David para poder quedar plácidamente dormida.
( . . . )
Ya había pasado una semana, los Vampiros acaban de tener un ataque de Roges, lobos sin Alpha ni Luna o que normalmente son expulsados de manadas por distintas razones, por lo tanto, estaban débiles, los Roges son difíciles de matar a pesar de tener una parte humana su comportamiento es de un auténtico Lobo.
Estoy en una camioneta que lleva al territorio Vampírico, con delicadeza ato mi cabello albino en una cola alta.
Nuevamente entraría en territorio enemigo, pero esta vez no me aria pasar como uno de ellos si no me escabulliría entre las sombras, o más bien actuaría enseguida.
Llegamos al límite y me baje de la camioneta tomando unas armas de balas ultra violeta. Tome una cuchilla y la guarde dentro de mis prendas. Tomé una mochila y la colgué en mi espalda para luego partir corriendo.
Seguí, así como más de una hora hasta que por fin mi cuerpo pidió descanso y empecé una caminata uniforme hacia mi objetivo el cual no debería estar tan lejos.
Los árboles iban cambiando de color de apoco, las hermosas hojas verdes se empezaban a tornar de un hermosos carmín, ya no eran las hojas llenas de vida si no unas hojas secas sin rastro de vida alguna.
Carraspee sintiendo mi garganta seca, de la mochila que había traído tome algo de agua sintiendo aquel agradable líquido calmar la sequedad.
Mantuve la caminata para luego divisar aquel pueblo, cabelleras negras y castañas oscuras se movían de un lugar a otro, ojos camines y amarillentos hacían su aparición.
Momento de actuar.
De la mochila saqué una tela negra, empecé a correr con ella alrededor de él pueblo que era compuesto por una gran mansión y varias casas a su alrededor.
Al volver al punto de inicio aquella tela negra estaba ya alrededor de todo el pueblo.
Tome la mochila y de su interior saque un botón color azul, lo guarde con delicadeza en mi bolsillo.
Suspiré pesadamente y empecé a correr dentro de él pueblo, las miradas exóticas de los chupa sangre se pasaban en mí, o más bien en mi despejado cuello y cuerpo.
Me veían como su fuente de comida. Llegue a la plaza central donde ya todo el pueblo me rodeaba sin intenciones de dejarme escapar.
— ¡Alto! — Una voz masculina erizo a todos, se hicieron a un lado dejando ver un cuerpo masculino y uno femenino. El hombre, dueño de la voz, su cuerpo era notoriamente tonificado, su cabello era negro como la noche y sus ojos amarillos como el oro, a su lado una bella mujer de cabellos Castaños oscuro junto con unos hermosos ojos violeta. Ambos tomados de la mano se me acercaron.
De apoco sentía su esencia a Muerto, ellos no eran cadáveres que andaban, su corazón seguía palpitando sangre, pero esta estaba envenenada.
Trague enduro —¿Qué haces aquí humana? — Lo miré a los ojos, sonreí con autosuficiencia.
Acaba de comer de mí trampa, saque de un movimiento rápido las dos armas, le dispare en el brazo fallando en el primer tiro.
— ¡Agh! — Su brazo se empezó a hacer una especie de roca lo cubrió y por último se calló — Maldita Cazadora — Se iba a lanzar contra mí, pero una de mis balas entre ceja y ceja lo dejo callado, su cuerpo se transformó en piedra y por último en un polvo que se fue con el aire.
—¡AKNAR! —La mujer grito, lágrimas de dolor recorrían por sus mejillas, ella es el Sol de este pueblo, me miró con rabia.
Se abalanzó contra mí y esta vez sí logro alcanzarme, me dio un golpe en el abdomen haciéndome volar a un árbol con el cual impacte soltando un jadeo de dolor.
Ella se fue acercando a mi rápidamente, sonreí de manera fúnebre anunciando su pérdida. — DIME TU NOMBRE — Me alzó con su mano en mi cuello.
—My Name is Angel of Darkness —. Su rostro mostró horror, empezó a apretar más fuerte mi cuello y el aire me empezaba a faltar, pasé mi mano por mi ropa y le enteré la cuchilla en el pecho, la cual de un momento a otro empezó a desprender brillos ultra violeta.
La mujer país por el mismo procedimiento que su esposo, me soltó y cuando su cuerpo desapareció un Ruby callo en su lugar.
Tome aquella gema y la guarde acariciando mi cuello con la mano libre, aquel rubí es lo mismo que la piedra de las lunas. Tiene sentido, ¿no? Es fácil. Soles, óseas vampiras en parejas del jefe de los pueblos Vampíricos desprenden un Ruby. Y las Lunas, ósea Licántropos pareja del jefe de la Manada desprenden una piedra Luna.
Los demás vampiros tenían veneno inyectado en su mirada, estaban horrorizados por la muerte de sus guías. Solté un bufido sin ganas y apreté el botón azul que llevaba conmigo. La tela negra que estaba alrededor del pueblo se elevó encerrándonos en una especie de domo, cubro mi cuerpo con una manta que venía en la mochila y lo rayos ultra violeta empezaron a quemar los cuerpos Vampíricos de hombres, mujeres y niños.
Sus gritos desesperados eran un canto precioso para mí, sus intentos de escapar eran en vano.
Al dejar de sentir gritos nuevamente apreté el botón, las luces se apagaron y la tela negra cayó al suelo. Me destapé y fui buscando alguna señal de vida.
Al terminar bien mi búsqueda me senté en el regazo de un árbol mirando con una cínica sonrisa a la Luna quien me acusaba con sus rayos por mis pecados.
— Oh hermosa Luna... Si estuvieras en mis zapatos no me estarías mirando de esa forma —Reí de manera amargada —¿Pero sabes qué? My name is Angel of Darkness —
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
