CAPÍTULO 14

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Camila se agitó ligeramente y despertó de pronto, sorprendida al caer en la cuenta de que había alguien en la cama con ella. Sabía quién era, lo recordaba todo, pero aun así se encontraba en ese momento de estupor en el que la conciencia se ajusta a la realidad. Lauren había dormido con ella también la noche anterior a ésta, pero ella no se había dado cuenta. Era la primera vez que se despertaba en compañía de otra persona y que esa otra persona fuera una mujer tan imponente como Lauren, fuerte y muy caliente tumbada a su lado, con un brazo que le rodeaba la cintura y la anclaba a la cama. Menos mal que la tenía abrazada, reflexionó, porque ocupaba casi todo el espacio, y bien podría haberse caído al suelo si Lauren no la sujetase.

Giró la cabeza para mirarle, encantada por la novedad de tener a otra persona desnuda en la cama, de tener a Lauren desnuda en la cama. Saboreó el momento como un pequeño y silencioso oasis de felicidad.

La suave luz de la mañana, filtrada por una fina lluvia, se reflejaba en la curva del hombro de Lauren. Apoyó con delicadeza la mano en el músculo de la articulación para sentir la fría dureza de aquella carne, la fuerza en reposo de aquel brazo. Lauren se estremeció ligeramente bajo su contacto y la estrechó más contra la curva de su cuerpo antes de volver a hundirse en sus sueños con un gruñido. Irradiaba calor como el animal saludable que era, a pesar de la fresca superficie de su piel. Camila se sentía tan caliente y a gusto como si estuviera envuelta en la ropa de cama, en vez de tenerla hecha un revoltijo en el suelo.

En toda su vida, nunca había sido demostrativa físicamente porque las barreras mentales siempre se habían entrometido. Pero el daño psíquico que había sufrido en manos de Masen había demolido aquellas barreras, y la noche pasada Lauren le había mostrado vigorosamente, varias veces, que ahora podía entregarse plenamente a lo físico.

Se sentía trémula de dicha frente a aquel mundo nuevo que se había abierto ante ella, un mundo que había creído permanentemente cerrado. Amaba a Lauren, ella había reclamado su cuerpo y le había entregado el suyo propio. Camila siempre se había sentido sola en la oscuridad, pero no esa noche, y había comprendido lo que le dijo con su cuerpo, con su hambre. Existía la muerte, sí, pero la vida caminaba de la mano con ella. Allí fuera existía el mal, pero entre ellas dos había habido placer, una básica y alborozada celebración de la vida y de la carne. Siempre se había protegido a sí misma del mundo, al verse distinta desde su nacimiento a causa de sus capacidades, mientras que Lauren había disfrutado y dominado aquel torrente de calor y de vida. Era fiera y vital en su intensidad, hacía frente a la vida con las mismas armas que ésta y salía victoriosa. La noche pasada, con Lauren, Camila se había liberado de las restricciones que se había impuesto a sí misma.

Y ahora aquella majestuosa y especial mujer yacía totalmente, maravillosamente, desnuda en su cama. Gozaba de la libertad de su poderoso cuerpo, de explorar y excitar a su antojo. Se sentía como una niña en un parque de atracciones, como una aventurera que abriese la puerta sellada de la cámara del tesoro. Había tanto que ver y hacer que se estremeció de gusto ante tantas posibilidades. Rendirse completamente a las necesidades de su cuerpo, averiguar con exactitud qué necesidades eran ésas... Casi no podía soportarlo.

Pasó la mano por el valle de los pechos de Lauren, deleitándose en la suavidad del tacto al rozar contra su palma. Debajo, en su vientre había una capa de músculos sólidos como una roca, calientes y duros. Observó sus pezones, círculos sonrojados y endurecidos en el centro de sus pechos, puntas que se endurecieron aun más cuando las tocó. Fascinada, frotó una de ellas con la yema del dedo y observó cómo los escalofríos arrugaban la piel.

Un profundo gemido que surgió del pecho de Lauren la hizo levantar la vista. Estaba despierta, con los ojos esmeralda aún soñolientos y los párpados pesados. Más abajo, su sexo se encogió y estiró, presionando contra el estómago de Camila.

Premonición MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora