Cuatro días...
Cuatros días, en que mis esfuerzos no han recibido frutos y ello me tiene tan molesto que mis pobres empleados han sufrido el coste y más de uno tiene ganas de ahorcarme y los entiendo.
A pesar de haberla visto en el hotel, me fue imposible localizarla. El por qué no la encuentro, es un misterio para mi, pero he decidido no desanimarme por ello y seguir con la búsqueda.
Ya pasaron muchos años y creo que es el momento para rehacer mi vida y solamente será con ella, el haberla visto nuevamente reafirmó el legado familiar, Alexandra es la única, mi media mitad. Esta vez no la dejaré escapar.
El sonido del teléfono me saca de mis pensamientos.
—Dime, Lucia.
—Señor Jiménez, tiene una visita.
—No tengo a nadie agendado este día, Lucia.
—Lo sé señor, pero la joven insiste en que usted no tendrá problemas para recibirla.
Ahora, esa afirmación me llamó mucho la atención.
—¿Quién es la invitada?
—Alexandra Gallagher.
La madre De Dios bendito, Alex estaba ahí.
—Déjala pasar, tráenos café y no me pases llamadas, por favor.
—Si señor.
Se levantó de la silla y rodeó su escritorio, quería dar un ambiente casual y de ninguna manera iba demostrar lo nervioso, más bien ansioso que se encontraba.
El legado familiar empezó en su pecho hasta acentuarse en su dedo anular, indicio de que su compañera estaba al otro lado de la puerta.
En pocos segundos su ayudante abría la puerta de su despacho y presidía a Alex.
Estaba más hermosa que nunca, su cuerpo más delgado pero bien firme, producto quizás de un gimnasio. Sus kilométricas piernas bien torneadas y bronceadas era el contraste del conjunto azul de chaqueta y falda que traía, me tenía babeado desde el otro extremo de la oficina y a mi pene erguido orgullosamente.Siempre será lo mismo, solo verla y estar a su entera disposición.
Lo raro, cayendo en cuenta de que esa no es su habitual ropa de trabajo. No es que sea quisquilloso, pero me intrigaba, eso es todo.
Sus ojos conectaron con los míos y me detallaron concienzudamente a la espera de mi reacción.
No la iba a rechazar, ni a reprochar, no... nada de eso. Iba a aceptar lo que me diera y la ataría en corto, para no dejarla escapar nunca más.
Sonreí cálidamente y vi como su cuerpo se aflojó y decidió acercarse al fin a mi. Antes de saludarla despedí a Lucia.
—Te recuerdo los café, Lucia. Cualquier cosa que necesite, te lo haré saber.
Si no la despachaba, se quedaría cotilleando.
—Como diga, señor.
Solos...
—Hola Nate.
—Alex...
La invite a sentarse en el sillón mientras yo ocupaba el otro.
—La vida te está tratando bien, Nathan.
—Es cierto, no me puedo quejar.
—Me alegra mucho— bajo la mirada hacía sus manos. — Te estarás preguntando el por qué de mi visita.
Directa al grano, sin vacilar.
—En parte, si. No te lo voy a negar.Alexandra sonrío con mi respuesta y se movió ligeramente en un intento para acercarse más a mi.
—Es la primera vez que me estoy tomando unas vacaciones, se que suena raro y en tu cabeza flotará la frase con un gran signo de interrogación ¿Qué pitos toco aquí?Asentí en conformidad, pero más con la idea de saber que necesitaba Alex, de mi. Aunque tenía algunas sospechas.
—Verás, estoy buscando un guía para visitar lugares emblemáticos... ¡nah! Lo que quiero realmente es tu compañía, estar contigo, como antes.— El impacto de su mirada me aniquiló juntos a sus palabras, todo pensamiento salió volando por la ventana. Quedé en el limbo y esos escasos segundos vi cambiar su semblante — Lo siento, se que no... debería estar aquí y presentarme como si nada hubiera pasado — se levantó de la silla y logre reaccionar sosteniéndola de la mano.
—¡No! No te vaya, discúlpame tú a mi.
Lucia entró con los cafés y disolvió la ligera tensión que anudaba el sitio.
—Señorita Gallagher, ¿Cómo desea su café?
—Siento lo de los cafés, Lucía. Me temo que lo dejáremos para otro día, atiende todos los asuntos porque no regresaré lo que resta del día.Me levante del sillón, tome mi saco del respaldo de mi silla, agarré la mano de Alexandra y salimos de mi despacho.
—¿Donde te hospedas?
Le pregunté apenas atravesamos la puerta, está vez necesitaba tenerla localizada en todo momento, me meteré en su vida ya que me estaba dando pie y la oportunidad no la iba a desaprovechar.—He alquilado un apartamento, ya que mi estadía será un poco larga... no me había tomado antes unas vacaciones en toda regla.
—Entiendo, me parece perfecto.
Y pensé que esa era la razón por la cual no la pude localizar en el hotel.
Salimos del edificio, Jan ya estaba alerta de mi salida y nos esperaba en la puerta de este.
Le abrí la puerta y ella entró al auto, después de acomodarnos, alce mi ceja a la espera para dar indicaciones a mi chofer.
—Cadem town, por favor.
Interesante lugar, tenía muchos sitios para visitar.
El trayecto no fue largo en su compañía, fue fácil la charla y me saco una que otra sonrisa, pero la sentía tensa como si no estuviera totalmente convencida de tenerme.
Llegamos a la zona de su apartamento y cuando el carro se detuvo, me apeé y a continuación lo hizo Alex.
Dentro de el recibidor nos topamos con el conserje y fui presentado.
Simpático el hombre, tenía pinta de guardaespaldas, más que del típico señor maduro que abre la puerta y da recados.
Subimos hasta su piso y caminamos por el pasillo hasta su puerta, con un gesto le pedí las llaves para abrirle la puerta.
La estancia un poco sobria, al final es un sitio por poco tiempo. Estoy acostumbrado a su sensación de hogar y aqui no lo sentía.
Me insto a sentarme en los muebles mienstra me servia un vaso de zumo, bien que recordaba mis gustos.
Después de entregarme el vaso, suspiró y se sentó a mi lado.
—Nate, no estoy aquí de casualidad, vine a buscarte. Vine a pedirte perdón.
En recepción, el teléfono es descolgado y el hombre le informa a su jefe.
—El plan está en marcha, Lucas.Vamos, que esto ya está empezando, nos vemos pronto
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Serie ley y pasión libro 4 Inténtalo tú #NewCreativestar
Ficción GeneralQuinta entrega de la serie ley y pasión libro 4. Inténtalo tú. Nathan ha tenido ese tiempo para intentar olvidar al amor de su vida, salió de Galway después de terminar la obra de construcción. No entendió nada del por qué la actitud de Alexandra ca...