Pasar la noche en el camarote de Stone fue difícil. Mi intención era dormir en mi antigua cama pero los suboficiales insistieron que si iba a dirigir el barco, tenía que empezar a comportarme como un capitán. A pesar de que era la cama más cómoda y suave en todo el barco, no podía evitar sentirme como un intruso.
A cada golpe de las olas, los armarios se sacudían violentamente. Las mil y una decoraciones de las paredes temblaban, amenazando con caerse. Incluso el escritorio se desplazaba lentamente de un lado a otro. Frente a todo el movimiento, el cuadro que representaba a Stone y a su familia se mantenía en completa paz.
Intenté ignorar todos los ruidos y dormir un poco. Lamentablemente, no disfrutaría de muchas horas de sueño.
-¡William!- me despertó Connor a la mañana siguiente- Nos siguen.
No tuvo que decir más. De inmediato me incorporé y me vestí rápidamente. Envainé mi sable y cargué mi única pistola. Me aseguré de que los papeles importantes estuvieran en un lugar seguro. Eché un último vistazo al camarote de Stone... No. Mi camarote y salí apresurado.
Lo primero que hice fue mirar hacia arriba y ví que Nikita me hacía unas señas específicas con su bandera. El barco enemigo era de Turtle Cove. Una flota de tres buques con claras banderas piratas avanzaba rápidamente hacia nosotros.
La atmósfera era tensa. La tripulación no entendía por qué nos habíamos hecho a la mar sin Stone y ahora unas naves amigas nos perseguían. Corría el rumor de que el capitán había muerto pero no era posible... ¿O sí? Connor, Arthur y Miller flanquearon mis espaldas pero guardaron silencio. Estaban esperando que yo hablara.
-Lo diré sin rodeos- comencé- Stone está muerto.
Ante ésto, toda la tripulación se agitó. Hubo incluso algunos sollozos. No dejé que continuaran.
-Alguien lo ha matado en Turtle Cove.Pueden confiar en que nosotros nunca le haríamos daño a nuestro capitán- interrumpí- Y ahora nos están persiguiendo para culparnos. No podemos dejar que nos alcancen.
-Debemos ponernos a salvo para terminar los arreglos del barco- acotó Connor- No podremos recorrer mucho mar sino.
-Si nos enfrentamos en un combate directo contra los otros barcos, no sobreviviremos- añadió Arthur.
Todos comenzaron a discutir en voz alta, agregando más y más problemas. Nos quedaba poca comida, no sabíamos el estado del tesoro, la vuelta a Turtle Cove era una sentencia de muerte, la pólvora era escasa y la moral de los hombres estaba por el suelo.
-¡Primero lo primero!- gritó Connor y todos callaron- Hemos hablado los suboficiales y hemos elegido a William para suceder al capitán pero todos ustedes deben avalarlo para que sea definitivo.
Algunos se mostraron reticentes, ninguno se veía muy seguro.
-Yo sostuve a Stone en mis brazos mientras moría- dije- Y juro que lo vengaré, con vuestra ayuda o sin ella. Aquellos que quieran abandonar el barco, se les pagará sus servicios, y aquellos que quieran acompañarme para descubrir quién lo mató y por qué, sean bienvenidos.
No diré que tengo una gran labia o un poder de oratoria. Creo que los pobres e incultos piratas se confundieron con la cantidad de palabras y expresiones europeas que usé. Como fuera, la mayoría vitoreó mi decisión.
-¡Hacia Río del Hacha, entonces!- exclamé.
Para nuestra desgracia y fortuna, llegamos pronto a la ciudad española donde todo había comenzado para mí seguidos de cerca por la flota de Turtle Cove. Sin embargo, las naves enemigas no parecían dispuestas a entrar en el puerto español. Seguramente en el apuro no habrían traído los documentos necesarios para desembargar; documentos que Stone guardaba meticulosamente. Lamentablemente, eso nos dejaba completamente atrapados entre la ciudad y el mar. No había escapatoria.
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¿Qué hacía yo en el Caribe?
Historical FictionÉsta es la historia de un comerciante austríaco que en su viaje al Caribe se ve transformado en un pirata de esos que roban pueblos, matan gente y seducen damiselas, en una forma particular. A su vez, se ve envuelto en una trama policial para descub...