8. Regreso.

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Dicen que la muerte es astuta y llega en el momento que menos esperas.

Pero jamás te dicen que su trabajo es agobiante con los siglos y de vez en cuando requiere un descanso.

Dean pasaba poco tiempo con su familia por culpa de su nueva labor, Sam se había reintegrado a la cotidianidad que era su vida antes de su muerte y Stiles... bueno Stiles era otra historia.

El chico traía unas ojeras terribles y no podía dormir más de cuatro horas de tirón sin despertarse a causa de las pesadillas. Derek llevaba semanas durmiendo en la habitación de Stiles, ya que después de la noche del regreso de Sam comenzaron las pesadillas, horrores nocturnos de los que no podía despertar a menos que fuera el lobo quien lo hiciera. Sus padres siempre traían una mueca de preocupación y eso hacía sentir al castaño culpable.

Fue un miércoles cuando Stiles les pidió disculpas a sus padres, porque sabía que tampoco podían dormir y también le preguntó a Derek si podía mudarse con él, al menos en lo que los médicos le decían cuál era la causa de su trastorno del sueño. El lobo aceptó encantado, ya que él llevaba sopesando la posibilidad desde un tiempo atrás, antes de todo el incidente de Sam.

Los padres del castaño no lo aceptaron al principio, pero después de una hora dando sus argumentos dejaron marchar a su hijo menor con su novio. Era curioso que ahora Sam hubiera regresado, ya que desde los 18 se había mudado al departamento que compartía con Dean, pero con todo lo sucedido prefirió pasar un tiempo en casa, y ahora era su hermano pequeño el que se marchaba.

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Dean pateó una basurita en el suelo, mientras observaba a la pequeña niña en la cama del hospital. La lista en su mano era muy clara: Sarah Hodges. Esa pequeña tendría que morir ese día.

No se arrepentía de haber tomado el puesto de la muerte para salvar a Sam, pero cada día se le hacía más complicado el tener que llevarse las vidas de las personas, sobre todo de los niños.

Castiel apareció a su lado en ese momento y le puso una mano en el hombro.

—No se hace más fácil con el tiempo— Dean suspiró y entró a la habitación.

El ángel los observó desde afuera, esperando el momento en que Dean le indicara que podía pasar para llevarse a la niña. El rubio, en vez de hablarle a Castiel salió de la habitación, con lágrimas en los ojos y negó con la cabeza.

—No lo haré, no puedo— Castiel lo miró con pesar.

—Si no es ella, será otra persona y que aún no es su tiempo— buscó la mirada de Dean— morirá alguien que no está en la lista Dean, y de todas maneras en poco tiempo tendrás que venir por ella— el rubio negó.

—No lo haré, no ahorita— Castiel cerró los ojos al escuchar la alarma de una habitación, avisando que alguien estaba sufriendo un paro cardíaco y miró la lista en la mano de quien ahora era la muerte, hasta arriba apareció un nombre, y se recorrió el de la niña diez lugares para abajo.

—Te lo dije— Dean torció los labios y fue hacia la habitación donde los médicos habían entrado.

+

Dean estaba en la azotea del edificio, debido a su adquirida condición podía aparecer y desaparecer a voluntad, estaba sentado en la orilla, con las piernas colgando hacia el vacío. Castiel llegó a su lado y se sentó.

—¿Ni aquí puedes dejarme en paz? —farfulló, fastidiado.

—Solo vengo para que no hagas una tontería.

Dean lo miró.

—¿Puedo suicidarme? —el ángel soltó una risa.

—Si así fuera créeme que la muerte no haría tratos con la gente— lo miró divertido— solo te dolería mucho, pero no puedes morirte. No puedes venir a recogerte a ti mismo.

El rubio lo miró con poca paciencia y Castiel se levantó.

—No hay nada para las próximas horas— señaló la lista en la mano de su "jefe" —ven, vamos a hacer cosas de humanos, porque si no harás que me deprima también.

—¿Puedes deprimirte? —preguntó, levantándose y limpiando sus jeans.

—No como los humanos, pero las almas sienten la tristeza que se nos contagia y eso las asusta aún más— Dean se quedó callado.

—Es por eso que iremos a hacer cosas de humanos— lo tomó del brazo y aparecieron en la acera enfrente del edificio donde habían estado. Castiel frunció el ceño.

—¿Qué es lo que hacen los humanos? —Dean sacó todo el aire de golpe.

—¿Quieres saber lo que hacemos? —enarcó una ceja, el ángel asintió— bien, te enseñaré lo que hacemos.

Castiel aprendió ese día la existencia de algo llamado Table dance, que a su parecer era un lugar de todo menos divertido y que la palabra porno no tiene nada que ver con la cocina y sí con cosas que jamás había pensado ver en una pequeña pantalla llamada computadora.

+++

—Gracias— respondió el castaño, tomando la taza de café que le tendía su novio. Derek le pasó una mano por el cabello, aliviado al ver que desde que se habían mudado juntos su aspecto había mejorado. Aún faltaba un mes para que regresara a la universidad, pero a este paso veía dos opciones: o se mudaba con él o perdía el semestre.

Tomó asiento frente a él en la barra americana que había mandado poner poco antes de la mudanza de Stiles, había convertido el loft en un lugar más cómodo para ambos. El chico lo miró con cansancio.

—¿Quieres dormir un rato? —Stiles negó.

—Quisiera salir a caminar e ir a la comisaría— Derek frunció el ceño— quiero ver unos expedientes y de paso saludar a Peter— ya que el tío de Derek trabajaba para la policía.

—No creo que sea lo mejor, Sti...

—Necesito distraerme un rato y quien sabe, tal vez cansarme tanto que esta noche no tenga pesadillas— esbozó un intento de sonrisa.

Derek asintió y comenzaron a alistarse para salir.

+

Por la tarde, Derek se encontraba sentado junto a Chris, afuera de la oficina del sheriff, ya que Stiles estaba revisando los expedientes junto a Peter en su escritorio y su tío le había pedido que no estorbara, se resignó a sentarse junto al cazador, que se encontraba ahí por una investigación que estaba llevando su empresa de seguridad.

El lobo aguzó el oído al escuchar un tintineo que llamó su atención, se escuchaba amortiguado y provenía de la oficina del sheriff. Como si hubiera un reloj en una caja.

Hizo que Chris se agachara antes de tratar de correr hacia Stiles, que lo miraba con confusión.

La explosión tomó a todos por sorpresa. Derek había alcanzado a su novio, arrastrándolo con él hacia el suelo, mientras con la mano jalaba a su tío. 

Everybody wants to rule the world.Where stories live. Discover now