Capítulo 6.

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P.V.O (CHESTER)

Cuando Kassia me propuso ir a la playa me pareció genial, la verdad es que este calor se hacía insoportable y bueno sorprenderla con mi fabuloso cuerpo que había conseguido estos años en el instituto como capitán del equipo de fútbol americano y no es que sea egocéntrico, bueno un poco, pero sobre todo quería ver la reacción que produciría en ella.

Alistamos todo y en seguida estabamos de camino a la playa. La verdad es que la playa era preciosa, aguas cristalinas, arena fina.. aunque era lógico al ser una reserva natural. Colocamos las toallas en la arena y la sombrilla. Mientras ponía la nevera en la sombra vi como Kassia se quedaba en bikini, realmente era preciosa, más que preciosa perfecta. Me quedé en bañador enseguida y ahí estaba la reacción que quería, ella mirándome embobada.

-Te gusta lo que ves?.- le pregunté burlonamente.-

-Y a ti te gusta lo que ves?.-puso una pose de lo más tierna y sexy a la vez que mis palabras salieron solas.-

-Me encanta lo que veo.- vi que se puso más roja que un tomate y se fue corriendo en dirección al agua, pero quería hacerla sufrir un poco.

-A dónde crees que vas?.- le dije mientras la cogía de la cintura y la levantaba en el aire.-

-A..aa ningún sitio.- no le di tiempo a decir nada más por el simple hecho de tenerla tan cerca de mí y de las descargas eléctricas que sentía en mi cuerpo al tener mis brazos rodeando su cintura, asi que sin previo aviso la lancé al agua.-

-Pero serás..ven aquí que te vas a enterar americano!.-su falso tono de enfado no funcionaba para nada y menos con las arrugitas que se le formaron en la boca intentando reprimir una carcajada.-

-Uy que miedo me das.- me encanta molestarla.-

Estuvimos por lo menos una hora en el agua y cuando salimos vi por el rabillo del ojo que venía corriendo dispuesta a tirarme en la arena, asi que me di la vuelta y la tiré conmigo, quedando ella encima de mí con nuestras caras a escasos centímetros. No puedo describir lo que me producía el sentir su respiración agitada contra mi cara y sus preciosos ojos azules mirándome de par en par.

-Eres preciosa.-puso cara de sorpresa, pero más me sorprendí yo por mis palabras y claro se volvió a ruborizar.-

-Vamos a comer algo?estoy muerta de hambre.-se la notaba nerviosa, y para que mentir, yo también lo estaba.-

Cuando terminamos de comer nos pusimos a tomar el sol y vi una clara oportunidad de volver a molestarla.

-Españolita toma.- le dije mientras le lanzaba el bote de crema solar.-echame en la espalda.-

-Ni lo sueñes.-eso ya lo veríamos.-ni que me fueras a echar tu crema a mi.-

-Claro que si, no voy a dejar que mi españolita se queme.-esperaba alguna chancla volando hacia mi cara.-date la vuelta.-la chancla no llegaba, ni ningún objeto volador que aterrizase en mi cara, mi sorpresa fue cuando la vi ya boca abajo.

Su piel era suave, su cintura fina y perfecta, tenía un cuello que me pedía a gritos que lo besara, pero me limité a pasar uno de mis dedos por él de vez en cuando y más cuando veía su piel erizada. Seguí con caricias suaves y menos mal que se levantó de golpe, si no el poco autocontrol que tenía hubiera desaparecido.

-Bueno ahora te echo yo.-creo que se me va a hacer difícil controlarme.-

-Como quieras.- le dediqué una de mis mejores sonrisas.-

Creo que esto era mucho peor que lo de antes, enserio, como podían unas manos tan finas y pequeñas hacerme sentir tanto? Cada uno de sus movimientos me estaban volviendo loco, estaba perdiendo la razón cada minuto que pasaba y como el tiempo siguió pasando, la perdí completamente y no dudé en darme la vuelta y atraerla hacia mi cuerpo. Con una mano le acariciaba la cara y con la otra delineaba sus perfectos labios que me moría por besar. Acerqué mi boca a la suya rozándo sus labios con lo mios hasta que no aguanté más y la besé, esta vez era una beso tierno, profundo, que ella me correspondía, hasta que con mi lengua repasé su labio inferior y me dió permiso para profundizar más ese beso. Cada vez eran más desesperados, hambrientos y apasionados y yo no sabía cuanto tiempo más iba a aguantar.

El Intercambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora