Especial Navidad: Fria Pero Bella.

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Antes que nada, este capitulo es otra línea de tiempo que no va a influir en la historia.

Leía con tranquilidad uno de los libros prohibidos mientras estaba sentada sobre mi cómoda cama. Super cómoda, nótese el sarcasmo.

Tuve que detener mi preciada lectura por el aporreo en la puerta, el sol ya estaba saliendo y era hora del entrenamiento en plena nieve.

Si, Nieve, es víspera de Navidad.

Me coloque la ropa que nos habían dado para entrenar, unos simples pantalones y un camisa blanca si mangas, y salí a formarme.

Hileras de jóvenes de mi edad y más pequeños hacían filas dispuestos a salir a correr hacia afuera del edificio. Apenas las puertas se abrieron echamos a correr sin mirar atrás. Mis pies descalzos al tener con tacto con la nieve se entumecieron.

Sentía mi cabello revolotear con el viento de interno. El campo era abierto, veía a todos correr sin rumbo, así era todos los días, correr, correr y nada más que correr hasta que den la orden.

Empecé a tomar delantera, esquive a cada uno de los demás hasta quedar de cabecera viendo el bosque levantarse frente a mi. Salte unos arbustos envueltos en una fina capa de nieve empecé a correr esquivando árboles.

El tiempo pasaba, mis pulmones rogaba aire pero no me detenida. La bella imagen de bosque envuelto en capas de nieve hacia olvidar todo lo que mi cuero pedía, y me daba fuerzas para continuar.

Frente a mi se abrió paso la ciudad, y mire hacia atrás buscando a alguien que pueda ver mi fuga temporal. Al ver que no había sido seguida camine por la ciudad sin sentir frío alguno, ganándome la mirada de varias personas que circulaban el lugar.

Las luces encandilaban mi mirada y me sentía hostigada por tanta gente, sofocada. Siempre quise vivir en la ciudad, ser parte del grupo de personas que solo cree en lo que sus ojos ven. Mirar y rezar a alguien que queramos o no, no existe.

Para mí era tan fácil diferenciar criaturas a humanos, y ahora mitad de esta población estaría muerta, pero no hago nada, solo disfruto pasar desapercibida con más gente. Mezclarme con ellas.

Entonces lo veo. Un gran árbol de Navidad con luces brillantes y una imperiosa estrella en la punta hace queme detenga, que me deleite con su majestuosa imagen. No se cuanto tiempo estuve mirando el árbol o cuando la nieve empezó a quemar la planta de mis pies.

Admire todo, las luces, las familias, las parejas, todo. Todo era hermoso.

Un joven chico conmigo sacándome de mi trance, sus ojos verdes atraparon los míos y para evitar que cayera me agarro de la cintura.

— Uh... — Su mirar me analizó, y luego sonrió algo avergonzado. — Hola —

Me suelto de su agarre de forma lenta para luego sonreír, sin saber porque le sonrió. — Hola..

El olor a perro rápidamente golpeó mi rostro, sabiendo que el era un hombre lobo. Sus pupilas estaban dilatadas y observaban cada simple movimiento que hacía — Soy Alexander... ¿Y tu?

— Suté... —me acerco a su oído y y sonrió inconscientemente— Categoría Y — Me alejo de él y su rostro se deforma.

—Eres... Una... — No lo dejo terminar cuando asiento lentamente y le tapo la boca, Doy media vuelta y me voy sin esperar respuesta.—¡Espera! — Lo miro de reojo—Vamos a tomar algo... Yo invito.

Me toma un tiempo antes de responder pero termino cediendo. — Okey.

Se quita su abrigo y me cubre con el brindándome un esquísito aroma a perfume masculino.— Ven — Toma una de mis manos y me guía a la cafetería más cercana. CAFEEEE, SIIIII!!!!

Ambos nos sentamos en una mesa y tomamos café, hablamos sobre el mayormente, ya que no quise responder preguntas sobre mi vida en la asociación. No quería trauma a alguien relativamente simpatico.

Nunca en mi vida habla bebido café, y era exquisito.— ¿Cuántos años tienes?

—Tengo 17— Respondió. — ¿Y tu?

— Tengo 16, pronto seré categoría Z.. Y podre pasar a un rango mayor. — Nuestros ojos conectaron por segunda vez en la noche y un destello cruzo sus ojos— Soy tu mate...

El trago con dificultad —Si... Ven conmigo, a la manada.. Seras feliz conmigo... —Empecé a negar con lentitud.

—No... Lo siento, creo que ya es hora de que me valla— Le doy un gran trago al café y dejo la taza, me quito el abrigo y se lo entrego.

Sin esperar salgo corriendo como alma que lleva al diablo al darme Cuenta que estaba tarde, muy tarde.

( . . . )

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, y la sangre empezó a brotar de mi espalda.

El castigo por haber escapado de la corrida fue lo que me espero al llegar fue lo peor, estaba desnudada en la nieve, viendo como esta se manchaba de rojo.

Luego de los veinte azotes me quedé tendida en la nieve viendo como se teñía de rojo cada vez más. Un gran lobo café apareció de los árboles junto con otros de distintos colores. Su mirada cayó en mi y corrió hasta mi lado. Cada vez sentía mi cuerpo caer en un vacío, hasta dejar de sentirlo. Le sonrió débilmente y Acaricio su pelaje.

— Feliz Navidad....

Y todo se volvió negro.



Al despertar me encontre en una habitación en la que no conocía. Un gran lobo salto sobre mi y lentamente se fue transformando en un hombre, Alexander.

— Ahora me toca a mi.. — Beso mis labios sorprendiéndome — Feliz Navidad.


Gracias por leer el especial :)
Feliz Navidad y año nuevo!
Nos vemos para el próximo añooo!!!

Cazadora | Bajo la Luna. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora