CAPÍTULO 3

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No había sido una regresión.

Lo sabía porque llevaba todo el día teniendo regresiones de verdad, aterradores recuerdos resurgentes que la invadían, la abrumaban y la dejaban agotada y exánime cuando volvía a la realidad.

Camila conocía los detalles de su particular pesadilla, le resultaban tan naturales como las facciones de su cara; pero los detalles que llevaban todo el día bullendo en su cerebro eran nuevos, distintos. Cuando despertó de su estupor la tarde anterior, logró recordar poco le la imagen del cuchillo al atacar, y seguía estando tan cansada que apenas consiguió hacer vida normal. Se fue temprano a la cama y durmió profundamente, sin soñar, casi hasta el amanecer, momento en que los detalles comenzaron a aflorar a la superficie.

Los golpes de recuerdos se sucedieron a lo largo de todo el día; apenas se recuperaba de uno cuando otro surgía en su conciencia, vívido y horrible. Nunca le había ocurrido nada igual; las visiones siempre habían sido agobiantes y agotadoras, pero siempre había conseguido recordarlas inmediatamente después. Estos ataques constantes la dejaban confusa e impotente por el cansancio. Varias veces estuvo tentadada de llamar al doctor Cowell y contarle aquella aterradora novedad pero algo la hizo contenerse.

Una mujer había sido asesinada. Había sido real. Que Dios la ayudara, las revelaciones habían regresado, pero esta vez era diferente, y no sabía qué hacer. La visión había sido intensa, más intensa que ninguna que hubiera experimentado antes, pero no sabía quién era la víctima y tampoco podía distinguir dónde había ocurrido. Antes, siempre tenía al menos algún atisbo, alguna idea vaga de la identidad y el lugar de los hechos, pero esta vez no. Se sentía desorientada, su mente se esforzaba pero no conseguía encontrar la señal, igual que la aguja de una brújula en busca de un polo magnético que no existiera.

Había visto suceder el crimen una y otra vez en su mente, y cada vez obtenía más detalles, como si un viento fuera levantando las capas de niebla y cada vez que emergía de una repetición de la visión, más exhausta que antes, más horrorizada se sentía.

Estaba viéndolo a través de los ojos del asesino.

La mente de él se había adueñado de la suya, la fuerza mental de su rabia había echado por tierra seis años de bendita nada y la había sobresaltado, arrastrándola una vez más a una percepción extrasensorial. No era que la hubiera convertido en su objetivo, no había hecho tal cosa; aquella enorme oleada de energía mental no tenía un objetivo determinado ni un plan concreto; él no sabía lo que estaba haciendo. La gente normal nunca se imaginaba que existían personas como ella, personas cuyas mentes eran tan sensibles que eran capaces de percibir las señales eléctricas del pensamiento, leer la energía residual de cosas que habían sucedido tiempo atrás, y hasta adivinar las pautas en formación de acontecimientos que aún no habían tenido lugar. No era que aquel hombre fuera normal en todos los aspectos, excepto en su falta de sensibilidad extrasensorial, pero Camila hacía tiempo que había hecho la distinción para sí. 

La gente normal era la que no percibía nada. Ella poseía la capacidad de saber, y eso siempre la había hecho estar aparte, hasta que seis años antes se vio atrapada en una pesadilla que todavía la atormentaba. Traumatizada, aquella parte de su cerebro se había cerrado; durante seis años había vivido como una persona normal, y le había gustado, de modo que quería que continuase aquella clase de vida. Con los años, había ido poco a poco permitiéndose creer que la percepción no volvería jamás, pero se equivocó; tal vez su mente había necesitado todo aquel tiempo para curarse, pero las visiones habían regresado, más fuertes y más agotadoras que nunca.

Y vistas a través de los ojos de un asesino.

Una parte de ella todavía albergaba la esperanza... ¿De qué? ¿De que no hubiera sido real, después de todo? ¿De que no estuviera volviéndose loca? ¿Prefería hacerse una ilusión antes que aceptar que las visiones habían vuelto, que su vida segura y normal había tocado a su fin?

Premonición MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora