Capítulo 8: Mi prometido

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Después de dos horas de dormir, me levanto con la necesidad de beber agua, así, que voy en búsqueda de la cocina. Al salir de la habitación, veo a unas sirvientas tan distraídas, que no notan mi presencia y yo les hago caso omiso.

Voy caminando en los interminables pasillos y estoy un poco (Muy, muy, muy) pérdida. En los pasillos y habitaciones, se encuentran sirvientas (o algo parecido) muy ocupadas limpiando, que no se fijan en mi y yo decido no molestarlas. Sigo mi camino y creo encontrarme en la entrada del castillo. Me acerco a la puerta (dándole la espalda) para poder ver mi entorno mejor y tratar de averiguar este enigma.

- Auch!!!... - exclamo dolida, ¿por qué? porque alguien abrió la puerta y esta chocó con mi cabeza.

- Ten, pon esto en mi armario - dice un chico de piel blanca, cabello color chocolate y sus ojos claros - tengo hambre, prepara algo - dice sin todavía mirarme y yo lo ignoro porque no soy una sirvienta - ¡¿Qué acaso no me escuchas?!- exclama y ahí, es que me mira, yo, arqueo mis cejas.

- ¿Me ves cara de sirvienta? o ¿acaso estoy vestida como una? - pregunto enojada.

- Si - dice cortante.

- ¿Disculpa?..... - digo ofendida.

- ¿Quién en este castillo, se viste como tú?. Incluso las mucamas se visten mejor que tú.

¿Qué llevo puesto?

Remera blanca (que tiene una gran mancha de kétchup).
✔ Short deportivo negro.
✔ Sandalias gris.

Sé que no es el mejor vestuario para una princesa, pero mi estilo es propio. A propósito, ¿Quién es él?.

- ¿Quién eres y qué buscas aquí? - pregunto con la frente en alto y con aire de prepotencia.

- La mejor pregunta es: ¿Quién eres tú?.

- Yo pregunte primero - respondo - imbécil - susurro para mi misma, aunque por sus expresiones parece haber escuchado.

-¡Amanda!... - parece llamar a alguien - ¡Amanda! - dice cada ves mas enojado.

- Aquí estoy señor. ¿Qué desea? - pregunta una chica rubia, alrededor de 25 años y ojos azules, su voz se oye agitada y expresa miedo.

- ¿Me puede decir que hace esta meretriz aquí? - pregunta el imbécil y la rubia dirige su mirada hacia mi.

- ¿Meretriz?¿Qué es eso? - pregunto y el me hace caso omiso.

- ¿Princesa?, ¿Qué hace aquí? - pregunta un poco asustada - pensábamos que estaba en su habitación.

- Solo buscab...- el imbécil no me deja hablar.

- ¿Con qué ella es la puerca con la que tendré que convivir? - abro mi boca, mostrando que estoy ofendida - Lleva a esta "frankenstein" a su habitación y no permitas que salga - Ok....eso me molesto.

- Si, joven amo - responde - puede seguirme, señorita - hago caso omiso a lo que me dice. Ella se va a la derecha y yo a la izquierda - ¡Señorita!, ¡Señorita! - exclama.

- ¡No tengo ganas de ir a mi habitación! - grito y logro llamar la atención del imbécil. Veo como él, se devuelve de las escaleras, las cuales estaba subiendo, se acerca más y más.

- ¿Qué haces?¿Quién te crees? - pregunto, mientras él, me hala por la muñeca - ¡Me duele la muñeca!, ¡Sueltame! - él me ignora.

- Soy el príncipe de este castillo y tengo mas poder que tú - responde en frustración - y iras a tu habitación, si o si.

El príncipe de la arroganciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora