CAPÍTULO 13

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Un relámpago estalló a lo lejos, dejando ver la panza de unas nubes bajas de color morado y negro. Volvería a llover antes de que amaneciera. Lauren conducía de forma automática, limpiando su mente de todo pensamiento. No podía permitirse pensar en Jessica Jones, pues la esperanza podría llevarle a ver similitudes que no existían. Tampoco podía pensar en Camila, o de lo contrario se rompería totalmente su concentración. Procuró no esperarse nada de la escena que estaba a punto de ver, procuró no recordar cómo la había descrito Camila. Una vez más, no quería formarse prejuicios, tenía que verlo todo claramente.

Todavía era lo bastante temprano para que el tráfico fuera denso. Ansiosa por llegar a la salida, se situó demasiado pegada a un enorme camión remolque. Entonces, uno de los neumáticos recauchutados del vehículo escogió ese momento para soltarse, y lanzó hacia arriba una pieza de gran tamaño que fue a chocar contra el morro de su coche. Maldiciendo, Lauren retrocedió hasta una distancia más segura, pero la distracción le fue útil, pues sirvió para que su mente se apartara de todo lo que estaba intentando apartar.

Tardó algo más de diez minutos en llegar al número 3311 de la avenida del Ciprés. La calle estaba invadida por el surtido habitual de vehículos oficiales y de curiosos. Lauren salió del coche y se puso a escudriñar a la gente con agudo interés, buscando alguien que le resultaba familiar. Si un mismo tipo había matado a las dos mujeres, era probable que se encontrara también en la escena de Jessica Jones. Nada; ninguno de aquellos curiosos le trajo a la mente nada conocido.

La avenida del Ciprés estaba en un barrio ligeramente de más categoría que el vecindario de los Jones. Las casas no eran más grandes, pero tenían unos diez años menos. Había un pequeño cobertizo adosado que hacía de garage, y allí era donde estaban apiñados el mayor número de hombres de uniforme, aunque había un patrullero montando guardia juntó a la puerta principal, y esperaba que hubiera otro en la parte de atrás.

Demetria y su compañero, Zyan, eran los detectives que estaban de servicio ese fin de semana, y ya se encontraban allí. Demi se desgajó del grupo nada más ver a Lauren.

-Qué hay, muñeca- le dijo, al tiempo que le ponía una mano en el brazo para detenerle-No hay prisa. Vamos a charlar un momento.

Si se hubiese tratado de otra persona, Lauren se la habría quitado de encima. Pero era Demi, y aquélla escena del crimen era suya. No le habría llevado aparte sin una buena razón. La miró y alzó una ceja en gesto interrogante.

-Dicen que pediste que te informaran de cualquier parte de asesinato con arma blanca de una mujer- dijo Demi.

Lauren asintió brevemente, con la esperanza de que la detective no estuviera irritada por el hecho de que anduviera husmeando en uno de sus casos.

Ella le palmeó el brazo, tranquilizándole- Me imaginé que no lo habrías hecho sin tener una buena razón, así que te he guardado la escena del crimen hasta que llegaras Lo consideraremos un regalo de cumpleaños.

- ¿Que has guardado la escena?- repitió Lauren, aturdido-. ¿Quieres decir que aún no ha entrado nadie?

-Exacto. El patrullero que encontró el cadáver se merece una medalla Retrocedió nada más verla, no tocó nada excepto el tirador de la puerta, y protegió toda la zona. Probablemente sea la escena más virgen que te encontrarás en tu vida. Louis está de camino

-Le esperaremos- decidió Lauren-. Gracias, Demi. ¿Cómo es que un patrullero encontró el cadáver?

Ella repasó sus notas.

-El nombre de la víctima es April Meyer, divorciada, sin hijos. Su ex marido vive en Minnesota. Trabajaba de secretaria en uno de los despachos de abogados más grandes, era muy buena en su trabajo. Había hecho planes para salir a cenar con una amiga, otra de las secretarias del bufete. Al no presentarse, la amiga intentó llamar, pero no hubo respuesta. Evidentemente, April Meyer solía ser muy puntual, y últimamente había tenido problemas médicos, así que la amiga se preocupó. Vino hasta aquí para ver qué había pasado. El coche de la víctima estaba en el garaje, había una luz encendida y se oía la televisión funcionar, pero no contestaba nadie a la puerta. Entonces fue a la casa de un vecino y llamó al 911. Los agentes de patrulla Chad Jonson y Jaime Anderson se encontraban cerca y llegaron aquí antes que el equipo de urgencias. Llamaron a la puerta y no contestó nadie. El agente Jonson forzó la cerradura de la puerta principal, vio a la víctima inmediatamente y volvió a salir-. Demi cerró el cuaderno-. La amiga se llama Angela Hoyles. Está sentada en el garaje. Alcanzó a ver brevemente el cadáver y se encuentra bastante alterada.

Premonición MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora