Capitulo 7: ¿Estocolmo?

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- Ella podría estar de tu lado, tenerla contigo, con ella queriéndote, sin que esté aquí a la fuerza, como dijiste, cuando la encuentren no se querrá ir, pero para que eso pase necesitas dejar tu egoísmo y avaricia a un lado- Samuel solo se quedó mirando a la nada, pensando en todo lo que había dicho su amigo, pues joder, le había podido que hubiese utilizado el recuerdo de sus padres en su contra.

Freya yacía en la cama mirando al techo, pensando en todo lo que el amigo de su secuestrador había dicho, en cierto modo, si se ponía a pensar, el chico que la había encerrado en ese lugar era verdaderamente atractivo, y no dejaba de pensar en su cuerpo, si, aún que sonara estupido, eso era lo que pensaba la chica en ese momento, tenía unos abdominales bien marcados, símbolo de que entrenada algún tipo de deporte o arte marcial, unos brazos fuertes, lo cual ocasionaba que este pudiera aferrar más el cuerpo de Freya contra el suyo, ya no tenía miedo, sentía algo más allá de lo que una chica pudiese sentir por alguien, ¿Se habrá enamorado? No puede ser, ese hombre le había llevado a una cuidad seguramente lejos de la casa de sus padres, le había quitado su virginidad, con tanta crueldad, y la había dejado allí, pero por otra, aún recordaba aquel beso que le había dado, fue lento, sin mordidas, sin dolor, hasta podría decirse que fue... ¿Tierno?

El hombre había entrado al cuarto, tenía una cara de culpa, su mirada se posaba sobre el cuerpo de la chica, ella solo se dedicó a mirarlo, creía que la iba a volver a someter, pero cuando se sentó en la cama y logró mirar los moretones de la chica, este recordó unas palabras de su padre, bueno, las últimas que le dijo

"Causarle moretones a una chica no es símbolo de dominio, es ser un salvaje sin sentimientos, si alguna vez miras a una chica así, cuídala, ayúdala, y hasta tú podrás ser feliz"

Esas palabras se las dijo unos minutos antes de que el vuelo de ellos saliera, un par de horas antes de su muerte, cuando Guillermo se lo hizo recordar, Samuel se sintió culpable, se sintió.... miserable, por primera vez en todo lo que lleva desarrollando todo esto, su amigo logró hacer que Samuel se sienta como basura. Lo mínimo que pudo hacer fue acariciar su mejilla, la chica con miedo se hizo un poco para atrás pero Samuel se acercó más, suevamemte pasó su mano por su brazo, haciendo que la chica que estremeciera.

- Vengo a... Preguntarte si quieres comer algo, lo que quieras puedo traértelo- La chica quiso pedir que la regresará a su casa, pero algo en ella no quería, el cuerpo del chico frente a ella, la había hipnotizado, se acomodó en la cama que había.

- U.... Unos Waffles....- Dijo con timidez, puedo que la actitud del chico la había sorprendido, durante semanas, o podría decirse que meses, la había confinado a solo comer unas proteínas, que lo único que hacía era evitar que se muriera de hambre.

Samuel asíntio, se levantó y volvió a cerrar la puerta, una parte de él le decía que la soltara, que la regresará a su pais, o que le consiguiera una nueva vida, pues tenía el dinero suficiente para rehacerle una vida tal y como todas las chicas siempre quisieron, pues disponía de una gran cantidad de billetes que le ayudaban a vivir casi como un rey, aún que por otra parte, también quería que esa chica se quedara, ya era mayor de edad, podía decidir, y si se quisiera quedar aquí, él no era nadie para impedirlo.

Pidió a una muchacha que le cocinara lo que ella había pedido, le pidió los Waffles, pero de acompañamiento le dio un poco de chocolate con leche y sobre los Waffles un poco de Nutella y crema batida, era de noche, por lo que sería bueno para que ella cene, al estar listo en no más de 30 minutos ya estaba de regreso en el cuarto, la chica estaba cubierta de las sabanas de ceda, Samuel soloco la bandeja y sin más que decir dio media vuelta para salir del cuarto nuevamente.

- Gracias- alcanzó a escuchar antes de cerrar la puerta, estaba apenado, y eso era lo de menos, puesto que todo lo que había hecho no tenía precio.

Decidió salir, junto a Guillermo fueron hacia una farmacia para conseguir algo de pomada para la chica, puesto que sus moretones era de ya hace más de un mes, como no se le quitaran Guillermo tenía que le fuese a pasar algo.

- Me siento muy mal por lo que le hice- no miro a su amigo, no podía verlo a los ojos, con qué cara le iría a hablar.

- Es lo menos que puedes sentir, le hiciste mucho mal- Guillermo sacó su cartera para pagar las pomadas pero Samuel lo agarro de la muñeca impidiéndole sacar el dinero.

- Yo lo pago, quiero hacerme cargo de ella- sacó su dinero y pago todo antes de que su amigo reaccionará.

- Tu le hiciste eso- le miro.

- Por eso te digo que yo me haré cargo, soy responsable de ese daño, quiero arreglarlo- Hablo Samuel firme, su amigo asintió.

Regresaron al cuartel, entre una cosa y otra hacían tardado casi una hora, puesto que el lugar donde se encontraba Freya se encontraba a las afueras de Manhattan, en un lugar donde obviamente no la encontrarían, al llegar entraron, pasando por esos pasillos donde todos los hombres trabajaban, se movían, obedecían a las órdenes de su jefe, el cual ahora mismo su misión era ir al cuarto de Freya y darle la pomada que necesitaba, pero al entrar se encontraron con que ya estaba dormida.

- ¿Acabas de darle de comer no?- Su amigo asintió- será mejor ya regresar mañana-

Dicho esto aseguraron la puerta para que nadie entrara, dejaron al vigilante monitoreando la puerta y los chicos se fueron cada uno a su casa, Samuel en su coche entro a su barrio, donde se encontraba su lujosa mansión, al entrar la servidumbre comenzó a moverse, una chica puso el abrigo de el sobre un perchero, mientras que otra señora ya le estaba preparando la cena.

- Bienvenido a casa hijo- su madrina lo recibió con los brazos abiertos, este no dudo dos segundo en corresponderle.

- ¿Por que no me dijiste que venía? Habría venido a saludarte- la acompaño al sofá del salón.

- No quería molestarte, trabajas muy duro en esa empresa, no quería ser una distracción- su madrina no pasaba de los 50 años, pero aun así lucía joven y hermosa, cosa que hacía que muchos hombres fuesen detrás de ella, y a pesar de que la familia de Samuel, no era una familia prestigiosa, este había logrado hacer que se ganasen ese título, puesto que con el éxito que tuvo la empresa, este había ganado un reconocimiento, haciendo que su apellido este en boca de todos.

- Claro que no sería una molestia, si siempre es un placer tenerte aquí, ¿Te quedarás?- preguntó, la dama pareció pensarlo un poco.

- Tus hermanos me habían dicho que planean venir a visitarte- Dijo su madrina, fue allí cuando Samuel había recordado, Mañana sería el cumpleaños de su hermano menor...

Esclava del amor | Samuel de LuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora