Capítulo 1: Lo que queda

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Nota:

¡Hola, chicos y chicas! ¿Que tal? ¿Como están? Bueno, aquí les traigo el cap número 1. Que lo disfruten. Gracias por todo su apoyo. Enserio, los y las amo

Necesito a alguna chica para la nove, tiene que tener entre 11 y 13 años, ¿alguien quiere aparecer? Si alguien quiere, que me deje su descripción física y el nombre que quieren que ponga. ¿Vale?

7 meses después...

Punto de vista de Clementine.

-Entonces, ¿adónde iremos después de esto?-le preguntó Max a Ross, quién se encogió de hombros. Ellos caminaban delante de mi, yo iba detrás con mi mochila color violeta colgada al hombro y con la cabeza gacha, mientras escuchaba casi sin interés su conversación.

-¿Que te parece si vamos a Wellington?-preguntó Ross, luego de pensar unos segundos. Max lo miró como si se hubiera escapado de un hospital psiquiátrico.

-Estás completamente loco, demente. Nos congelaremos el trasero allá-comentó entrecerrando los ojos.

-Pues, preguntemosle a Clementine-propuso Ross, mientras seguíamos caminando por el camino de piedras que llevaba a una estación de servicio abandonada. Genial, lo que me faltaba. Siempre que discutían, me pedían su opinión, y no era muy lindo hacer de jueza, ya que si le daba la razón a alguno, el otro no me hablaba por días. Eran unos infantiles.

-Buena idea. Clementine, ¿que opinas?-quiso saber Max, lanzándome una fugaz mirada, para luego volverla al frente. Apreté el paso, y quedé entre ambos, lo miré a los ojos, los cuáles estaban rojos, al igual que los de Ross. Y yo sabía perfectamente porque.

Ellos lloraban cada noche por Nati, creían que no lo sabía, pero lo hacía. Y eso me ponía mal, porque sabía que su muerte había sido mi culpa, y solo mi culpa. Yo había salido aquél día, a buscar al hombre con el que se encontraban mis padres, y por consiguiente, había provocado a Nati para que saliera a buscarme, y por lo tanto, un caminante la mordió.

Mentiría si dijera que yo no la extrañaba. La consideraba parte de mi familia, era como una hermana para mi. Ella me había protegido de todo y de todos. Había arriesgado su vida por mi. Y si eso no era cariño, entonces no sabía que era.

-Bien, yo les diré mi opinión. Pero, ustedes deberán decirme que fue lo que pasó con Alice y Ben-propuse. Si, había pasado 7 meses insistiendoles para que me dijeran que había pasado con aquél par. Aunque, algo sospechaba.

-Creo que deberíamos decirte sin necesidad de un acuerdo-replicó Ross con seriedad y severidad. Luego, miró a Max-adelante, cuentale-pidió, y él lo miró fulminante.

-Siempre yo, siempre yo-se quejó con pesar-bien. Fue el día que fuimos a salvarte. Habíamos acordado saltar por un balcón para llegar a la azotea, y comenzar a caminar por los techos. Pero, cuándo el último, Ben, saltó, se desprendió, y cayó al suelo, 15 metros abajo, junto con algunos escombros. Alice y Nati fueron a ayudarlo. Pero, estaba demasiado lastimado, ya que no paraba de gritar. Los caminantes comenzaron a rodearlos, no tenían salida. Alice encerró a Nati para que estuviera a salvo, y le disparó a Ben para que no sufriera. Segundos después, ella fue atacada por caminantes.-me contó con nostalgia y melancolía.

Yo ya sospechaba que ellos habían muerto, pero eso no hacía menos dolorosa la noticia. No sabía que Alice fuera tan buena como para sacrificarse por Ben, quién había sido el culpable indirecto de la muerte de Theo y Duck. Ella, definitivamente, había sido una buena persona.

-Dios, ¿y me quieren decir porque carajos no me lo contaron antes?-pregunté muy molesta. No debieron ocultarme algo así.

-Te veías muy lastimada por la muerte de... Nati-a Ross le costó un poco decir su nombre. Todavía no lo superaba, nadie lo había hecho.

-Ustedes estaban peor que yo. Oh, Dios-repliqué bajando la cabeza hasta mirar mis zapatos.

-Hemos llegado-anunció Max, intentando calmar el tenso ambiente. Ross, sin decir palabra, se marchó al baño de hombres, seguramente para revisarlo.-Clem, ve a revisar el baño de niñas, ¿vale?-pidió. Asentí sin ganas y entré al lugar.

Estaba sucio, completamente sucio. Si mi madre hubiera visto ese lugar, le agarraría un infarto. Hasta a mi me parecía repulsivo, y eso que yo era una desorganizada.

Fui abriendo cada una de las puertas del lugar, esperando encontrarme con algún caminante. Pero, para mi suerte no había ninguno de ellos. Tan solo sangre seca.

-Bien, no hay ninguno de ellos aquí.-me dije mientras me acercaba al espejo. Y luego reí, pues había hablado conmigo misma-Clem eres la leche-me dije nuevamente.

Intenté abrir la canilla del agua caliente. Pero, no salía, no había nada. Por lo que suspiré, y de mi mochila saqué una botella de agua, y un pañuelo. Lo moje, y lo pasé por mi cara, para limpiarme un poco.

Luego, me miré atentamente en el espejo. En éstos 7 meses había crecido bastante de altura, y estrategia. Estaba algo bronceada, seguramente se debía a las largas horas que pasábamos caminando bajo el sol. Mi cabello estaba corto, eso me había aconsejado Nati, y yo lo dejaba súper corto, para estar segura. Todavía conservaba mi gorra, la que mi padre me había dado.

En ese momento, sin querer, hice un mal movimiento, y golpeé la botella de agua, provocando que cayera, y rodara por debajo de uno de los baños.

-Mierda-maldije por lo bajo. Dejé la mochila sobre el lavabo, mal error. Y me aproximé, la tomé, justo cuándo sentí que alguien entraba al lugar. Por lo que me alarmé, y me subí al inodoro, cerrando la puerta, para que no me descubrieran.

Por la rendija de la puerta, pude observar que era una mujer, morena, y no parecía pasar de los 20 años. Tomó mi arma, y fue abriendo puerta por puerta, hasta llegar a la mía.

-Sal de ahí, y ya te vi-ordenó con seriedad y frialdad. Con el corazón latiendo a mil, hice caso, saliendo del cubículo, y mirándola, mientras ella revisaba mi mochila, y al mismo tiempo me apuntaba con el arma.

-¿Vas a lastimarme?-pregunté con inocencia. Ella me lanzó una fugaz mirada.

-Solo si eres estúpida-contestó con brusquedad. Siguió revisando, y por la puerta del baño, pude ver la cabeza de Max, quién estaba algo alarmado, al ver que estaba desarmada.-mira toda ésta mierda, ¿como demonios has llegado hasta aquí?-preguntó sin esperar respuesta. Luego, sacó una foto que Nati me había dado.-¿ella es tu madre? Tiene pinta de zorra-zorra serás tu, quise decirle, pero si lo hacía, probablemente me mataría.-¿de dónde sacaste ese gorro?-me preguntó señalandolo.

-Es mío, mi padre me lo dio-contesté con el odio recorriendome por completo.

-Damelo-ordenó con frialdad. Max se iba acercando cada vez más a ella, en un intento de sacarle el arma. Pero, la puerta se cerró, haciendo ruido, por lo que la mujer volteó alarmada, y disparó. Max, miró su camiseta blanca, la cuál iba manchandose de sangre. Cayó de rodillas al suelo, y luego cerró los ojos.

En ese momento, Ross entró bruscamente, seguramente atraído por el disparo, y miró a Max, quién se desangraba lentamente. Miró a la mujer, apuntandole con la escopeta.

-Lo siento, lo siento. No fue mi...-ella no pudo decir nada más, pues Ross le disparó a la cabeza. Y luego se arrodilló, haciendo presión sobre la herida de Max, en un intento de poder detener la hemorragia.

-Él va a estar bien, va a estar bien-aseguró, con una tranquilizadora sonrisa, por lo que suspiré de alivio.

The Walking Dead: Season TwoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora