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Omegle es una página para hablar con el mundo de lo desconocido, donde todos a veces desean tener un juego sexual, también donde realmente quieres conocer a personas que piensen o sienten igual que tú.
Solo fue por diversión que...
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Lunes. Odio los lunes. ¿Por qué tendrían qué existir?, ¿no podría estar solo los martes, jueves y viernes?. Bueno, si fuera así, los lunes serian los martes así que pasaría a odiar los martes. Eh, ¿qué estoy diciendo?
¡Oh por dios!, ¿es qué no puedo de dejar de pensar en ese chico, que estuvimos hablando por omegle y luego me dejo su skype para seguir hablando por ahí?, ¿qué terminamos de hablar cuando aquí eran las 5am y allá la 1am?, ¿y ese chico qué no he vuelto a escuchar más en mi vida? Sí porque, el sábado no hablamos y ayer tampoco.
Me desperté.
No puedo decir que no pensé que era un psicópata, un ladrón, o que se yo pero, las cosas que me dijo eran tan reales, que era muy difícil de sospechar de el. Ciertamente, después el fue muy simpático, nunca se sobrepasó, ni me dijo amor o cariño para luego yo entrar en pánico y bloquearlo de skype. No. Él se comporto muy normal, es obvio que no es un ladrón o un psicópata.
Además, su foto de perfil en skype, no pude verle el rostro ya que el salia tocando el piano, pensé que obviamente era él, ya por lo joven que se veía pero no podía observar su rostro, así que ni idea que ojos o sonrisa tiene.
Quería seguir hablando con el pero yo tendría que irme a dormir y él lo entendió perfectamente de hecho era él quien me mando a dormir.
– ¿Olivia? ¿Olivia?
Y justo desperté de mi nube por la voz de Irene y la risa de Vanessa.
– ¡¿Qué?!
Dije exasperada. ¿Ven? Al no hablar con el chico me puse así, ya estoy loca, definitivamente estoy loca.
– ¡Te he estado llamando desde hace rato!
Dijo riéndose Irene, luego negó con la cabeza.
– ¿Qué es lo qué te pasa?
La miré, no supe a que se refería.
– ¿A qué te refieres?
Dije y comí de mis espaguetis que compré en el almuerzo, al otro lado de la mesa Vanessa río.
– Dejala, capaz y conoció a un chico.
Dijo Vanessa guiñando me un poco. Por supuesto nadie sabe que existe un chico cuyo nombre empieza por Y y termine en oongi. No le quise decir a ninguna de mis amigas.