|Capítulo 17| ✔

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Constance y sus dos hijas volvieron a su casa después del picnic en Regent's Park. Le entregaron la cesta a Philip una vez que entraron a la casa.

Aquella noche arrancaba la temporada propiamente dicha.

Anna, estaba evaluando a cual ir primero, pues aquella noche había dos eventos. Decidió que iría a la de Lady Robert. Esperaba ver a Robín en la fiesta.

Subió a su alcoba y encontró colgado en la puerta del ropero el vestido color rosa con cuentas bordadas que había encargado a la modista. Había llegado mientras ella y su madre se encontraban en el picnic.

Se bañó, luego de secarse con las toallas y de ponerse las enaguas, la doncella la ayudó a ponerse el vestido y le cepilló el pelo, se lo sujetó con horquillas dejando unos bucles sueltos.

Una vez estuvo lista agarró su abanico haciendo juego y bajó a reunirse con su madre y su hermana.

Subieron al carruaje y se pusieron en marcha. Anna se sentía más nerviosa que otras veces.

Durante el trayecto, Anna recapacitó sobre la conversación que había tenido aquel día con Cloe y Jona, ¿Y si estaban en lo cierto, y Robín la amaba y no lo sabía?, ¿y si le decía lo que sentía por él y resultaba que él no sentía lo mismo? Ella se había dado cuenta de que él se sentía atraído hacia ella, pero no quería solo eso sino que la amara también. No se le ocurría ninguna estrategia para hacer que él confesara lo que sentía por ella. Se le formó un nudo en el estómago por los nervios.

Al entrar en la estancia se encontró que estaba abarrotada de invitados. Con la cantidad de personas que había se le dificultaba saber si Robín se encontraba en el lugar. Decidió comenzar a deambular.

Mientras caminaba se encontró con Jonatan y ambos despidieron seguir caminando.

-¿Hace mucho que llegaste? -preguntó Jona.

-No, hace solo un momento. Hay demasiadas personas. -Contestó Anna- ¿Has visto a Chloe?

-No, capaz que no llegó aún. -Respondió Jonatan algo decaído.

-Ya vendrá, no te desanimes. -Lo alentó Anna- ¿Cuándo le vas a hablar de tus sentimientos con ella?

-No lo sé, no estoy seguro de que sienta algo hacia mí.

-Yo no diría lo mismo. -Anna no tenía la intención de delatar a su amiga, pero tampoco quería ver a su amigo sufrir de ese modo.

-¿Qué... quieres decir? -preguntó Jonatan sin comprender.

-Lo que quiero decir, es que ella siente lo mismo por ti. -Le confesó Anna.

-¿Lo dices en serio? -Jonatan se quedó de repente sin habla.

-Si, me hizo prometerle que no te lo diría pero no puedo verlos sufriendo así. -Se sinceró su amiga -Ella te ama.

-Supongo que tendré qué hablar con ella. -Dijo Jonatan con una sonrisa de alegría.

-Si, pero no le digas nada que te dije, me mataría si supiera.

-No le diré que fuiste tú, tranquila.

Durante el recorrido por el borde del salón Anna no dejaba de mirar a los invitados esperando ver a su caballero de ojos castaños.

Cuando llegaban donde estaba la entrada, lo reconoció de inmediato, Robín vestía un sobrio traje negro y camisa blanca. Se encontraba parado buscando algo con la mirada.

Mientras Anna y Jona se acercaban, Robín encontró el objeto de su búsqueda. Su vista se clavó en ella.

Anna se sintió arder por dentro mientras la recorría con la vista de la cabeza a los pies.

Cuando se estaban por acercar a Robín, a Anna se le desbocó el corazón y se le comprimieron los pulmones por la falta de oxígeno.

Robín cubrió la distancia que los separaba, sintiendo como si en la sala no hubiera nadie más que ellos dos.

-Buenas noches, señor Mc Calister. -Saludó haciendo una reverencia- Anna, ¿me permites hablar un momento contigo?

-Si, por supuesto Rob. -Contestó Anna casi sin pensarlo- Enseguida vuelvo Jona, si la ves a Chloe, dile que después la veo.

Y sin más Robín se dirigió a uno de los laterales con la mano de Anna apoyada en su brazo.

Al llegar a un rincón, Robín tomó el picaporte y empujó la puerta, traspusieron el umbral y se internaron en un corredor iluminado por la luz de la luna que entraba por los ventanales. Luego la guio hasta una columna lo suficientemente grande para cubrirla.

-Ponte detrás de la columna, cosa que si entra alguien piense que estoy yo solo. -Le ordenó Robín.

-¿Cómo has estado? -le preguntó Anna.

-Bien, algo ocupado, ¿y tú?

-Bien, hoy fue el picnic en Regent's Park, y festejamos que mi hermana se comprometió hoy.

-Mis felicitaciones a tu hermana entonces. -Contestó Robín algo tenso.

-Gracias Rob y dime, ¿De qué quieres hablar? -preguntó Anna en voz baja.

-Yo... Tengo intenciones de casarme contigo. -Declaró Robín.

-¿Por qué? -preguntó Anna sorprendida.

-¿Por qué, preguntas?, por qué nos hemos visto a solas sin una carabina presente, sin contar que nos hemos besado y no quiero arruinar tu reputación y la de tu familia. Imagina que alguien se entere, ¿Cómo crees que quede tu hermana?

-Si es solo por eso, mi respuesta es no. No alcanza solo con eso.

Ella quería más que solo eso, quería su rendición y no se conformaría con menos.

-Mi reputación esta sana y nadie la ha puesto en duda. Así que no hay de que preocuparse.

-Por favor, piénsalo. -Le suplicó tomándola de los hombros y atrayéndola hacia él.

Robín inclinó la cabeza y le rozó los labios con los suyos. Su aroma a rosas lo embriagó y casi hizo que perdiera por completo el juicio. El murmullo de la música le recordó donde estaban.

Anna aceptó el beso, el olor a almizcle mezclado con jabón para afeitar le estaba haciendo estragos en sus sentidos. El beso se prolongó más de lo debido. Robín cambió de posición y profundizó el beso hasta que luego de un rato se apartó de Anna.
Ambos sintieron la pérdida de calor.

-Por favor, amor mío, piensalo. -Le dijo sosteniéndole la mejilla y pasándole un dedo por los suaves labios.

-Debo irme, alguien nos podría ver y esto terminaría en un completo desastre.

Anna salió de detrás de la columna y se encaminó a la puerta, giró el picaporte y salió sin ningún inconveniente.

Robin se quedó ahí, pensando en lo que había pasado tan solo un instante atrás. Había creído que iba a ser fácil, pero se encontró con una joven difícil de convencer. Los argumentos no parecían importarle en lo más mínimo.

-Pues eso tendrá que cambiar. -Se dijo para sí mismo, se dirigió a la puerta y salió al salón.

Amor eterno®✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora