Lo mire ausente y con pesadez, removiendome entre sus brazos hasta una posición comoda.
-Mejor- mire como sonreía con dulzura, tenía los mismos rasgos finos de un ángel.
-¿Te vas a quedar más tiempo?- su pregunta choco en mi como un fuerte mazazo.
-Supongo que si- mi respuesta sonó dudosa casi entre cortada como si decir aquello me costara.
-Entonces te preparare el desayuno ¿alguna preferencia?- se separó para poder incorporarse.
-No,lo que hagas estará bien- sonreí con cariño, no se porque pero el me hacía sentir bien.
-Creo que ya se que hacer- sus ojos relampaguearon cuando un pensamiento cruzo tu mente.
-Puedes ir a ver al bebé y Oliver mientras preparo tu desayuno, si te quieres duchar el final del pasillo está el baño- su voz sonaba un poco ronca, creo que la humedad de aquel lugar le afectaba.
Me levanté de la cama una vez el se había marchado, abrí la bolsa y cogí una chaqueta con capucha para que el frío no me calara hasta los huesos, salí de la habitación y me dirigí a ver a mis niños.
-Buenos dias mis pequeños diablillos- abrí la puerta de la habitación con cuidado.
Oliver me miraba remolon sin muchas ganas de salir de la cama.
-Buenos dias- contestó casi sin despegar los labios.
-Vaaaaa despierta- empecé a moverlo al mismo tiempo que le hacia cosquillas.
-Vale vale tu ganas- su risa despertó a Ahriel que no se si era porque me acababa de levantar o que pero parecía más mayor.
-Creo que Bran va a preparar el desayuno- informe clavando mis dedos en su costado haciendo que diera un brinco.
-Ahora ya te has despertado de golpe- añadí riendome pero Oliver me miraba mal humorado.
-Muchas gracias- gruño saliendo de la habitación aún con los ojos cerrados.
Cogí a Ahriel observando la minuciosamente, definitivamente había crecido.
Las palabras de Slender resonaron en mi cabeza, no recordaba que ella era un demonio puro y que crecía mucho más rápido, evidentemente no crecía cada hora pero no era como los niños humanos.
Ahora parecía tener ocho meses, nunca había cuidado un bebé así que no se cuando cuando hay que darle papilla o cosas de esas.
La cogí en brazos y la baje a la cocina, por un momento me sentí una persona normal.
-¿Como se llama?- Oliver estaba sentado delante de un plato de comida aún por comer mirando a la niña con curiosidad.
-Ahriel- respondí acercandola a el.
-¿Quieres cogerla?- me acerqué a el.
-Ya la cogí antes- la cogió en brazos con total facilidad.
-Perdone chico mayor- rode los ojos viendo por el rabillo del ojo como Bran se reía poniendo delante mía una cosa por definir.
Me senté en la silla observando la masa uniforme con azucar por encima parecía un intento de magdalena, Oliver miraba su plato con desagrado.
-Tu primero- susurro entre dientes, frunci el ceño hacercando aquello a mi boca.
Aquello era lo peor que había probado en mi vida, (y eso que había provado el intento de bizcocho de Ben), me tragué aquel pedazo como pude, pero se me quedo atorado en la garganta.
Abrí los ojos ahogandome con la tos en busca de un vaso de agua.
-Toma- cogí el vaso con necesidad, tomando unos pequeños tragos haciendo que aquel pedazo dejará de obstruir mi garganta.
-¿Estas bien?- la mano de Bran estaba posada en mi hombro con ojos preocupados.
-Si- respondi cogiendo aire.
-¿Tan malo está?- la pregunta de Bran hizo que Oliver y yo nos miraramos intercambiando miradas.
-Malo se queda corto- soltó Bran.
-Si tan malo está aprende a cocinar en ved de quejarte- gruño quitándole el plato.
-No te enfades- intente decirlo con tono amigable pero me salió un poco burlón.
Sólo me miro apretando levemente los labios con esa mirada dulce que siempre tenía que ahora estaba empañada por molestia a causa del comentario del pequeño.
-Ya cocino yo - añadí tirando el contenido de mi plato en la basura y preparando unos sándwiches, creo que se notan que me encantan.
Serví uno a Oliver y otro a Bran que lo aceptó de mala gana.
-No seas orgulloso y come- increpe ante su actitud.
-Si mi sargento- respondió poniéndose la mano en la cabeza como un soldado.
Deje los ojos en blanco y abrí la puerta del mueble observando que estaba casi vacío.
-Tenemos que conseguir comida- comenté abriendo todos los cajones en busca de algo que comer.
-Diras "comprar comida"- corrigió devorando el último trozo de lo que había preparado.
-Como tenemos tanto dinero- dije sarcástica.
-En ved de matar puedes robar- su sugerencia hizo que me empezará a reír pero el sólo me miraba con la ceja levantada buscando la causa de por que me reía.
-¿Va en serio?- apenas lo pude decir porque continuaba riendome.
-Si- me miraba serio.
-¿Sabes robar a caso para sugerir eso ?- se quedo pensativo hasta que sonrió.
-Pero tu si- respondió acercándose a mi.
-Pero primero hay que encontrar a alguien y robarle, ir a la tienda y hacer cola, mi método es más eficaz y mas rápido - me crucé de brazos con superioridad.
-No voy a matar- negó con la cabeza aún con rostro serio.
Hicimos en un duelo de miradas hasta que me cansé y accedí.
-Esta bien pero tendrás que robar- exigi sabiendo que se iba a negar.
Miro pensando su respuesta y miro a Oliver.
-De acuerdo....- accedió resignado.
-Yo se robar- añadió Oliver que había estado observando todo mientras devoraba su sándwich.
-Tu te quedarás aquí a cuidar de la casa junto a Grinny y Ahriel- dije con los brazos en la cadera, Bran de quedo un momento paralizado.
-Ahriel....- susurro.
-¿Pasa algo?- pregunte frunciendo el ceño.
-Es un nombre de ángel- comentó sin cambiar su expresión.
-Lo se- me escogí de hombros saliendo de la cabaña.
-Vamos pequeño- dije mirando a Scooby que estaba durmiendo a la sombra.
-¿Ella no es humana verdad?- sentí un cosquilleo en la espalda cuando escuche su pregunta.
-¿Como sabes eso?- pregunte inquietada.
-Sus ojos no son normales- sabía que sabía más de lo que decía pero en su ojos se veía ese brillo que decía "No es el momento pero algún día te lo dire", iba a contestar pero decidí no darle importancia tenías cosas más importantes en mente.
-¿Algún sitio en especial al que quieras ir?- pregunte antes de empezar a andar.
Me mira pensativo, barajando las diferentes posibilidades.
-Ninguno- dice finalmente burlón.
Rode los ojos hastiada y decido ir a un barrio donde no había mucha gente lo vi cuando fui a poner las notas de Slender.
Slender...reconozco que no había pensando en ellos hasta ahora, pero tampoco quiero pensar, necesito estar un tiempo separada de ellos, aunque una parte de mi quiera volver, sobretodo con Toby...
-¿Que te paso?- el roce de su mano en mi pañuelo me hizo dar un pequeño bote.
-Lo siento- se excusó apartando la mano.
No me había dado cuenta que llevaba puesto aún el pañuelo e incluso había dormido con el y Bran no me dijo nada.
Suspire mientras me llevaba las manos al nudo que estaba detrás de mi cabeza y lo deshataba hasta que el pañuelo se deslizó por mi rostro hasta casi rozar el suelo si no lo hubiera atrapado Bran.
-Lo se, estoy horrorosa- clave mi mirada en el suelo para no encontrarme con la suya.
-No me parece que estés horrorosa, apenas se te ve ya la cicatriz- acerco su mano rozando levemente el lugar donde estuvieron los puntos de sutura inspeccionandolos.
Siguió mirandome achicando los ojos.
-Sigues siendo bella- las mejillas me ardían ante su afirmación.
-No sabías que eras así de tímida- se empezó a reír.
Lo fulmine con la mirada, no es que fuera tímida pero es que el me ponía nerviosa cuando se ponía así.
-No lo soy- respondí seca.
El sonreía pícaro sabía que había conseguido llegar a mi punto débil.
-¿Tu perro que come?- pregunto mirando a Scooby a mi lado.
-Animales que caza y las presa que yo cazo- lo mire encogiendome de hombros mientras el me miraba horrorizado por lo último que había dicho.
-¿¡Come personas!?- preguntó alarmado.
-Si, pero sólo las que yo mato- miraba a Scooby que parecía estar sonriendo como hacía Grinny.
-No se como puedes decirlo tan normal- contestó perplejo.
-Al final te acostumbras a que las cosas nunca sean normales- respondí apretando los labios.
-Eso no excusa tus actos- reprochó indigando.
Suspire con resignación mirando le fijamente.
-¿Y que quieres que haga si el lo único que me sacia?- alce los brazos molesta por su respuesta.
-Ya se que es tu forma de ser, pero no puedo hacer lo que tu- sus ojos azules como el mar bajo un cielo nubladose apartaron de los mios para mirar las casas a lo lejos.
-No te he dicho que hagas lo que yo- respondí fría.
Sacudió la cabeza y me regaló una sonrisa cálida.
-Vamos- no me dio tiempo a reaccionar cuando ya me tenía cogiada de la mano.
-Tu entretienes y yo robo- dije dejándome llevar hasta el patio de una casa.
-No se como lo voy a hacer- dijo un poco nervioso.
-Sencillo, pregúntale la hora o una calle y ya está- mire la calle viendo como la gente caminaban de un lado para otro.
-Creo que sería mejor que te tranformaras a tu estado natural- sugirió reteniendome.
Rode los ojos y hice lo que me pidió, menos los ojos que lo único que ponía hacer era hacer que el ojo que no estaba cubierto por mi cabello se tornara color amarillo casi marrón.
-Prometeme que no vas a matar a nadie mientras vayamos a robar- se puso muy serio sin apartar los ojos de mi.
-Te lo prometo- respondí sin prestarle mucha atención.
Mire a la calle escogiendo mis objetivos.
-Para mi el hombre de la camisa a cuadros y la mujer de las gafas azuls- anuncie observandolos.
-Para mi la chica del mobil- respondió clavando su mirada.
-Recuerda que hemos venido a robar no a ligar- dije burlona.
Se giró rodando los ojos y negando con la cabeza.
-Nos vemos dentro de media hora- calcule mentalmente el tiempo que me llevaría realizar los robos antes de anunciarle la hora.
-No llevo reloj- dijo señalando su muñeca.
-Todo son quejas- gruñi mirando una de mis presas.
El hombre de camisa de cuadros llevaba un reloj dorado que parecía caro.
-Quédate aquí y no hagas ninguna tonteria- separe su mano de la mía llevandome el dedo indice a los labios para que no hiciera ningún ruido mientras yo me alejaba de allí dejando lo atrás.
Me puse la capucha y seguí al hombre hasta llegar a una calle donde no había mucha gente, sólo una niña que entró en una tienda de ropa.
Me sitúe detrás del hombre hasta, saque el cuchillo y lo acerque hasta el cuello.
-La cartera- ordene con voz grave.
-S-si tranquila- contestó nervioso sacando la cartera.
-Déjala en el suelo- el hombre obedeció dejándola caer en el suelo.
-Y ahora tu reloj- clave los dedos en el brazo.
-Es un re-regalo m-muy especial-tartamudo oponiendo resistencia.
-Yo también te haré uno si no me lo das- amenaze provocando unas pequeñas quemaduras donde tenía la mano.
-Esta bien- dijo llorando dejando caer el reloj en mi mano.
-Buen chico, ahora largo que aquí- lo empuje fuera de mi.
No se volvió a mirarme, sólo corrió sin darse la vuelta.
Recogí el reloj y la cartera que sólo tenía un billete de veinte.
-Con esto me haré rica- digo irónica arrojando la cartera a la alcantarilla y guardando el reloj en mi bolsillo.
Volví a donde había dejado a Bran, pero cuando volví estaba hablando amigablemente con la chica a la que tenía que atracar.
-Hombres- gruñi con desagrado.
Me acerqué hasta poneme delante de ellos.
-¿Recuerdas lo que dije antes?- pregunte ignorando a la chica.
-Si, pero- lo interrumpo antes de que pueda terminar.
-No podemos perder tiempo- dije molesta.
-¿Eres su novia?- intervino la chica me volví a ella mirandola con desprecio.
-Si no lo eres ya te estas marchando de aquí- añadió.
La has jodida anoréxica choni de mierda.
-Yo de ti me callaria- le sugerio Bran con una sonrisa.
-¿Por quien?¿Por ella?, no me hagas reír,le saco dos cabezas- replicó con aires de grandeza.
Aparte mi capucha con una sonrisa en mi rostro enseñando mis dientes.
Cambie los ojos a los que llevo siempre, uno rojo y otro negro.
-Si, por mi- la cogí del brazo y la arrastre hasta la parte de atrás de la casa donde anteriormente había planificado mis presas con Bran.
-Fire,me lo prometistes- me recordo Bran.
La chica estaba gritando e intentando huir.
-Dile que se calle- dije fría.
-Haz lo que te dice- le pidió Bran.
La chica dejó de gritar pero seguía intentando huir.
La arrastre hasta empurla contra el muro y que cayera en el suelo.
-La vas a- le tape la boca con la mano.
-No- contesté mirando a la chica.
-¿Llevas dinero?- pregunté antes de hacer nada.
Ella me miro asustada sacando un billete de diez y otro de veinte.
-El móvil- exigi.
-¿Para que lo quieres?- pregunto Bran que no paraba de pasearse arriba y a bajo.
-Pronto lo sabras- sonreí burlona.
-¿Me puedo ir ya?- pregunto asustada.
La mire y le llame a Scooby.
-Ya te puedes ir- dije apartandome para que se fuera.
-Toda tuya chico, pero no la mates solo asustala- Scooby no tardó en salir tras ella.
Bran estaba detrás mía de brazos cruzados desaprovando mi gesto.
-Sólo la va a perseguir no le hará daño- lo tranquilice.
Me miro resignado y siguió caminando hasta un comercio próximo.
-¿Te gustaba?- pregunte acercandome hasta el.
-No, pero tampoco sabía como robarle- y se empezo a reír.
-Y decidistes hablar con ella en ved de robarle- me reí al ver su rostro.
-Pues si- reconoció poniéndose la mano en la nuca.
-Tenemos cincuenta en total para gastar y un reloj bastante caro para ti- saque el reloj ofreciendoselo.
-¿Le hicistes daño?- pregunto antes de aceptarlo.
-Noo- negué rodando los ojos, me miro fijamente hasta que aceptó el reloj.
-Podemos entrar aquí, pero ponte la capucha, aunque a mi me parezcas hermosa a ellos les daras miedo- suspire y me puse la capucha como el dijo entrando en el supermercado.
-Hay que comprar papilla y cosas de esas para Ahriel- comenté caminando por los pasillos.
-Creo que están en el pasillo de al lado- respondió pensativo.
Cogimos todo lo que necesitamos y nos dirigimos a la caja para pagar, nos atendió una chica joven de pelo rubio.
Pasó todo por el lector de codigos de barras hasta que en un pequeña pantalla apareció el precio que habíamos de pagar.
-En total treinta con cincuenta y seis- nos dijo la chica.
Saque la cartera del hombre y el dinero de la chica y le pagué con ello.
Bran metió todo en unas bolsas, sinceramente aquello me aburría.
Salimos de allí sin despertar sospechas.
-Ves así es más facil- parecía orgulloso.
-Y más aburrido- dije con un suspiro.
Me miro con paciencia y me regalo una sonrisa.
-¿Puedo pedirte algo?- sus ojos dulces me miraban de una forma que hacia que se me dibujara una sonrisa, lo mire absorta en sus grises ojos y asenti sin pensar en lo que me había preguntado.
-¿Puedes mostrarme tus alas de ángel?- su pregunta me cogió por sorpresa, no era la primera vez que alguien me lo pedía pero el lo hizo de una forma extraña para mi, siempre que alguien me lo pedía me sentía como un mono de circo pero cuando lo pidió el me hizo sentir distinta, cómoda con su proposición.
Me concentre hasta que mis alas aparición como una cascada de la más pura luz que brotaba de mi espalda.
-Son preciosas- comentó fascinado.
-¿Puedo?- pregunto alargando la mano hasta ellas.
-Pero con cuidado- advertí como una niña pequeña.
Las rozo con delicadeza como si tuviera miedo de que me lastimara con solo el roce.
-Tenemos que volver- comenté nerviosa.
Apartó su mano y me volvió a sonreír creo que era su manera de decir "No te preocupes todo estará bien" y era algo que agradecía profundamente.
