▪ Sueños ▪

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Capítulo 14

Limpio con fuerza mi piel, sacando todo rastro de hojas, tierra y sangre seca. Limpio debajo de mis uñas y Limpio mi cabello. Dejo la esponja caer y dejó que el agua haga el resto, escucho sus gritos, sus sollozos, pidiendo mi perdón. Pero ella no está acá.

Sigo sin entender como sigo viva, si yo misma escuche mis huesos descolocarse y romperse. Y tengo miedo, admito que estoy muerta de miedo, tan solo recordar aquel oscuro y frío lugar en el cual me perdí por un límite de tiempo.

Morir y cerrar los ojos, vivir y despertar en brazos de Alex. Alex... Aquel hombre el cual mi corazón confundió de amor y lealtad. Le debo mi vida, me ha enseñado un mundo nuevo, un mundo del cual antes no quería ser parte.

Es increíble la forma en que me hace sentir, importante, delicada, hermosa. Jamás quise que alguien me tratará como reina, pero él llega y hace que desee ser tratada como una. Quizás si lo ame, pero quizás no, yo no soy un lobo, no soy un vampiro, no sé qué es amar incondicionalmente.

Cierro el grifo y me seco con rapidez, tomó la ropa que había traído conmigo y me visto rápidamente. Estoy dispuesta a plantearle mi deseo a Alex, sin importar su reacción.

Cuando salgo del baño noto la picazón en mi cuerpo, la esponja que se había encargado de limpiar la sangre seca había hecho daño en mi piel dejándola irritada.

Alex está sentado en la cama, esperando mi llegada, pero su vista cae en mi cuando doy el primer paso.

— ¿Estas bien?

Su repentina pregunta taladrar mi mente, sin poder pensar mucho trato de mantener los pensamientos fríos, ¿en realidad estoy bien con todo esto?

Solo asiento de forma lenta, camino hasta él y me siento en la cama a un lado. Tomo su mano buscando su mirada.

— Alex, necesito espacio. —Lo suelto de golpe, sin delicadeza alguna. Como si fuera algo de día a día.

—¿A qué te refieres?

Suspiró y desvío la mirada —Necesito un lugar para mí, quiero estar sola... Quieto sentir la soledad otra vez...

— No puedes. Eres mía. No me puedes dejar. — Su repentina posesividad me sorprende, Alex siempre había sido más tranquilo en aquello y se lo agradecía. Pero ahora no.

— Claro que puedo. — Suelto su mano sin delicadeza — Soy dueña de mi vida. Puedo irme si quiero. —Me levanto de la cama y el imita mi acción imponiéndose como mi Superior. ¿Con esas nos vamos Alexander?

Me cruzó de brazos sin intenciones de ceder—No puedes.

Enarco una ceja molesta —Si puedo. Solo te pido espacio. Una casa en el territorio de la manada. Solo eso. —Desvío la mirada — No es como si me fuera.

— ¡Te busque por milenios Suté! —Me agarra de los hombros sobresaltándome —No te puedes ir ahora. ¡Alguien te quiere muerta! ¡No quiero que mueras!

— ¡Alex soy Humana! O por lo menos me criaron como una — lo alejo de golpe al sentir su agarre más fuerte —¡No sé qué es amor a primera vista! ¡No sé si te amo! ¡No sé si soy real, si tú lo eres! —Alzó la voz — ¡SOLO TE PIDO TIEMPO Y ESPACIO! Quieto... Solo quiero soledad. Sentir... Que esta es mi batalla.

Sus manos acobijan mis mejillas haciendo que lo mire — Pero no eres humana. No es tu batalla. Es nuestra.

— ¿Crees que para mí es normal esto? — me suelto de su agarre — oh, cierto, como en la A.C.C.S era pan de cada día para mi morir por lo menos una vez a la semana y luego revivir y seguir mi vida como si nada fuera

Cazadora | Bajo la Luna. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora