Han pasado dos días desde que me fui de casa. Steven ha sido muy atento, pero tampoco puedo abusar de su amabilidad. En algún momento debo de irme. No será fácil tener a una mujer y dos niños en una casa que no es de ellos.
Bajé al primer piso y me encontré con Steven besando a su novia. Tienen tan hermosa relación que aveces me dan celos; quisiera poder estar así con Bryan....
— Hola Scar, no te ví llegar – dice Maritza, la novia de Steven, con el rostro rojo de la vergüenza y, a la misma vez, sacándome de mis pensamientos. Tal vez sea porque me les haya quedado mirando fijamente mientras se besaban.
— Perdón, no quería molestarlos – digo con la cabeza gacha. – Solo quería avisarles que iré a comprar helado.
— ¿Antojos? – pregunta Steven y yo asiento. – Mis sobrinos son muy comelones – dice con una sonrisa y yo se la devuelvo.
Después de despedirme de Steven y Maritza, salí por la por la puerta y me dirigí a mi auto. Sí, se supone que no debo manejar porque estoy embarazada, pero no me gusta esperar por un taxi.
Llegué al Mall en veinte minutos. No solo vine aquí por helado, sino que quiero comprar más ropa para mis bebés. Una pequeña tienda, pintada de azul, amarillo y rosa, llamó mi atención. Después de varias minutos mirando, salí con cinco bolsas de allí.
Me senté en una banca debido a que mis pies dolían y estaban un poco hinchados. Tomé mi móvil y empecé a revisar mis redes sociales. Algunas fotos de Steven con Maritza, algunos ex compañeros de clase y...Bryan.
Él sale haciendo un puchero, tiene una leve barba y lleva el cabello despeinado, se ve tan tierno.... Además, puso un mensaje:
“No puedo vivir sin ella. No puedo ser un príncipe sin mi princesa”.
Que frase tan cliché. Si cree que volvería con él por palabras tan simples, está equivocado.
— Hola llorona – dice una persona mientras se sienta a mi lado. Me limpio las lágrimas que no sabía que tenía y observo a la persona.
— ¿Dylan? – pregunto con la voz ronca.
— No, soy su fantasma, Mike – ruedo los ojos y río. – ¿Por qué lloraba mi amada Aurora? – pregunta refiriéndose a la bella durmiente, el papel para el que más me llamaban.
— Problemas – digo mientras acaricio mi panza. Esos niños se mueven demasiado. La vista de Dylan se fija en mi pancita y abre los ojos como dos platos.
— Eh...¿De qué me perdí? – pregunta señalando mi panza.
— ¿Tengo que contarte? Eres lo suficientemente inteligente para saber lo que pasó.
— Sí, pero quiero detalles – Dylan es mi amigo, no mi mejor amigo, así que no tengo la necesidad ni las ganas de contarle.
— ¿Acaso quieres que te cuente de mi vida sexual?
— Sí.
— Pues confórmate con un “No te lo dire” – le dije sonriendo.
— Ok gruñonsita – dice con diversión.
— ¿Y qué haces tú por aquí?
— Disfrutando los hermosos países que me ofrece el mundo – dice, pero no me está observando y, además, se muerde el labio inferior. Dirijo mi vista hacia donde él la tiene puesta y observo a una chica que lleva puesto un minivestido violeta y está tratando de recoger unos objetos. Lo que más llama la atención es que se le nota la ropa interior de encaje rojo.
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El príncipe de la arrogancia
Ficção Adolescente¿Qué harías si tu vida diera un giro de 360 grados?. Esto paso con Abigail Stevenson. Ella era una chica común y corriente, pero con un pasado oscuro. Este cambio en su vida hará que viva una nueva aventura y una nueva experiencia. ¿Cuál es su pasad...