16. Despedida.

183 22 1
                                    

—No, no, no— repetía Dean una y otra vez, mientras colocaba la cabeza de su hermano en su pierna, con la voz rota.

Stiles abrió los ojos con cansancio y levantó una mano hacia Dean.

—Está bien, Dean, ahora todo está bien— la voz de Stiles estaba perdiendo fuerza.

Claudia llegó corriendo, junto con Noah y Sammy para arrodillarse junto al cuerpo del castaño.

Claudia tomó la mano de su hijo mientras las lágrimas se resbalan por sus mejillas.

—Así es como tenía que ser— susurró el chico— no había otra manera.

—Claro que la había— respondió ella— podíamos...— el chico la hizo callar.

—No la había, mamá, nadie tuvo la culpa— una lágrima corrió por su mejilla— los amo— susurró.

Dirigió su mirada a la luna antes de que todo su cuerpo quedara laxo y cerrara los ojos.

Dean negó con la cabeza, reusándose a volver a sentir ese escalofrío que había sentido con la muerte de Allison y Peter. Ya no era la muerte, pero había un remanente de ella en él.

Un movimiento a su derecha le llamó la atención, giro la cabeza para ver a un lobo de pelaje negro salir de entre los árboles, que se dirigió a ellos, acercando el hocico al cuerpo de su hermano y después de olfatearlo se hizo hacia atrás. Ni sus padres ni Sammy se inmutaron ante el lobo, al parecer ellos no podían verlo. El lobo se alejó de ellos y caminó hacia la linde del bosque de nuevo.

Miró hacia el frente, a donde se encontraba Castiel con la esencia de su hermano a un lado, el lobo llegó hasta ellos y se detuvo junto a Stiles, que pasó la mano entre sus orejas mientras le sonreía. Derek. Los tres lo miraron antes de que brillara un resplandor dorado y sus contornos se desdibujaran.

Un temblor hizo que los cuatro levantaran la cabeza. La puerta del infierno se estaba cerrando, no quedaba rastro de los demonios y a excepción de los heridos y los tres cuerpos no había rastro de la batalla.

El césped estaba intacto, al igual que los árboles y el ulular del viento era su única compañía.

El aullido lastimero de la manada rompió la calma que se había instalado en el lugar.

+++

Los días pasaron y Dean realmente no los notaba. Cada noche se despertaba recordando la sensación de la esencia de su hermano, empapado en sudor y con las mejillas llenas de lágrimas. Y todas y cada una de esas veces había tenido la mano del ángel en su hombro, tratando de confortarlo o por lo menos tratando de contener sus emociones.

Castiel llegaba cada noche y se sentaba en el sofá que había en la esquina de su habitación. Acompañándolo en lo que él consideraba su infierno personal.

+

Se acuclilló frente a las dos lápidas, habían enterrado a su hermano y a su lobo juntos, dos días después de todo el incidente. Llevó flores para ambos y arrastro la mano a través del nombre de Stiles.

—Un poder tan grande no podía durar demasiado tiempo— dijo Castiel detrás de él. El rubio se levantó y asintió, dándole la razón.

Si no era el nogitsune iba a ser cualquier otra criatura.

+

La alfa de los Hale había pedido disculpas a los Stilinski, no había tenido la intención de acabar con el hijo más pequeño de ellos. Su madre, su amorosa y comprensiva madre, abrazó a su amiga y alfa y le dijo que no había sido su culpa, que no podía saber lo que haría Stiles.

Porque Claudia estaba segura de que su hijosabía del vínculo, lo había notado en algún momento, y aun así fue él quienclavó la daga para acabar con el demonio. Seguramente porque sabía que nadiemás lo iba a hacer.     

Everybody wants to rule the world.Where stories live. Discover now