Capitulo 13: Researched.

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Pasado un mes desde que la chica ingreso a aquel trabajo, había logrado adaptarse al entorno, a la vista de los demás empleados era una secretaria mas con el puesto de ser la asistente del dueño, aparte de ser su pareja, aun que en su sueldo simplemente estaban reflejadas las mismas cifras que recibiría una chica cualquiera.

Vistiendo su elegante conjunto comprado por ella misma. Una de las primeras adquisiciones propias por la muchacha.

Tomaba las llamadas de las personas que se dirigian a hablar con Samuel

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Tomaba las llamadas de las personas que se dirigian a hablar con Samuel. Escribía demás cosas, y ordenaba las juntas, conferencias, etc. dirigidas a su jefe.

Gracias a un aviso que tenia que darle a su superior de Luque, tomó su tabloide con sus papeles y se levantó arreglando su vestuario, haciendo que sus tacones resonaran por el suelo y entró en la oficina de este. Él solo se dedicaba a teclear algunas cosas mientras colgaba el teléfono notando así la presencia de la chica.

- ¿Algunas noticias?- dijo este haciendo su silla hacia atrás.

- Primeramente, una reunión a las 12 con los conferenciantes sobre la nueva ley, a las 3 hay una conferencia por la reforma energetica, esta puede afectar positiva o negativamente las ventas, depende de como se lleve a cabo la situación, y a las 6 una cena con su chica- mencionó esto ultimo caminando hacia él.

- Eso parece ser una agenda muy apretada- la observó mientras está se paraba frente a el apoyándose ligeramente en el escritorio.

- Y eso que apenas vamos a mitad de mes- esta miró a su hombre sentado en su silla de cuero mientras se sonreían.

- Va a ser momento de hacer los cheques a los empleados- recargó un codo en la silla y pasó su mano por su mentón.

- Y ya estamos a quincena, señor de Luque- le sonrió coqueta, era notablemente obvio que una de las fantasías de aquella chica eran las oficinas, y no dejaba de pensar en ello cada que lo veía con ese elegante y sexy traje color gris.

- Y ya estamos a quincena, señor de Luque- le sonrió coqueta, era notablemente obvio que una de las fantasías de aquella chica eran las oficinas, y no dejaba de pensar en ello cada que lo veía con ese elegante y sexy traje color gris

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La chica se sentó en el escritorio abriendo las piernas, dejando que Samuel mirase que bajo ese precioso vestido negro no había ropa interior. Este al notar esto se desabrochó su chaqueta del traje y se levantó, la castaña lo jaló por la corbata para así besarlo.

- Te pones muy caliente cuando estamos solos en la oficina- dijo en sus labios. Él pasó sus manos subiendo la falda de su vestido para así admirar su feminidad.

- No puedo evitarlo cuando te ves tan sexy con ese traje- sonrió y pasó un sobre color blanco por el escritorio y lo dejo al lado de la chica, su pago de la semana estaba casi todo allí.

- Aquí esta su sueldo, solo falta una cosa mas- hablo y sin mas pegó la cintura de su chica a su cadera.

Ella ya sabia a lo que se referia, Samuel soltó un poco su corbata para poder respirar libremente puesto que su excitación ya se hacia presente. Y era que a los dos les encantaba tener sexo en el escritorio de su oficina, el cual era un cuarto tan cerrado que nunca escucharian ni un ruido de adentro para afuera.

La chica desabrochó su cinturon y abrió su pantalón, desesperada atacando los labios de su hombre, mientras este apretaba el trasero de la chica y rozaba su entrepierna con la suya. De pronto sus pantalones quedaron en el suelo y el miembro de Samuel fue apresado por las manos de la chica, la cual le propinaba varias caricias que volvían loco al contrario. Pero antes de que se corriera Samuel se volvió para atrás y se arrodilló en el suelo, abriendo aun mas las piernas de la chica.

Pasó la lengua por su feminidad, dispuesto a darle todo el placer que esta pudiese darle, la chica solo pudo pasar sus dedos por la cabeza de Samuel, enterrando estos en su pelo, presionandolo mas hacia ella, logrando que metiera su lengua en su entrada, lamiendo, chupando y mordiendo su clitoris, preparándola para la entrada de su miembro.

Con los gemidos ya inundando la sala, los dos completamente agitados sin poder controlar la noción del tiempo, sin poder saber si llevaban 30 minutos o 3 horas allí. Samuel se decidió a conectarse con su chica, levantándose y besándola de nuevo.

- ¿Que hora es?- preguntó Samuel haciendo que la chica voltease al reloj.

Justamente las 11:30

- 11:30 a.m- dijo aun agitada.

- ¿A que hora es la junta?- habló mientras insertaba su miembro en la entrada de su pareja.

- Justamente a las 12- lo agarró fuertemente de la chaqueta del traje.

Samuel comenzó a embestirla, lo cual hizo que gimiera y no pudiese controlar sus palabras.

- Tenemos tiempo- habló y salió de ella, dejándola confundida- Date la vuelta, recargate en el escritorio.

La chica obedeció sin musitar y sintió como el miembro de su novio entraba por su trasero, para así hacerla gritar en un gemido, Samuel pasó sus manos por la cintura de la chica para poder embestirla mas duro, como ya se les había hecho costumbre...

[...]

En punto a las 12, ya los dos estaban vestidos de nuevo, arreglados tal y como si no hubiese pasado nada. Freya recogió el sobre que aún reposaba en el escritorio y miró a Samuel.

- Prepara un hermoso vestido para esta noche, estoy seguro de que nos la pasaremos como dos jóvenes enamorados- mostró su blanca sonrisa.

- Quitando el hecho de que eres un joven y millonario empresario de 28 años el cual tiene una novia de 19... Casi 20 años- Samuel dio una pequeña risa.

- ¿Acaso la edad importa?- sonrió y ajustó su corbata.

- No lo es cuando los dos se aman- miró a Samuel, casi pudo decir que se arrepintió de haber mencionado lo anterior, pero no fue como pensó.

- En ese caso, te amo- mencionó y Freya sonrió de oreja a oreja y lo beso.

- Vas a llegar tarde a la reunión- se separaron.

- Sal tu primero, yo necesito verificar mi peinado- ella dio una risa y caminó hacia la salida de la oficina.

Cuando cerró la puerta detrás de ella, estaba decidida a sentarse de nuevo en su escritorio cuando un grupo de oficiales invadieron la planta.

Esclava del amor | Samuel de LuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora