Everybody wants to rule the world.

1.Alianzas y presentaciones.

Beacon Hills parecía ser un pueblo tranquilo, sin incidentes más allá de un par de multas por pasarse un semáforo en rojo y bromas en Halloween. O al menos eso pensaban las personas que no sabían sobre los incidentes sobrenaturales que ocurrían en ese lugar.

Pero para alguien que sabe cómo buscar y en dónde no iban a pasar desapercibidos.

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Noah Winchester sabía que tras los pequeños incidentes que reportaban de forma poco relevante en los periódicos, generalmente había "seres extraños" involucrados, aunque había ocasiones en que solo eran estragos ocasionados por un humano demasiado ebrio y fuera de sus cabales o un gato con demasiada mala leche. Pero aquel reporte no parecía ser algo normal.

Y es que cuando te describen sobre una extraña explosión dentro del bosque, en medio de ninguna parte, y que arrasó con todos los árboles en tres kilómetros a la redonda no puedes pensar que fue un extraño accidente de fuga de gas, porque además no había nada, literalmente, ni casas, ni fábricas ¡ni siquiera un camino! Así que el cazador no se tragó ese cuento y decidió averiguar por sí mismo qué sucedía en Beacon Hills desde un par de meses atrás.

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El sacrificio que se había llevado a cabo en el nemetón era la causa de que Beacon fuera un faro para criaturas sobrenaturales. O eso es lo que había logrado averiguar por parte de la manada Hale después de todo el mal entendido que tuvieron.

Noah había llegado al pueblo durante la guerra por el territorio que hubo entre la manada Hale y la extraña manada de alfas, él jamás había visto a tantos alfas juntos en su vida.

Se había hospedado en un motel de mala muerte a las afueras del pueblo, mientras trataba de pasar desapercibido y buscaba información que lo llevara a la criatura que habitaba Beacon. Después de un par de semanas descubrió que los Hale, la curiosa familia que tenía una enorme mansión en medio del bosque, eran una manada de hombres lobos, pero no eran una manada cualquiera, entre ellos había humanos y eso era algo que él no había visto en mucho tiempo. En realidad, jamás se había detenido a pensar que esos seres podían ser buenos y no buscaban matar todo lo que se encontrara a su paso.

Y es que el código que le habían enseñado era poco ético. Primero dispara, después pregunta. O si puedes evitar preguntar, mejor.

Así que ahora se encontraba ahí, con un vendaje que le abarcaba desde las costillas hasta el hombro mientras observaba a la alfa de los Hale cuidando de los miembros más pequeños y a la druida de su manada poniendo protecciones en los alrededores.

Y por más que lo intentaba no podía dejar de observar a la chica que caminaba en círculos por la casa, dejando caer un rastro de mountain ash para resguardarla. Tenía una belleza peculiar y él necesitaba apreciarla. Cuando tu vida está en constante riesgo aprecias las pequeñas cosas con más intensidad que el resto del mundo.

—¿Así que eres un Winchester? —Noah asintió a la pregunta de Talia, mientras ella se acuclillaba para quedar frente a él —tantos incidentes terminarían atrayendo a alguien como tú.

—Sí, bueno, es mi trabajo— el hombre de ojos azules miró las heridas de su mano.

Talia lo escudriñó unos minutos antes de volver a hablar.

—¿Y por qué no lo has cumplido? — cuestionó. Noah suspiró.

—Me di cuenta de que ustedes no eran el enemigo— la alfa le miró escéptica.

—Los cazadores no distinguen lo bueno de lo malo, así que no me vengas con tonterías—Talia dejó brillar sus ojos rojos— Y menos uno como tú.