11. Punto sin retorno.

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—Provócame y te mandaré al infierno— Dean apuntó con un dedo amenazador a Isaac.

—Derechito y sin escalas— añadió Sam.

Estaban trazando un plan para atrapar al demonio que había poseído a su hermano menor y rescatar a Stiles, cuando Isaac sugirió la posibilidad de atraparlo y matarlo. En palabras del chico de rizos, iba a ser muy difícil separar a uno del otro, pero los hermanos Stilinski Winchester ya lo habían hecho antes y no se iban a dar por vencidos con su hermano pequeño. Y la manada entera había mirado mal al beta, así que éste levantó las manos en señal de paz.

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—¿Por qué me trajiste aquí? —Derek jaló la cadena que lo tenía atado a la silla y miró a la criatura frente a él, porque esa cosa no era Stiles, era solo algo con la apariencia de su novio. Se sintió asqueado al darse cuenta de la cantidad de besos que habían compartido y del sexo que habían tenido, ya que la milagrosa recuperación que había tenido el castaño los había hecho hacerlo como si no hubiera un mañana.

—Me pareció el mejor lugar para terminar todo esto— el demonio señaló el espacio entre ambos.

—¿Dónde está Stiles? —jaló con más fuerza la cadena, pero no podía romperla, debía tener alguna clase de hechizo encima.

—Cerca— el demonio caminó un par de pasos hacia atrás y chasqueó los dedos— muy cerca— en medio del salón apareció una caja enorme con paredes transparentes y dentro de ella estaba el castaño. Derek trató de levantarse, pero las ataduras lo dejaron su sitio.

—¡Stiles! — el castaño se levantó del suelo de la caja, donde había estado sentado, y comenzó a golpear las paredes con sus puños, el licántropo veía sus labios moverse, pero no podía escuchar nada— ¡Déjalo ir! —el falso Stiles rio en respuesta.

—Lo dejaré ir después de que vea esto— se acercó lo más que pudo a Derek y colocó una mano en el respaldo de la silla, dejando sus rostros a centímetros de cercanía, las ojeras y la palidez habían vuelto al rostro de lo que él pensaba era su castaño.

—Él te ama también ¿lo sabías? —Derek miró esos ojos que parecían sin vida, seguían siendo castaños en ese momento, pero no tenían brillo y daban verdadero miedo. Decidió dejar de mirar esos falsos ojos y se enfocó en Stiles, el de verdad, el humano que amaba y que se encontraba en la caja, viéndolo con impotencia.

—Te amo— vocalizó para el chico y las lágrimas se derramaron de esos preciosos ojos castaños que tantas noches le quitaron el sueño.

El nogitsune se levantó y comenzó a reír, intercalando las miradas entre ambos.

—Lo que me llevaré de ustedes servirá para muchísimo tiempo— Stiles miró con odio a su copia. El demonio volvió a chasquear los dedos, permitiendo que la voz de Stiles es escuchara por fin.

—Déjalo ir, por favor, te cederé todo el control, pero no le hagas daño, por favor, por favor— Stiles recargó las palmas en la caja— por favor.

El falso Stiles caminó hacia él.

—¿Cederás todo el control, poder y haré con tu cuerpo lo que quiera? — preguntó. Stiles asintió fervientemente.

—Déjalo ir.

—¡Stiles no! No lo hagas, me matará de todas maneras, no aceptes eso— los ojos de Derek brillaban dorados y estaban llenos de enojo.

—No le hagas nada y tenemos un acuerdo— Stiles se había enderezado por completo y limpiado las lágrimas de las mejillas, en ese momento Derek reparó en que la caja tenía manchas de sangre y las manos de su novio estaban llenas de ella, de tanto golpearla.

Everybody wants to rule the world.Where stories live. Discover now