Capitulo 11

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Elettra:

- Alex.. creo que te estoy empezando a querer.- le dije, aunque lo que realmente quería decirle es que no lo creía, sino que lo sabía.

Nos abrazamos con fuerza y sentí que el mundo se había parado por un momento. En aquel instante no había ningún lugar  en el que prefiriese estar.

Nos besamos de nuevo, de manera lenta y torturadora, como si ninguna de las dos tuviesemos prisa. 

- Ale.. seguiria.. así... toda... la.. noche - dije mientras ella me interrumpia con besos haciendome reir- pero la persona que te ha traido debe estar harta de esperar.

- He venido andando 

- ¿ De verdad? ¿ A esta hora más de un Kilometro tu sola? - Dije preocupada y sorprendida. 

- Necesitaba verte

Me hacía tan feliz pensar que ella había hecho todo esto por mi, que en aquel momento ese detalle hizo sentirme plena. Me lancé a sus brazos y terminamos callendonos en la cama.

- No voy a permitir que te vayas sola. No quiero que nadie te rapte porque no me gusta que me roben - dije riendome

- ¿Como que te roben? ¿ Soy tuya acaso? - me repitió en el mismo tono con el que yo me había dirigido a ella.

- Si, y soy muy possesiva baby

Ambas nos reimos hasta que se hizo el silencio. Me miró con ternura y me acarició la cara dibujando con su dedo el contorno de todas mis facciones.

- ¿ Que hases? - susurré

- Quiero memorizar cada parte de tu cara.

Su confesión me hizo sonrojarme y como siempre volví a ser vulnerable ante ella.

- Quedate hoy por favor.

Con sus ojos me dio la respuesta que esperaba.

Le deje un pijama y nos metimos en la cama. Ya eran al menos las dos de la mañana.

Una vez tapadas nos colocamos de lado, una enfrente de la otra y nos miramos a los ojos sin decir ni una palabra. Aunque la luz estaba apagada, habia una pequeña lamparita que alumbraba de forma muy suave parte de la habitación.

- ¿Nostras que somos? - dije con miedo de escuchar su respuesta.

-No se que somos, pero podría decirte que eres tu para mi. Para mi eres una nena bonita e italiana que se ha colado en mi cabeza y que no me deja pensar en otra cosa durante todo el día. - dijo haciendome reir- También eres la culpable de que mis labios se vuelvan caprichosos buscando un unico sabor, de que no me concentre en casi ninguna asignatura, de que no me importe recorrer varios kilometros a oscuras si se que al final del camino te encontraré y de que haya perdido el interes por cualquier persona que no seas tú. 

- Pues para mi tu.. eres mi lugar favorito de Barcelona.

Su sonrisa hizo revolotear a las mil mariposas de mi estomago y me confirmo más que nunca las palabras que acababan de salir de mi boca.  Tiro de mi mano y me acercó hacia ella con fuerza.

Me besó apasionadamente dejandome casi sin aire.

- Me haces tan feliz, Elettra Lamborghini

Me acerqué al lóbulo de su oreja y le di un pequeño mordisquito

- Deseaba tanto tenerte aqui - susurré en su oido.

Ella se subio encima mia y de nuevo comenzamos una guerra de besos, que ninguna de las dos parecia querer perder. 

- Quiero sentirte. Necesito sentirte piel con piel, Elettra - la voz salio tan ronca de su boca que no pude negarme.

Segundos despues de su petición ambas nos encontrabamos totalmente desnudas. Aunque no podia apreciar sus curvas tanto como quisera por la suave luz que apenas alumbraba la habitación, si podia sentir cada parte de su cuerpo.

Comenzamos a explorarnos la una a la otra, mientras nos besabamos. Sus pezones endurecidos se frotaban con los mios y nuestros centros se rozaban mientras nuestras manos recorrian el cuerpo de la otra.

Alex lamia mi cuello con una lentitud torturadora, y dejaba suavaes mordisquitos en el. De repente  senti una humedad creciente entre mis piernas y comencé a ponerme nerviosa. 

- Alexandra..

Ella de repente me miro a los ojos. 

- ¿ Estás bien?

- Si.. es solo que.. nunca he hecho esto con una chica.

A ella no pareció sorprenderle, ya que siempre supo que solo había estado con chicos.

- Podemos parar si quieres, no tengo ninguna prisa - dijo llevando sus manos a mi cara y acariciandomela.

- No quiero parar. Pero tengo miedo..

-¿ Miedo de qué?

- Miedo de no estar a la altura o de dejar de gustarte.

Ella soltó una carcajada, que me dejo un poco desconcertada.

- Es imposible que eso pase Eli, cada vez estoy mas segura. Cada parte nueva que descubro de tu cuerpo es un mundo para mi. Quiero tenerte así, debajo o encima de mi, porque necesito sentirte mia  y porque siento que contigo nada es suficiente, siempre quiero más. Nunca podrias defraudarme en ese sentido, porque con el simple hecho de que toques mi mano, haces que me derrita.

Me lo dijo de forma tan sincera que la besé. Contestandole con mi gesto que queria seguir.

Cerre los ojos cuando la senti de nuevo en mi cuello, y clave suavemente mis uñas en su espalda.

Nos incorporamos un poco y dirigi mi mano a su pecho, lo que le hizo soltar un gemido. El tacto endurecido de su pezón me hizo suspirar. Me dirigí de nuevo a su oido 

- Quiero ser tuya esta noche y quiero que tu seas mia.

Ella me tumbo en la cama y besó mi cuerpo con delicadeza. Parandose en mis pechos y jugueteando con el piercing de mi pezón y su lengua.

- He soñado con esto,desde el dia que estabamos viendo la pelicula en este mismo cuarto y pude tocarlo por encima de la tela de tu camisa.

Esta vez fui yo quien se dirigio a su cuello y comenzo a mordisquearlo haciendole soltar pequeños gemidos. Ella a su vez dirigia su mano por mi abdomen hasta llegar a mi centro, donde se paró. Me susurró que cerrase los ojos y así hice.

Comenzo a masajear mi clitoris con una delicadeza extrema, como si tuviese miedo a hacerme daño. Me estaba haciendo literalmente enloquecer.

Saco su mano y la llevo a mis pechos, en los que hacia pequeños masajes mientras con su centro rozaba el mio.

- Piensa que estamos bailando suavecito, eli. Quiero que te sientas cuidada, quiero protegerte. - Me dijo entre gemidos.

Ambas gemiamos por el roce. Se sentia tan increiblemente bien... Cada vez nos moviamos más rapido y nos costaba tanto reprimir nuestros gemidos que teniamos que hacerlo con besos.

Al poco rato llegamos al climax, las dos al mismo tiempo, mirandonos a los ojos y ahogando un fuerte gemido en los labios de  la otra.  





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