Retomamos la marcha hasta que escuche los ladridos de Scooby, me gire para recibirlo.
-La ha matado- afirmó serio al ver la boca del lobo llena de sangre.
Frunci un poco el ceño y me acerqué hasta Scooby rozando su barbilla hasta que mis dedos estuvieron manchados de un rojo carmesí.
El olor de la sangre era diferente al de la chica, de hecho olía a sangre de paloma.
Y os preguntareis ¿Como sabes que esa sangre no es de la chica?, sencillo, Scooby lleva tanto tiempo cazando palomas y otros pájaros que he aprendido a diferenciar el olor.
Y se que no es humano porque por decirlo de alguna forma al igual que Scooby yo tambien llevo un tiempo matando personas y con el tiempo aprendes que la sangre huele igual que la persona que has matado, a excepción de si lleva perfume,claro.
-Es de una paloma, esas asquerosas ratas con alas le encantan- explique torciendo la boca, odio las palomas.
-¿Segura?- miraba a Scooby y me miraba a mi.
-Si tranquilo- respondí sonriente.
Asintió complacido y retomó la marcha.
-Te tengo que comentar una cosa- en eso momento no sabía como escoger mis palabras, nunca se me ha dado bien, así que decidí hacerlo como hacía siempre,de manera directa.
-¿El que?- pregunto con los brazos en tensión por cargar las bolsas.
-Necesito ir de caza cada cierto tiempo- dije sin vacilar.
-¿Cada cuanto?- no me esperaba esa pregunta.
-De manera regular- dije sin decir un periodo de tiempo concreto.
-¿Cuántas muertes puedes llegar a hacer?- soltó las bolsas al lado de un árbol, creo que quería averiguar todo lo posible sobre ese tema.
-Muchas- respondí pensativa, nunca he contado las muertes que he hecho.
-Entiendo-asintió- Es como una medicina para ti ¿no?- pregunto con rostro reflexivo.
-Supongo que si- no lo había visto de esa forma pero supongo que si.
-Lo asumo, no comparto esa forma de mantenerte estable, pero la respeto- su respuesta me caló muy hondo, era de las pocas veces que alguien que no era como yo aceptaba lo que hacía o al menos lo respetaba.
-Gracias- y por una vez ese "gracias" no fue por educación o por obligación, salió de lo más profundo de mi.
-No hay de que- me volvió a sonreír,me podría acostumbrar a esas sonrisas dulces y cálidas que el me dedicaba.
Seguimos en camino hasta la pequeña cabaña.
Fuera estaban Oliver ayudando a andar a Ahriel cogiendola con sus diminutas manos.
-Te compraré un babero- dijo guasón.
Mire a Bran molesta, pero reconozco que verles crecer me hacía sentir feliz.
Acompañe a Bran hasta la casa y dejo las bolsas encima la mesa.
Lo escanee con la mirada, hasta que se dio cuenta y me miró divertido.
-¿Que te hace tanta gracia?- pregunte poniendo me de morros.
-La manera que tienes de mirar intentando deducir algo, pareces una una detective- comenzó a reírse al ver mi indignación.
-Si te pones así se te hinchan los mofletes- me cogió de los mofletes nada más decirlo- y estas muy mona- achine los ojos molesta.
-No te enfades- tarde ya lo había hecho.
Saque la papilla de Ahriel y salí en su busca sin decir nada.
-Te he comprados unos dulces, están en la bolsa mas pequeña- le dije a Oliver, sus ojos brillaron y en su rostro se dibujó una sonrisa de oreja a oreja.
-Gracias, te quiero- se acercó y me beso la mejilla fugazmente para salir en busca de los dulces prometidos.
-Ven con mamá- me agache y abri los brazos para cogerla entre ellos mientras ella daba pequeños pasos con dificultad hasta mi.
-Ya es hora dé comer ¿verdad mi niña?- la senté en mis rodillas y comence a darle de comer.
-Esta rica ehh- añadí limpiandole la cara.
Me gire al notar una mirada en mi nuca, Bran estaba apoyado en el marco de la puerta observando de brazos cruzados y sonrisa en su rostro, nos miraba con ternura.
-Estáis para comeros a las dos- comentó mordiendose el labio inferior, no pude evitar empezarme a reir.
-Mamá- mire sorprendida a Ahriel.
-¿Que has dicho cariño?- pregunte confusa.
-Mamá- volvió a repetir.
-Oh Dios mío, mi amor- la estreche entre mis brazos casi con lágrimas en los ojos.
Ahriel comenzó a reír, de mayor la niña va a ser un poco cabrona.
-Se parece a ti- comentó Bran.
-No es hija de sangre pero un poco si- respondí entrando en casa.
Subi al segundo piso dejando a la pequeña en su cuna con Bran siguiendome, no me moleste en decirle nada hasta que salí de la habitación tras dejar a Ahriel.
-Tienes miedo ¿verdad?- no me acostumbro a sus preguntas sin ningún motivo.
-¿A que te refieres?- frunci el ceño cerrando la puerta con cuidado.
-Tienes miedo de perder a Ahriel y a Bran-afirmó con esos ojos hipnóticos.
-Sabes de sobra que si- respondí sin saber a donde quería llegar con eso.
-Ella no tendría que estar aquí- una nota de pena emanó de su garganta.
-Si la dejo, Zalgo la matará- informe sin darme cuenta de que mis colmillos estaban en posición amenazante.
-Lo se, y también se que la defenderas
con tu vida si es necesario- mostraba un rostro reflexivo.
-¿A que vino esa pregunta?- centre mi atención únicamente en el.
-Se nota en tus ojos que la amas- le interrumpi antes de que siguiera.
-¿Mis ojos?- pregunte levantando una ceja.
-Hablas con la mirada, no hace falta preguntarte para saber que te pasa o que piensas tienes una mirada transparente, algo raro en alguien como tu, me refería al hecho de ser una asesina- finalizó con una sonrisa.
-¿Y que tiene eso de raro?- cruce los brazos por delante de mi pecho.
-Es algo que muy poca gente tiene, y significa que no puedes mentir que eres sincera- siguió hablando como un terapeuta.
-Gracias por la charla Sr.Psicólogo pero tengo que hacer la cena ya que si la haces tu nos mataras a todos- dije burlona acariciando su mentón mientras me alejaba, sabía que me iba a seguir era como mi sombra, no me desagradaba pero tampoco me hacía mucha ilusión tenerlo todo el rato detrás mía.
-¿Sólo has comprado comida precocinada?- bufe sacando botes de fideos instantáneos.
-No me preocupa mucho cocinar- respondió encogiendose de hombros.
-Me he dado cuenta- lo mire sacudiendo la cabeza y calentado el agua para los fideos.
-¿Te importa si dormimos juntos?- pregunte adecuando el fuego.
-No hay problema- respondió removiendo su cabello.
-Creo que ya esta- saque tres platos y servi los fideos en ellos.
-Que bien huele- comentó acechando el plato como si se lo fueran a quitar.
-Tranquilo, que no te lo va a a quitar nadie- reí burlona- voy a avisar a Oliver de que ya esta la cena-
Salí al porche a buscarle y como siempre estaba con Scooby y Grynni.
-Ya está la cena cariño- anuncia detrás de el.
-¿Y ellos que cenaran?- pregunto preocupado.
-No te preocupes ellos saben cuidarse y mañana me los llevaré de caza- dije guiñandole el ojo.
Scooby aullo como un verdadero lobo a la luz de la Luna.
-Mañana pequeño- susurre antes de volver.
Me senté en la silla empezando a comer fideos chinos.
-Que aproveche- dije cuando vi los platos de ambos vacíos sin dejar rastro de su contenido anterior.
Cuando termine le di dos besos en la mejilla a ambos y me fui a dormir.
Grynni me siguió hasta el cuarto de Ahriel.
-Buenas noches pequeña- besé su frente y me fui a mi cama.
Ocupe mi parte de la cama dejando caer mi cabeza en la almohada, Grynni subió y durmió junto a mis rodillas.Espero que os haya gustado.
Nos vemos en el próximo capítulo pequeños proxys💗💕
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Lo que hay en ti (creepypasta)
Fanfiction¿Que pasaría si descubres que no puedes escaparte de lo que hay en tu interior? de esa sed de sangre que te obliga a sacar lo que eres en realidad, eso fue lo que le paso a Laira una adolescente normal o eso pensaba ella.