48 ✤ Descubierto

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Todavía se removía entre las sábanas a la mitad de la noche, sentía algo de frío en la piel expuesta pero justo antes de levantar la sábana sintió la mano de tibia de Jong In sobre su hombro. La jaló hacia él y la abrazó dejando un pequeño beso en su frente.

Abrió los ojos de par en par y parpadeó sin creer lo que había pasado minutos antes, había tenido su primera vez y no era como se lo habían pintado aquellas amigas "experimentadas", nada de eso. Se había sentido maravilloso, su cuerpo mismo le había pedido una y otra vez entre jadeos un poquito más hasta que se sintió lleno, completo, saciado y reventó dejando salir las llamativas flores por su boca y ojos. Deseó plasmar luego de aquello una imagen en el techo pero su mente no la dejó, se silenció cuando Jong In gimió acomodándose nuevamente sobre ella y despidiéndose de ella con un inocente besito en la mejilla. Su cerebro al instante le pidió dormitar y así lo hizo, lo acomodó entre sus brazos dejando reposar su cabeza sobre su pecho y así lo acarició hasta que las fuerzas no le dieron.

Despertaba de rato en rato y no iba a negar que le dolía la entrepierna pero aquello no era nada comparado a todo lo maravilloso que había pasado, ya no estaban en la misma posición en la que se habían acostado ya que ahora estaba en una especia de cárcel entre los brazos de Jong In.

¿No tienes sueño?-lo oyó preguntar con la voz ronca.

No –respondió abrazándolo aún más fuerte.

Lo oyó suspirar y acomodarse para poder hablarle mejor, la arrimó un poco para verla a la cara al mismo tiempo que le acariciaba las mejillas con una mano sin dejar de seguir el movimiento de sus ojos con los suyos.

¿Te hice daño? –Susurró- dímelo.

Beth solo negó sin dejar de verlo.

Tenía miedo –le indicó- y creo que... todavía lo tengo.

¿Por qué?-frunció el ceño Beth.

No quiero que te vayas –susurró acercándola para darle un abrazo.

Beth lo abrazó y besó su cuello cuando este la estrujo fuerte como si fuese un pequeño peluche de felpa.

Si te vas... voy a buscarte Beth, a donde sea –aclaró- no me importa a donde vayas.

¿Por qué me iría Jong In?-Beth se alejó para hablarle.

Porque tengo miedo de que no puedas aceptar mi estilo de vida... no soy una persona común y corriente y lo sabes –esta vez colocó uno de sus mechones tras su oreja- es riesgoso para ti.

Cuando... desperté en el hospital y te vi conmigo me di cuenta que no me importaba nada más que permanecer a tu lado Jong In –colocó su mano cálida sobre la de él y sonrió- cuando acepté sentir esto, acepté todo el set.

Jong In sonrió dejando ver su dentadura blanca, Beth le parecía extremadamente tierna y no estaba dispuesto a dejarla ir. No iba a portarse más como un idiota, ahora tenía un motivo más fuerte por el que volver a casa después de cada trabajo. Ya su vida no sabía ni a miserable, desde hacía meses había encontrado en la calle una especie de sazonador que contenía diferentes granos, algunos de azúcar, otros de sal.

Sweet Peach ✤ Kim Jong InDonde viven las historias. Descúbrelo ahora