7 Alexandra

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En suspenso, así quedó el tiempo y el espacio después de mis palabras

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En suspenso, así quedó el tiempo y el espacio después de mis palabras.

Él me miraba sin pestañear y yo sólo le sostenía la mirada, parecía un enfrentamiento mental entre nosotros o más bien en su propia mente.

Necesitaba conseguir su aceptación, que me dejará entrar en su vida nuevamente, por completo y sin reserva para poder esclarecer su participación en la operación.

Después de todo no fui capaz de aguantar más su mirada a lo que la desvíe hacía el suelo, mi nerviosismo se delató al morder mi labio inferior.

Su pulgar derecho hizo presión en mis labios, logrando soltar el inferior de la prisión de mis dientes.

Con su otra mano subió mi barbilla para enfrentarlo nuevamente, para mi sorpresa me guiño el ojo y acercó su rostro al mío para depositar el más dulce de los besos.

Terminado, sonreí y le devolví el beso.

Era su respuesta, no necesitaba de sus palabras, con sus gestos era suficiente y por Dios que lo amaba.

―Gracias ― solté con un hilillo de voz.

―No se merecen, Alex ― acariciando mi mejilla, expuso. ―Igual ya te disculpe hace tiempo, pero no te exime de darme una buena explicación.

―Te la mereces, es cierto ― me apreté las manos mientras él analizaba mis gestos,  ― sólo que no es el momento, no ahora, por favor.

―No te estoy presionando, sólo constatando un hecho ― señaló. 

―Te lo prometo, Nathan, palabra de Boy Scout― e hice el juramento solemne.

Su carcajada sonó armoniosa y prontamente me la contagió, mi tensión se disipó en esa acción, como cuando las nubes oscuras se alejan y el sol sale nuevamente en todo su esplendor.

―No dudes que haré valerlo, aunque ese juramento no te corresponda, Alex.

Sólo sonreí, me había cachado en la pobre excusa para evitar decirle toda la verdad, realmente no podía decirla porque había mucho en juego.
Dios me dolía mucho ocultarle las cosas era como si jugara con él, maldición estaba jugando con él aunque no era lo que quería, pero si necesitaba.
Que dilema, poner en una balanza el amor por un lado y rescatar a mi hijo poniendo a su abuela en la cárcel por el otro.
Me odio a mi misma por ponerme en este dilema, porque es dificil escoger entre dos amores.
Amor de mujer y amor de madre, pero sobretodo, no quiero perderlo.
Quiero tener una familia.

―Así será, Nate. ― Junte mis manos encima de mi faldas, para evitar que viera el temblor en ella.
Él asintió y la calma empezó a regresar a mi. Había logrado poner la investigación en movimiento.
Mi apartamento tenía toda clase de dispositivo entre cámaras y micrófonos, para registrar toda conversación entre nosotros que pudiera aportar al caso. Los únicos lugares en donde no había estos dispositivos y solo para resguardar mi privacidad, eran mi cuarto y el baño.
De ninguna manera iba a consentir algún compañero pervertido.
La pregunta de Nathan me sacó de mis pensamientos y me tuve que concentrar en el presente y ahora.

―¿Dónde quieres ir primero?

A la cama, me sonroje con el pensamiento que asaltó mi mente.
Necesitaba a ese hombre de muchas maneras.

―A London Dungeon. ―Fue mi apuesta.

Si en verdad deseaba conocer Londres, porque no empezar por su historia, macabra, pero su historia pasada.

一Interesante elección. 一 Fue su respuesta 一 Esperaba otra clase de elección de lugar, pero contigo debí suponer que me sorprendería.

一¿No te gusta mi elección?

Sus ojos me sonrieron al mirarme.

一Al contrario, disfrutaré cada momento contigo.

Con esa respuesta me derritio el corazón y caí más profundo por él.

一Entonces hecho, esa es mi primera parada.

一Haré los arreglos necesarios y veré la disponibilidad de cupos. 一Asenti agradecida.

一Bien. Luego veremos museos, parques y el famoso London Eye.

一No te olvides de los palacios, la casa de la opera y el Royal Albert Hall, hay muchas puestas en escenas y conciertos. Sobretodo, quiero llevarte a ver el espectáculo de Cirque Du Soleil.

一Es mucho.

一Es poco, Alex. 一Mi nombre sonó muy íntimo en su boca.

Se me acercó a depositar otro beso, pero este más intimo y placentero. Mi instinto tomó mi cuerpo y me acerqué a él pegando mi pecho a su torso y poniendo más fuerza y empuje al beso, la descarga de energía tomó cada tramo de mi cuerpo descendiendo hasta mi punto de placer, hinchando mi clítoris y mojando mis bragas, solo con un beso, su beso.

Me levanto hasta depositarme en su regazo para asaltar con más fuerza mi boca y reclamarla a placer como deseaba que lo hiciera con mi cuerpo.
Me acomode a horcajada, lo que mi falda me permitiera ya que prácticamente se había subido hasta el inicio de mi nalgas y con ayuda de sus manos que apretaban mis muslos, mis pezones eran duros guijarros apuntando mi frente y me extremecia con el roce de su fuerte pecho, me revolví en su regazo y me apreté más al sentir su erección, mis caderas empezaron un vaiven rozando su ya de por si dura protuberancia.

El agarre en mis muslos se intensificó y el beso se volvió lento y erótico, con pequeños mordicos en mi labio inferior, para luego succionarlo, todos mis sentidos en alerta. Así como todo empezó así todo terminó.

Pegó su frente a la mía y negó.

一Te deseo con toda mi alma, Alexandra. 一Cerró los ojos y suspiró.一Antes debo arreglar unos asuntos sin dilación y luego de ello te convertiras en mi amante. 一Sentenció.

Me lo soltó a bocajarro y sin anestesia. Ay si mi cuerpo no saltó de alegria ante sus palabras, lo deseaba y mucho.
Me besó nuevamente a falta de respuesta mía.

一Lo entiendes, ¿Verdad?

Me obligue a responder, ya que mi cerebro se había vuelto papilla.

一Si. 一Logré pronunciar. 一 Seré tuya.

一Perfecto. 一Fue su respuesta y me levantó de su regazo, alisando mi falda. 一Déjame resolver este asunto, acomodar mi agenda y luego estaré con total disponibilidad para ti.

一No tardes 一sonreí y me despedí con un roce de mi mano en su mejilla que lo estremeció, prueba de lo mucho que anhelaba mi toque.

一No lo haré, esperé mucho por ti que no quiero perder más el tiempo.

一Hasta después.

Salió de el apartamento y solo alcancé a escuchar decirle a su secretaria que localizara a cierta modelo. Ya entendí a que se refería con arreglar cierto asunto.

Sonreí, ahí iba mi plan de reconquistar todo lo perdido, mi hombre y mi hijo.

Sonreí, ahí iba mi plan de reconquistar todo lo perdido, mi hombre y mi hijo

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