7. Inicio.

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En las siguientes dos semanas aparecieron tres cuerpos más en el pueblo, y todos tenían dos incisiones en el hombro, como si los hubieran mordido. Así que eso les permitía descartar que fuera cosa de quien mandó las avispas las veces anteriores. O al menos eso querían pensar.

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Dean y Stiles se encontraban en el centro comercial, escogiendo el regalo de aniversario para Derek, ya que el castaño le pidió a su hermano que lo ayudara a escoger.

—No entiendo para que me trajiste— Dean rodó los ojos y dejó el suéter en una estantería que le había pasado su hermano.

—Necesito ayuda, Dean, quiero regalarle algo que le guste— el rubio frunció el ceño.

—¿Por qué no solo te pones un moño en la cabeza y listo? —Stiles enarcó una ceja.

—Te salió lo gracioso ahorita ¿eh? —el menor volteó a mirarlo— Dean ¿dónde están todas las cosas que te he ido pasando? —el chico frunció los labios y volteó, señalando los muebles de la tienda y mostrándole a su hermano que había ido dejando las cosas conforme se las daba.

—¿No querías que las fuera acomodando de nuevo? — preguntó con una sonrisa que pretendía ser inocente.

Stiles pensó que podría matarlo en ese momento, así que respiro y fue cogiendo cada una de las cosas que su hermano había dejado.

—Eres el peor hermano del mundo— Dean tenía una sonrisa chulesca y se encogió de hombros. Stiles le sacó la lengua.

—Creo que optaré por ponerme un moño y ya—dijo mientras miraba un par de suéteres— solo el moño— la sonrisa de Dean se borró.

—Me parece que le queda mejor el azul— señaló el suéter que su hermano llevaba en la mano, Stiles sonrió con suficiencia.

Después de una hora lograron salir de la tienda, con el regalo de Derek envuelto, y se sentaron en una de las bancas que había en el pasillo. Dean estaba viendo un escaparate cuando notó al hombre de la gabardina de pie frente a éste. Le dio un codazo a Stiles y se puso de pie. El castaño miró al hombre y siguió a su hermano.

—Dean, ¿qué planeas hacer? —el chico casi iba corriendo tras su hermano.

—Saludarlo, por supuesto —rodó los ojos, el hombre no les quitaba la vista de encima mientras se acercaban a él.

Cuando estuvieron frente a frente los tres se quedaron callados. El extraño ladeó la cabeza y suspiró antes de señalar una banca.

Ninguno de los Stilinski se movió.

—Como gusten— el extraño se sentó— me llamó Castiel.

—¿Qué quieres? —Dean se cruzó de brazos.

—Tiene malos modales ¿eh? —se dirigió a Stiles, que se encogió de hombros

—No los aprendió en casa, mamá no nos educó así.

Castiel enarcó una ceja.

—Quería conocerlos—entrelazó las manos— han llamado la atención de algunas personas y decidí venir por mí mismo.

—¿La atención de quiénes? —cuestionó el castaño.

—Seres que ya han tratado y no quieren volver a ver— desvió la vista— les recomiendo tener cuidado.

—¿Y tú qué eres? —el rubio llevó su mano al arma dentro de su chaqueta.

—Creo que ya lo saben.

Everybody wants to rule the world.Where stories live. Discover now