El pequeño de ojos castaños estaba ensimismado viendo el móvil de cebra sobre él, mientras sus padres lo miraban con cariño y completamente perdidos en los movimientos de su hijo.
—Tiene tus ojos— murmuró Noah. Claudia sonrió mientras le pasaba una mano por el cabello al niño.
—Es hermoso— susurró, el pequeño había comenzado a cerrar sus ojos.
—Sí que lo es— dijo una vocecita chillona proveniente de alguien que se asomaba en medio de los barrotes de madera. Noah colocó una mano sobre el cabello de Dean mientras observaba a su hermano— ¿por qué no se parece a mí? — ambos adultos rieron mientras el niño se paraba de puntillas para ver mejor al bebé. Noah decidió levantarlo en brazos para que tuviera una mejor vista desde arriba.
—Aún es muy pequeño, cariño— le dio un sonoro beso en la mejilla a su hijo— es hora de dormir, así que afuera.
Dean hizo un puchero en toda regla, pero con un beso de Claudia dejó de fruncir los labios.
—Quiero darle un beso de buenas noches— murmuró el pequeño mirando a su padre. Noah sonrió y lo agachó con cuidado para que se despidiera.
—Buenas noches Sammy— el bebé se removió ligeramente, pero no se despertó ante las palabras de su hermano.
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—¿Acaso no tienen televisión? —inquirió Claudia mientras observaba a la pareja frente a ellos. La druida se encontraba junto a su esposo, con Dean en sus piernas y Sam en la sillita para bebés. Talia y Edward se encontraban en el sofá de enfrente, dándoles la noticia de que serían padres por tercera vez.
—La tenemos, pero queremos tres hijos, este será el último— Claudia negó con una sonrisa en el rostro. Noah se mordió el labio mientras miraba a su cónyuge.
—¿Tú solo quieres dos?
La cara de Claudia fue un poema, mientras los Hale estallaban en carcajadas.
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—¡Tiene que ser una broma! —Noah subió las escaleras corriendo, seguido de sus dos hijos, el de ocho y el de cuatro, tras él ante del grito de Claudia.
Al localizarla en el baño entró con cautela, ya que la druida se encontraba aferrada al lavabo con fuerza. Se encontró con su mirada a través del espejo y a pesar de la mueca de enfado que tenía en sus ojos había alegría.
—Por fin lo lograste— Noah la miró sin entender y ella se dio la vuelta para señalarlo con un dedo acusador— maldito cazador y tus ganas de tener tres hijos— murmuró.
Noah abrió la boca con sorpresa y abrazó a su esposa, levantándola del suelo y dándole un beso en la mejilla.
—Y yo dándoles el sermón a Talia y Ed sobre que tener tres niños es demasiado— Claudia limpió la lágrima que corría por la mejilla del hombre. Unos toques en la puerta los distrajeron, mientras una cabecita con caballo rubio cenizo se asomaba, y un poco más abajo la cabeza de Sam se hacía un hueco.
—¿Estás bien, mami? — preguntó Dean.
—Mejor que bien— se soltó del abrazo de Noah, entrelazando solo sus manos mientras hacía pasar a ambos niños— les tenemos una noticia.
Noah apretó su agarre y parecía que sus mejillas se romperían en cualquier momento de la enorme sonrisa que tenía.
—Tendrán otro hermanito— ambos niños sonrieron y los abrazaron.
—¿Puedo escoger su nombre? —cuestionó Sam.
—Podemos someterlo a votación— aseguró Noah.
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—Es raro— Dean frunció el ceño ante las palabras de su amigo.
—Derek, no veas así a mi hermano
—Es que es raro, demasiado blanquito y muchos lunares, ustedes no son así.
—Mamá dice que se parece al abuelo, por eso le pusieron su nombre— aclaró Sam. Derek torció los labios.
—Como sea, sigue siendo raro— observó con más atención al bebé que miraba hacia ellos con curiosidad, para ser tan pequeño parecía muy centrado.
—Vamos, mamá dijo que debíamos dejarlo dormir— Dean jaló la playera de Derek mientras éste le daba una última mirada con el ceño fruncido a la personita en la cuna.
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Derek pensó que el corazón se le saldría del pecho cuando el pequeño frente a él casi se cae de la bicicleta, ¿por qué se ofreció a ayudarle a Dean y a Sam a cuidar de su hermano menor? Ah sí, porque ese niño, que había sido diagnosticado con hiperactividad a sus cortos cinco años, era la adoración de los mayores, así que ahora se encontraba ahí, cuidando de él porque los otros dos ya estaban agotados y Stiles -como se hacía llamar después de que ni él mismo pudiera pronunciar bien su nombre y estuviera demasiado tiempo repitiendo sus apellidos y jugando con las letras- parecía no tener ni una pizca de cansancio en el cuerpo.
Aunque realmente no le preocupaba tanto porque sabía que tenía los reflejos para detener su caída antes de que siquiera mirara hacia el suelo.
Stiles dejó de pedalear cuando se encontraban en la esquina de la calle y Derek se detuvo a su lado.
—¿Qué sucede? —preguntó el pelinegro viendo hacia el niño.
—¿No te has cansado? —Derek negó con la cabeza y Stiles volvió a mirar al frente.
—Extraño a papá— habló en voz baja. El chico respingó y miró como una lágrima caía por la mejilla del castaño. Se apresuró a limpiarla antes de que llegara a su barbilla.
—También extraño al mío— murmuró Derek— pero volverán pronto Sti, puedes estar seguro de ello— el niño le dio una sonrisa triste, tan triste que a Derek le partió el corazón, un niño no debería sentir tristeza y él iba a hacer lo posible porque el pequeño de los Winchester dejara de sentirse así.
Él sabía que lo que sus padres hacían era de suma importancia, y es que, con los años Noah Winchester había tenido que regresar al negocio de la cacería, aunque ahora con un nuevo lema y en alianza con Chris Argent, que parecía ser el único cuerdo en esa familia: "protegemos a aquellos que no pueden protegerse". Su padre también se había unido a ellos, en un intento de demostrar que no todas las criaturas sobrenaturales eran malvadas, que podía haber acuerdos entre ellos y la gente que vivía para asesinarlos y también porque sus desarrollados sentidos podían ayudarles a hacer una caza más efectiva y que menos humanos resultaron afectados, aunque contra los demonios no había mucho que hacer, ellos solo olían de una manera extraña, pero fuera de eso a Edward le era muy difícil detectarlos.
Derek suspiró mientras caminaba al lado de la bicicleta de Stiles. Divisó a Claudia saliendo de la casa con una bandeja de vasos de limonada para darles a sus hijos y a él.
Al llegar Stiles tiró la bicicleta a un lado y corrió para lanzarse contra Dean, que seguía acostado en el césped y no vio a su hermano sino hasta que estuvo sobre él. Derek sonrió ante la imagen, extrañaba hacer eso con Laura, ya que la chica había empezado su entrenamiento como alfa y ya casi no tenía tiempo para él y Cora era la que se lanzaba contra él y debía atraparla antes de que le sacara todo el aire por la fuerza con la que lo hacía.
—¿Estás bien Derek? —Claudia pasó una mano por su cabello azabache. El chico asintió mientras aceptaba el vaso.
—Solo pensaba— la mujer le pasó un brazo por los hombros y lo apretó contra él.
—Están bien, Derek— depositó un suave beso en sucoronilla, recordándole el gesto cariñoso que tenía su madre con él cuando loveía preocupado. Se preguntó cómo es que sabía en lo que estaba pensando, peroseguramente era porque lo mismo pensaban sus hijos.
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Everybody wants to rule the world.
FanfictionDean pasaba poco tiempo con su familia por culpa de su nueva labor, Sam se había reintegrado a la cotidianidad que era su vida antes de su muerte y Stiles... bueno Stiles era otra historia. El chico traía unas ojeras terribles y no podía dormir m...