Everybody wants to rule the world.

13. Abismo.

La manada había salido en búsqueda del rastro del demonio, si lograban encontrarla tal vez hallarían el lugar donde tenía a Stiles.

Los cazadores se habían quedado en la mansión para cuidar que no escapara el nogitsune, habían dejado de hacerle preguntas, ya que solo respondía con acertijos.

Sam sintió el cabello de la nuca erizarse al sentir la penetrante mirada de aquellos ojos negros, que parecían un pozo sin fondo.

—Él realmente amaba a Derek— comenzó— fue una lástima matarlo.

—¿Por qué lo hiciste entonces? —encaró al demonio.

—Necesitaba ponerlo al borde del abismo, es la única manera para terminar de corromperlo— hizo una pausa— tal vez si no se hubiera enamorado de él, seguiría vivo.

Sam negó, tratando de entender el razonamiento del ser frente a él.

—¿Por qué no solo haces lo que los demás? Una vez poseída la persona hacen lo que quieran, van a su propósito en cuanto consiguen un vehículo— con la mano señaló de arriba abajo el cuerpo.

—No es tan simple, Sammy— el chico respingó — el poder que tiene tu hermano no es fácil de domar, tengo que corromperlo primero para tenerlo todo.

—¿No lo has conseguido ya al matar a Derek? —el demonio asintió.

—Tu hermano recordará a la perfección la muerte de su lobo, pero le he privado de esos recuerdos por ahora, necesito divertirme un poco más con él.

—¡¿Para qué?! —gritó el cazador— ¿para qué lo haces sufrir así? —trató de que su voz no se quebrara, fallando en el intento. No podía imaginar lo que estaba sufriendo su hermano. El demonio hizo un movimiento despectivo con la mano.

—Poder— respondió— entre más dolor y caos haya en su interior, y en el de todos ustedes, más poder tendré yo.

—¿Eso es lo que quieres?

—Solo quiero más.

Sam tomó el arma y apuntó al demonio, tentado de dispararle, pero recordando que su hermano estaba unido a él, si el falso Stiles resultaba herido, el verdadero también lo sentiría.

Soltó un suspiro de derrota y depositó el arma en la silla, dándose media vuelta para buscar a Dean, necesitaba un respiro o en serio le dispararía.

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El chico rubio frente a él tenía la mirada vidriosa. Pasó una mano frente a sus ojos y no siguió el movimiento en absoluto.

—Está en trance— anunció Noah.

En esa ocasión Sam no pudo contenerse, le dio un puñetazo al nogitsune que le volteó el rostro, pero éste solo se volvió mientras reía.

—No conseguirás nada haciéndolo gotear— un hilillo de sangre se escurrió de la boca del falso Stiles, mientras Dean tomaba a Sam del brazo y lo alejaba de él.

—¿Qué le has hecho a este chico? — cuestionó el patriarca de los Winchester.

—Solo hemos tenido algo de diversión.

—¿Violarlo es diversión? — inquirió Allison.

—No es violación si es consensuado por ambas partes— el nogitsune se levantó de la cama, mientras se colocaba la sudadera gris.

—Él chico no está consciente de la situación—refutó Sam— a pesar de que haya hecho parte del trabajo no sabía lo que hacía.

—He conseguido lo que necesitaba— sus ojos volvieron a ser negros— ¿podemos irnos a la mansión?

El demonio encabezó la salida de la casa de aquel oficial de policía, aun llevaba parte del uniforme puesto, y Peter lo reconoció cuando habían llegado después de seguir el rastro de azufre. Al pasar por el lado del oficial, el demonio lo tocó en el hombro y provocó que cayera al suelo, completamente dormido.

—No recordará nada, no se preocupen— dijo, mirando hacia atrás.

El nogitsune había dejado inconsciente a todos los cazadores horas antes, faltaba por completar la última parte de su plan y con ellos vigilándolo no podría hacerlo. Cuando se aseguró de que ninguno despertaría en largo tiempo salió de la mansión, y siguió el camino que lo sacaría a la carretera. Se encontró con la presa perfecta en cuanto salió a la linde del bosque.

El oficial se había acercado para auxiliarle, ya que no era muy común ver salir a alguien con un aspecto tan demacrado del bosque. El falso Stiles había usado varios de sus trucos y de esa manera terminaron en el apartamento del oficial Raeken.

Había conseguido la lujuria de otra persona.

Lo último que necesitaba para que Stiles cayera hacia el abismo en cuanto le devolviera el control de sus recuerdos.

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Se agarró la cabeza con ambas manos, recargando la frente en el frío suelo, mientras sentía la furia, dolor, decepción, impotencia y asco hacia él mismo, embargándolo, recorriendo todo su cuerpo.

Soltó un grito de dolor, mientras el torrente de imágenes invadía su cabeza. La tortura de Derek, su muerte, las pláticas en la mansión Hale, la huida al bosque, acostarse con ese hombre y el puñetazo de Sam.

Sentía como si su interior se fuera a desgarrar en cualquier momento al sentir todas esas emociones desbordándose. El bastardo ese había conseguido lo que quería, Stiles ya no tenía ganas de luchar, le había quitado todo lo que amaba y lo había dejado en ese encierro que era solo él con sus propios demonios.

Sus buenos recuerdos con Derek ahora estaban manchados por todo lo que le había hecho.

Con su familia al crear ese asco de la manada hacia el demonio, pero Stiles lo sentía como si fuera hacia él, y al estar tan asqueado consigo mismo ya le daba igual.

Recordó poner la bomba en la comisaría y en su propia casa.

Aunque no había sido él, lo sentía de esa manera.

Ya no le quedaba nada.