15 Alexandra

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El día está claro, soleado y cálido a diferencia de mi alma, deprovista de calidez

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El día está claro, soleado y cálido a diferencia de mi alma, deprovista de calidez. Las calles están concurridas y las personas que pasan por mi lado ni se inmuta de mis lágrimas que corren perezosas por mi rostro, de el llanto callado que me envuelve  de desconsuelo mi esencia.  

El  último intento fue un decepción total, cada vez veo más lejos el hecho de lograr recuperar a mi hijo y al final de el encuentro recibí la advertencia de el hombre de confianza de Rosalie.

Mis cavilaciones me mantenían abstraída de mi entorno, que al igual de la gente a mi alrededor estaban con sus asuntos. Sola en un mar de cuerpo siguiendo mi paso en el andén y por mi correspondiente corredor hasta llegar a la esquina y detenida solo por el hecho de que el semáforo estaba en rojo y los carros tenían la vía, poco faltaba para el siguiente cambio y dar el paso a los peatones que circulabamos por aquella acera, cuando sentí el firme empellón. 

Intente girar mi rostro para ver a la persona que me empujó, pero la inercia siguío su curso y mi cuerpo se desplazó hacía adelante, solo el sonido de una bocina fué la alerta antes de sentir el impacto en todo mi cuerpo.

Mis ojos registraron en medio de el caos un rostro conocido, la sonrisa macabra que hacía resaltar más aún la cicatriz de el hombre de la que estaba segura había provacado el accidente.

Mi vista se empaño por un liquido viscoso y tibio, puse una mano en mi rostro y solo sentí cuajos de piel colgando en el lugar de impacto contra el parabrisa.

El primero en llegar fue él y nos trabamos en la mirada, por lo que solo alcancé a divisar un puñal en su mano, presto para dar el toque final.

En cámara lenta veo bajar la punta hacía mi....

El grito me despertó junto a Nathan que se encontraba al lado mío en la cama, sabía que las noticias de el carnicero me pasarían factura y las pesadillas retornarían.

—¿Estás bien?

—Si, pero no me sueltes por favor. Tengo frío — la pesadilla me había dejado una sensación gélida en el cuerpo.

—Shh todo está bien, aquí estoy ¡Por Dios! Realmente estás helada —se levanta de la cama y delicadamente lo hace conmigo, caminando hacia la cocina —. Ven y me cuentas, mientras te preparo un té — Se detuvo de pronto y me mira —, solo si deseas contarme lo que has soñado.

—Solo es un mal sueño. El té de tila está en la alacena superior y la tetera en el estante a tu izquierda —doy las indicaciones de mi cocina, mientras respiro y decido como empezar a contar el sueño, empiezo a soltarlo en un tono plano —. Un día soleado, donde la tristeza me embargaba a pesar de el bonito día que contemplo. Me paro al filo de la acera a esperar el cambio de luz y siento que soy empujada contra un auto en la vía e impacto contra el parabrisa de este, cayendo al pavimento. Veo sangre brotar de mi, pero lo que más me asusta es el personaje que se acerca a mi y lo puedo distinguir por la cicatriz que tiene en su mejilla.

Serie ley y pasión libro 4 Inténtalo tú #NewCreativestarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora