Desperté horas después con un dolor extremadamente fuerte en las sienes. Mi cuerpo se bamboleaba de un lado al otro como movido por la fuerza de las olas. Muy a mi pesar, me encontraba nuevamente a bordo de un barco y las náuseas no tardaron en llegar. Los sucesos de la taberna conformaban una masa confusa en mi mente y no podía unir los hechos entre que abandoné la casa de mi hermano y el momento en el que habìa subido a ese barco.
-Si puedes vomitar para otro lado, creo que sería mejor para todos- dijo una voz a la distancia.
Con dificultad, pues estaba todo oscuro, intenté localizar de donde provenía esa voz. Me encontraba tumbado en lo que parecía ser una bodega, con el suelo de madera lleno de astillas. Barriles y barriles de contenidos inciertos pero hediondos se apilaban sin ningún orden y en precario equilibrio. Había dos ventanas pequeñas en los costados pero la luz que entraba por ellas era mínima por lo que supuse que sería de madrugada. En un costado, sentados contra un soporte de madera, estaban los dos marineros que habían tenido la mala fortuna de ser capturados junto conmigo. Me arrastré penosamente hasta ellos.
-Ten, toma un poco de agua- dijo uno, mientras me alcanzaba un pequeño cuenco lleno de agua de dudosa claridad.
Bebí copiosamente mientras observaba a mis compañeros de cautiverio. Ambos eran fornidos y curtidos por el mar. Uno de ellos era no tenía un solo pelo en toda la cara pero un ojo aplastado y el otro una abundante barba negra y un par de dientes negros. Estaban completamente desarmados pero aún así conservaban una calma envidiable.
-Gracias... Me llamo William- me presenté trás beber, sintiendo como las náuseas se iban.
-Yo soy Sansón- contestó el calvo- y él es Leonardo.
-¿Tienen idea de qué está sucediendo?- pregunté tontamente.
Leonardo rió antes de responder.
-Nada muy fuera de lo común. Los piratas reclutan nuevos integrantes todo el tiempo. Es parte del peligro de ir a las tabernas portuarias. Mientras más rápido lo asumas y te adaptes a tu nueva vida, menos sufrirás.
Lo decía con una resignación tan normal que me desconcertaba. No podía concebir por qué alguno de ellos preferiría vivir como pirata que continuar con su vida anterior de marineros. Luego pensé que su trabajo sería el mismo, solo cambiarían sus recompensas, peligros y libertades. Pero para mí, un austríaco con cierta clase y acostumbrado a las comodidades, el cambio fue terrible. No podía quedarme ahí, tenía que escapar...
Mis fútiles planes fueron interrumpidos por la puerta de la bodega abrièndose de par en par. Un hombre en penumbras, portando una pequeña vela entró.
-Llévenlos ante el capitán- ordenó con una voz muy grave.
Nuevamente no pude oponerme a cinco piratas enormes que me alzaron como un muñeco y me condujeron hasta un camarote en cubierta. Apenas pude vislumbrar el aire libre, las estrellas de la noche y la luna llena iluminando a la tripulación, que sonreía macabramente ante el espectáculo, antes de que me sentaran violentamente en una silla de madera. Abrí los ojos, aterrorizado, y lo que ví logró sorprender a mi espíritu aristocrático austríaco.
El camarote del capitán era más lujoso que muchas habitaciones de funcionarios reales y nobles. Una ventana redonda, abierta, dejaba entrar una brisa fresca y el aire salado de mar. Una cama para dos personas, afianzada a un costado, tenía sábanas de un material que parecía casi seda. Frente a ella, dos enormes armarios de caoba guardaban, bajo llave, quién sabe qué objetos. En el centro de la sala, había un escritorio lleno de mapas, compases, plumas y cartas. Las paredes estaban decoradas con diversos artefactos, como espadas persas cruzadas, cabezas indígenas reducidas, una cruz dorada llena de rubíes y, entre los armarios, un cuadro que representaba a un hombre sonrientes sosteniendo a un niño en sus brazos mientras una mujer, con la mirada perdida, mecía a un bebé sentada en una silla.
ESTÁS LEYENDO
¿Qué hacía yo en el Caribe?
Historical FictionÉsta es la historia de un comerciante austríaco que en su viaje al Caribe se ve transformado en un pirata de esos que roban pueblos, matan gente y seducen damiselas, en una forma particular. A su vez, se ve envuelto en una trama policial para descub...